lunes, 31 de agosto de 2015

Alegato y olvidos de González sobre Cataluña / Pablo Sebastián *

PP y PSOE saben lo mucho que hay en juego para España y también para ambos partidos en las elecciones catalanas del próximo 27 de septiembre. Y aunque comparten el objetivo de librar batalla por la unidad de España y desenmascarar las falsedades y victimismos que inundan el discurso independentista, ambos partidos caminan por vías paralelas temerosos que la unidad de acción dañe sus expectativas electorales.

Sobre todo si se presentan como frente españolista y eso da alas a los independentistas y les hace sucumbir hasta posiciones minoritarias en el Parlamento catalán que, por primera vez en muchos años, contará con hasta ocho grupos políticos lo que hará complicada o imposible la gobernabilidad. Asimismo, PP y PSOE tienen a finales de año unas elecciones generales donde está en juego el Gobierno de la nación y donde el bipartidismo sufrirá el embate de las fuerzas emergentes del centro y la izquierda, Ciudadanos y Podemos, lo que obligará a futuros pactos de Gobierno sobre los que ahora nadie quiere hablar por temor a desmovilizar su propio electorado.

Pero así las cosas la campaña electoral catalana está en marcha y desde uno y otro lado del arco político español se empieza a tomar posiciones y a lanzar proclamas e iniciativas, porque los comicios del 27-S no solo son catalanes sino también españoles porque se pretende soslayar la soberanía nacional en menoscabo de la unidad de España.

Es, en esa especial contingencia política, en la que se inscribe el texto del artículo de Felipe González publicado en el diario El País, su carta a los catalanes, a los que pide su voto a favor de España al tiempo que denuncia las falsedades del proceso secesionista y advierte del riesgo de la secesión que convertiría Cataluña en una nueva Albania europea. A la vez, y con críticas al inmovilismo del PP de Mariano Rajoy, Felipe González pide diálogo y reformas, aunque avisa que desde fuera de la legalidad nada se puede hablar ni negociar.

Está bien lo que dice González, pero él y el PSOE son parte de la crisis y el problemas catalán porque, si bien es cierto que el inmovilismo del PP tensó las relaciones con el nacionalismo catalán, no es menos cierto que los temerarios acuerdos de Maragall, Montilla y Zapatero -el que llegó a decir que la nación española era ‘discutida y discutible’- con el independentismo radical de ERC legitimaron su discurso secesionista y provocaron varias crisis internas en el PSC. Hasta incluso asumir, en su nombre y por lo tanto en el del PSOE, el derecho de autodeterminación que niega la soberanía nacional española, lo que ahora y muy tarde los del PSC acaban de rectificar mientras siguen sus coqueteos con ERC.

¿Qué dijo en su día González de todo esto, o de los abusos en contra del uso del idioma español en Cataluña, o sobre las violaciones constantes de la legalidad, o sobre la Consulta de 9N en la que el PSC se puso de perfil? Nada o casi nada. Como tampoco ha dicho nada en su artículo a propósito de la corrupción y el abuso de poder de Convergencia –así se lo han recriminado desde Podemos y Ciudadanos- quizás porque sabe que él tiene en su particular bagaje político ‘las espaldas de cristal’.

Errores a parte del PSOE y del PP, lo que está ocurriendo en Cataluña, al margen de la verdad y de la ley –que ya se ha conculcado en varias ocasiones por el Gobierno de Artur Mas- no se soluciona con ofertas de mas regalos y concesiones al nacionalismo a cambio de una retirada que ya es imposible de su proceso secesionista. Y menos aún para premiar a quienes amenazan la unidad nacional, porque semejante premio al disidente cundiría como mal ejemplo y haría el mismo mal que provoca la violación de la ley y del marco constitucional.

La soberanía nacional es innegociable, aunque es cierto que existe el problema catalán de sentimientos y desconfianzas mutuas con España. Pero sobre todo basado en la gran mentira del ‘España nos roba’ en plena crisis internacional. Una falacia que todavía no se ha conseguido desmontar con claridad por más que las corrupciones de Convergencia y los Puyol indican el lugar exacto donde está la cueva de Alí Babá.

En primer lugar hay que ganar las elecciones al independentismo y en segundo lugar hay que garantizar sin complejos el cumplimiento de la legalidad. Y luego si se recupera la normalidad se podrá hablar de otras cosas pero siempre en condiciones de igual con el resto de las regiones de España y no como premio al chantaje y la arbitrariedad. González ha dicho cosas sensatas, pero ha olvidado otras en las que el PSOE tiene su parte de responsabilidad.


(*) Periodista


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