jueves, 30 de julio de 2015

Tres décadas manipulando el voto / José Antonio Pujante *


Más de tres décadas ha necesitado la Región de Murcia para lograr una ley electoral democrática que equiparase el sistema electoral murciano al del resto de autonomías españolas. Para reformar la Ley era requisito obligado acabar con la mayoría absoluta, y para acabar con la mayoría absoluta era casi indispensable acabar con una Ley que se ideó hace treinta años para fabricar mayorías absolutas. 

La norma de 1987, ahora reformada, manufacturaba mayorías otorgando un plus de representación parlamentaria a los dos principales partidos del sistema; una especie de 'bonus' electoral que se detraía a las minorías políticas, mediante el establecimiento de una barrera o umbral de representación muy elevado para obtener escaño "el 5% en el conjunto de la Región" y de un cuarteamiento artificial de la provincia en cinco distritos electorales de magnitud diversa y generador de umbrales efectivos, en algunas de esas circunscripciones, imposibles de alcanzar para las terceras fuerzas políticas.

Romper ese círculo vicioso, esa anomalía que ha singularizado a la Región de Murcia del resto de autonomías, ha costado ocho legislaturas, y sólo ha sido posible en una suerte de confluencia de factores. Las elecciones de mayo han coincidido con uno de los picos más altos de la crisis del bipartidismo en España, con una gravísima situación de emergencia social y económica en la Región, con un partido de gobierno acorralado por casos de corrupción, y con la ruptura en la parte derecha del espectro político del sólido monopolio electoral que en ese territorio ideológico ha ostentado el PP durante décadas. Aún así, el PP ha quedado a un solo diputado de la mayoría absoluta. Con un 37% por ciento de voto, la Ley Electoral le ha otorgado mecánicamente casi un 49% de los escaños de la cámara.

La reforma de dos de los cuatro principales elementos del sistema electoral „circunscripción y umbral„ fue durante años objetivo político esencial de quienes aspiraban a dotar al sistema de justicia electoral, singularmente de Izquierda Unida, que a lo largo de nueve legislaturas, y por la peculiar forma con la que esta Ley ha convertido los votos populares en escaños, se ha dejado en el camino nada menos que trece diputados. Dos de ellos en las últimas elecciones.

No obstante, esta modificación, ahora auspiciada por toda la oposición parlamentaria, interesa, salvo al PP, a todos los grupos políticos. Todos han actuado conforme a la teoría de la elección racional. Si el voto en las elecciones de mayo se hubiese leído a la luz de la nueva Ley es cierto que el PSOE hubiese perdido un diputado. Pero aun cuando su cambio de opinión pueda parecer paradójico „ellos son los responsables históricos de ese engendro legal que ha sido la Ley Electoral murciana„ ese cambio los reconcilia con una reivindicación, con una bandera que durante tres décadas empuñó en solitario IU, que se ha hecho cada día más popular y hoy está ampliamente respaldada por la sociedad. De otro lado, ya en el plano de la aritmética parlamentaria, conviene perder un escaño si tu rival más directo pierde tres y quienes se los apuntan son potenciales aliados con los que poder construir una mayoría de gobierno alternativa. Esas son las cuentas del PSOE.

Las matemáticas de Ciudadanos son las más claras, de hecho ha sido su grupo parlamentario el que ha promovido la proposición de Ley que ha reformado un sistema que el pasado 24 de mayo les birló dos escaños. La reforma de la Ley dejaría a Podemos con los mismos seis escaños que obtuvo en mayo, pero a futuro les interesa esta reforma. Baste señalar que dos de sus seis diputados, y particularmente el obtenido en el Guadalentín, no están precisamente entre los primeros cocientes mayores una vez aplicada la fórmula D´Hont a los votos válidos; que en su mejor momento han demostrado estar a muchos kilómetros de arañar escaño en las dos circunscripciones pequeñas; y que la demoscopia, desde las elecciones a esta parte, les dibuja líneas a la baja.

La urgencia en aprobar la reforma, estrechamente vinculada a una eventual imputación del presidente de la Comunidad que podría desatar el pacto de investidura con Ciudadanos, ha dejado fuera del debate otro de los elementos fundamentales de todo sistema electoral: el de la fórmula o método electoral. Toda vez que los grupos parlamentarios han mostrado su predisposición a retomar en un futuro no muy lejano otras reformas en la Ley, IU les va a trasladar, entre otras, una propuesta sobre ese extremo. 

Tras tres décadas padeciendo una Ley electoral muy poco democrática, creemos llegado el momento de que nuestra Región sea pionera en España dotándose de una norma que elimine todo elemento distorsionador de la proporcionalidad. Y en tal sentido, ya en esa segunda fase revisora de la Ley, no estaría nada mal desprendernos de la fórmula D´Hont y traer a nuestra Ley a la más proporcional cuota Hare

Si la reforma del umbral y los distritos nos equipara al resto de España, con el cambio de la fórmula, podríamos presumir de la Ley electoral más democrática del país.

(*) Ex diputado regional por IU-Verdes

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