Como se temía, el otoño político que se acerca, lejos de mejorar la
situación económica y social española puede acabar empeorándola. Sobre
todo porque los más influyentes analistas de los mercados
internacionales le añaden a España el riesgo de inestabilidad política
que se puede desprender del resultado de las elecciones autonómicas
catalanas del 27 de septiembre y de las generales de final de año.
La economía empeora lo que desbarata los pronósticos optimistas del
Gobierno de Rajoy pero al contrario de lo que piensan algunos esas malas
noticias podrían beneficiar electoralmente al PP y su discurso del
miedo al cambio y al triunfo de la izquierda, porque puede que los
votantes busquen, en medio de la tormenta, un espacio de estabilidad
lejos de cualquier aventurismo.
El deterioro de la economía y las finanzas internacionales que viene
de China y amenaza a los mercados emergentes ha impactado con fuerza en
las Bolsas de Occidente. Y especialmente en las europeas donde el Ibex
se ha dado un severo batacazo dejándose un 5% en un solo día, lo que
coloca la Bolsa de Madrid por debajo de los 10.000 puntos (9.750), su
peor registro del año.
Malas noticias a finales del verano por las malas expectativas chinas
y su repercusión en Asia y otras naciones emergentes del Planeta -como
Brasil- que también sufren la caída de precios de las materias primas,
el petróleo ahí incluido. De la misma manera que en la UE permanece la
crisis política de Grecia y crecen las oleadas de la inmigración, y en
España estamos a la espera de dos procesos electorales que van a ser
determinantes. Y a no perder de vista las próximas decisiones de los
Estados Unidos sobre la posible subida de los tipos de interés, lo que
facilitaría el trasvase de fondos en naciones emergentes hacia USA.
Todo esto que prejuzga un aplazamiento de la recuperación económica
española puede acabar beneficiando las posiciones más conservadoras en
Cataluña y en toda España, en contra de lo que parecería más lógico como
sería un voto de castigo al Gobierno PP por el incumplimiento de sus
objetivos.
En Cataluña porque a los peligros de desestabilización política que
encierra el proyecto independentista de Artur Mas, se añadirá el
empeoramiento general de la economía del que en este caso los
nacionalistas no podrán culpar a España, como en ellos suele ser
costumbre, sino a ellos mismos y como mucho a los problemas de la
economía internacional.
Motivo por el que cabe imaginar que los votos moderados del centro
político catalán, y ahí incluidos los de los nacionalistas, se pensarán
muy mucho el voto que van a depositar en las urnas porque no está
Cataluña, España ni la UE para soportar aventuras hacia ninguna parte,
como las que proponen los primeros dirigentes de Convergencia y ERC.
En el ámbito de las elecciones generales el empeoramiento económico y
financiero internacional puede beneficiar al PP en el menoscabo del
PSOE y también de Podemos, porque las recetas de estos últimos están en
el punto de miras de los analistas con el calificativo de alto riesgo.
Naturalmente siempre y cuando estos coletazos de la crisis económica en
el último cuatrimestre del año no sean demoledores, porque en ese caso
el PP también sufriría un duro castigo electoral.
En todo caso vamos a ver si estamos ante un paréntesis de la crisis
de China y no ante un problema de mayor calado que dañaría y mucho la
recuperación económica de la Unión Europea y de España lo que sería una
pésima noticia para los españoles al margen de lo que ocurra en el campo
electoral.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario