viernes, 21 de agosto de 2015

Tsipras propone elecciones anticipadas sin cumplir ninguna de sus promesas / José Hervás *

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha querido hacer de su necesidad virtud al anunciar el pasado martes su dimisión y proponer al Presidente de la República la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas. La noticia que habría pasado inadvertida hace unos años, se ha convertido en una cuestión política y económica capital para nuestro país.

En el ám­bito eco­nó­mico, desde que se du­dara de la ca­pa­cidad de Grecia, e in­cluso de las ins­ti­tu­ciones eu­ro­peas de al­canzar un acuerdo para salvar a Grecia de la quiebra y el fu­turo del euro, los mer­cados se han visto afec­tados de una enorme vo­la­ti­li­dad.

El ejemplo más re­ciente ha sido este martes en que el ín­dice más re­pre­sen­ta­tivo la bolsa es­pañola ha caído el 1,81 %, por lo que ha per­dido el nivel de los 10.600 pun­tos. Los ana­lis­tas, como siempre des­pués de que hayan su­ce­dido las co­sas, in­ter­pretan que se ha de­bido a las in­cóg­nitas que pro­voca el ade­lanto de las elec­ciones en Grecia, las dudas sobre el efecto que tendrá la pre­vi­sible subida de tipos de in­terés en EEUU, la subida de la co­ti­za­ción del euro y la im­por­tante caída de las ma­te­rias pri­mas.

En el ám­bito po­lí­tico los ana­listas con­si­deran que la asun­ción del primer mi­nistro he­leno en su de­cla­ra­ción ins­ti­tu­cional pi­diendo elec­ciones an­ti­ci­padas se va a con­vertir en la cues­tión clave del de­bate de Presupuestos Generales del Estado y de la pró­xima cam­paña elec­to­ral.

Tsipras ha sido claro. Sus pa­la­bras tex­tuales ad­miten que: “no con­se­guimos el acuerdo que que­ría­mos, pero dada la si­tua­ción, con­se­guimos lo mejor po­si­ble”. E in­me­dia­ta­mente des­pués ha pe­dido al pueblo he­leno que se ma­ni­fieste sobre si con­si­dera que ha ne­go­ciado bien o no.

Tsipras que dijo que no pa­garía la deuda, que no ne­go­ciaría con los in­ver­sores in­ter­na­cio­na­les, que no pri­va­ti­zaría el pa­tri­monio he­leno, que im­pon­dría sus cri­te­rios y que Alemania no de­ci­diría el fu­turo de Grecia, ha acep­tado todas las exi­gen­cias in­ter­na­cio­na­les.

Ha pa­gado este martes otro nuevo plazo de su im­pa­gable deuda, ha pri­va­ti­zado siete ae­ro­puertos ven­dién­do­selos a in­ver­sores ale­ma­nes, los or­ga­nismos in­ter­na­cio­nales le han fi­jado los cri­te­rios más duros que hayan im­puesto nunca jamás a un país eu­ropeo desde el fin de la Segunda Guerra mun­dial y no se ha des­car­tado nin­guna de las exi­gen­cias im­puestas por la can­ci­ller ale­mana, Angela Merkel.

Está muy bien que Tsipras pida que sea ahora el pueblo griego quien de­cida con su voto al líder que deba con­ducir a Grecia al ca­mino di­fí­cil, pero con es­pe­ranza, que se abre y qué fuerza po­lí­tica ne­go­ciará mejor la re­duc­ción de la deuda he­lena.

Serán los griegos quienes de­ci­dan. Pero a tenor de los nulos lo­gros con­se­guidos du­rante los menos de 8 meses que ha du­rado su man­dato, lo que está claro es que una cosa es pro­meter en la cam­paña elec­to­ral, y otra muy dis­tinta, los re­sul­tados que se ob­tie­nen.

Poco antes de que pro­pu­siera la con­vo­ca­toria de elec­ciones ge­ne­rales el primer mi­nistro griego, el pri­mero en de­nun­ciar las du­rí­simas con­di­ciones que ha ad­mi­tido Alexis Tsipras, ha sido su ex mi­nistro de eco­no­mía, Yanis Varufakis, que ha pu­bli­cado in­tegra su pro­puesta. Nada que ver con lo fir­mado por Grecia.

Pese a ello Tsipras dice sen­tirse or­gu­lloso de la ne­go­cia­ción de su Gobierno con los acree­do­res. Asegura además tener la con­ciencia tran­quila porque Europa no es la misma des­pués de estos seis meses de ne­go­cia­cio­nes.

De toda su in­ter­ven­ción te­le­vi­sada, en la que ha mos­trado un in­sul­tante bron­ceado ante los miles de he­lenos que han con­fe­sado que no po­drán irse de va­ca­ciones este año, solo pa­rece de­fen­dible su em­peño de que el pró­ximo go­bierno siga lu­chando contra la co­rrup­ción y la eva­sión fis­cal.

(*) Periodista

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