Diccionario de la Real Academia. Acepciones de podredumbre: 1.
Putrefacción o corrupción material de las cosas. 2. Cosa podrida. 3.
Corrupción moral. Me sirve cualquiera de ellas. El ingreso ayer en la
prisión de Tahíche (Lanzarote) de Josefa Hernández, de 62 años, para
cumplir una pena de 6 meses por no derribar su casa, es un síntoma, una
muestra palpable de hasta donde llega la podredumbre de la Justicia en
España.
No conozco los detalles del sumario, pero con lo que conozco me basta
y me sobra. Josefa tiene a su cargo dos hijos, uno discapacitado, y
tres nietos. Fue condenada a 6 meses de cárcel, una multa de 700 euros y
el derribo de la casa en la que vive con su familia en Fuerteventura,
construida en un espacio protegido. Josefa pagó la multa, pero no tiró
abajo la humilde vivienda porque no tiene donde alojarse con su familia.
La fiscalía, en julio, no se opuso a que el ingreso en prisión se
suspendiera y Josefa se comprometía a demoler la casa. El pasado sábado,
recomendó suspender el ingreso en prisión decretado por el juez a la
espera de la petición de indulto formulada por la familia. Pero ayer, a
las tres y media de la tarde, se consumó la ignominia y Josefa ingresó
en prisión.
El juez que haya consumado esta indignidad no creo que pueda dormir
tranquilo. Todos sabemos, aún sin ser juristas, que el nivel de
discrecionalidad en la interpretación de las leyes es notable. En España
tenemos delante infinidad de casos más graves en los que los jueces no
han decretado el ingreso en prisión, preventiva o de personas
condenadas, cuando podían haberlo hecho. Sin ir más lejos infinidad de
constructores que han levantado edificios ilegalmente, por ejemplo en la
misma isla de Lanzarote, por mencionar casos con similitudes evidentes.
Tanto escrúpulo en la aplicación de la ley con los más desfavorecidos y
que laxitud con los poderosos. Es una vergüenza que esta mujer esté
entre rejas, aunque vaya a salir pronto.
Y ahora el ministro Soria va y dice que está muy sensibilizado con
este asunto y que está en contacto con su colega de Justicia, Rafael
Catalá, para agilizar el indulto. A buenas horas. Que no nos venga con
mandangas de sensibilidad. La puñetera piel del PP. Piel de elefante, en
todo caso. ¿Cuántas veces se han reunido Soria, el sensible, o
Fernández, el piadoso, con Josefa y su familia? ¿Cuántas gestiones ha
hecho antes de consumarse la ignominia el Gobierno para evitar que
ingresara en prisión esta mujer? ¿Le ha enviado Rajoy a esta mujer algún
sms tipo “Josefa se fuerte, te llamo mañana”?.
Claro que hay que cumplir las leyes. Pero la Justicia, para que sea
justa ha de ser, además ajustada la letra y el espíritu de la ley,
rápida y proporcionada. Que en la España del año 2015 Josefa pase un
segundo entre rejas es una vergüenza intolerable. No recuerdo quien
escribió que la obra maestra de la injusticia es parecer justo sin
serlo. Y es verdad. El nivel de dignidad de los jueces y de los
gobiernos se acredita en cómo tratan no a quienes viven con recursos
suficientes, sino en cómo atiende a los nadie, a aquellos que viven en
la escasez. Ahí se retratan los poderes públicos. Y admitir que se
consume una injusticia, como ha sucedido en este caso con tantos que
ahora se llenan la boca pidiendo el indulto, posibilita que se consumen
muchas más.
La podredumbre del régimen que agoniza alcanza ya límites
insostenibles. Cada minuto que pase Josefa en prisión debiera
avergonzarnos a todos. Una injusticia de este calibre es una amenaza
grave para todos los ciudadanos. Y recuerden a Niemöller: “Cuando
vinieron a por los comunistas guardé silencio, porque yo no era
comunista. Cuando vinieron a por los socialdemócratas guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a por los
sindicalistas no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando
vinieron a por los judíos no pronuncié palabra, porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí, no había nadie más que pudiera
protestar”. Pues eso.
(*) Periodista
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