Dos noticias
casi simultáneas para La Moncloa. Buena noticia: ‘El resultado animará
al PP de Rajoy a reforzar su mensaje de que es el partido con las
cualidades para cuidar de la recuperación española’. Y muy mala noticia:
‘La reelección hoy de Jeroen Dijsselbloem como presidente del Eurogrupo
resultó un fiasco para España, que aspiraba a ganar peso en la UE con
el nombramiento de Luis de Guindos’.
Y
otras dos noticias para Podemos. La buena, aparentemente, a juzgar
por este tuit de Íñigo Errejón: ‘Dijsselbloem es reelegido
presidente del Eurogrupo. El servilismo de Rajoy, sin recompensa:
De Guindos se queda fuera’. Y la mala: ‘El acuerdo sobre Grecia muestra
las limitaciones que afronta Podemos, el aliado de Syriza en
España’.
Son algunos titulares y frases de la prensa nacional e
internacional este martes dentro del océano mediático que inunda
las portadas, las webs, las redes sociales y los noticiarios de
radio y TV. No hay muchas referencias a España, porque es Grecia la
protagonista. Pero la derrota de Guindos, que por mucho que se diga
ahora estaba más que cantada desde hace meses por la incertidumbre
de si el PP pierde las elecciones y deja de ser ministro, ha
despertado el interés, entre otros AFP y DPA.
La agencia
francesa subraya que Guindos ‘había sido considerado como una
posible alternativa y estaba en principio apoyado por la
canciller alemana Angela Merkel, pero los últimos meses Dijsselbloem
parece que había logrado el apoyo del influyente ministro de
Finanzas Wolfgang Schäuble’. Y la alemana: ‘La candidatura de
Guindos suponía para e Gobierno la oportunidad de ganar
representación en el ámbito europeo’, y el intento fallido ‘es
un golpe para el Partido Popular, el del jefe del Ejecutivo español, de
cara a las elecciones generales previstas para fin de año’.
Pero
el drama, tragedia, rendición o capitulación del primer
ministro griego Alexis Tsipras desata todo tipo de
interpretaciones. En un análisis de Bloomberg firmado por María
Tadeo y Charles Penty, se pone el acento en que el resultado final de
maratón de reuniones estos días ‘puede servir como un baño de realismo
a los aliados del primer ministro Alexis Tsipras en países como España
en su intento de alcanzar el poder’. Afirman: ‘España es el
barómetro más inmediato de las ramificaciones del acuerdo
cerrado con Grecia’.
Un acuerdo que estuvo a punto de no
llegar, de acuerdo con una minuciosa y casi angustiosa
reconstrucción de la larga noche del domingo al lunes en Bruselas,
durante la Cumbre de los líderes de los 19 países del euro. La firman
Anne-Sylvaine Chassany, Alex Barker y Duncan Robinson en Financial
Times, y algún detalle ha trascendido bastante, porque el relato se
colgó en la web del periódico no muchas horas después del fin de
las negociaciones.
Esa frase es la que figura como titular
del texto: ‘Lo siento, pero no es posible que salgáis de la sala’. La
pronunció el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk.
Eran sobre las seis de la madrugada del lunes, y todo estaba casi
roto. Punto muerto. Cansancio. Ganas de arrojar la toalla. Por eso Tusk
se dirigió a Tsipras y Merkel, que se dirigían a la puerta de
salida. Según FT, ese instante fue ‘lo más cerca que Grecia estuvo de
salir de la eurozona’. La discusión que se había atascado: el
fondo fiduciario de 50.000 millones activos para vender y pagar
deudas. A Tsipras le parecía la pérdida absoluta de soberanía.
Salvado el momento de peligro, se pudo readaptar la medida para
salvar la cara sin perder la eficacia.
FT cuenta otros momentos
y otras frase que sólo se comprenden por el cansancio y el ardor de
las discusiones. Como cuando el ministro de Finanzas de Finlandia,
Alexander Stubb, cargó contra los griegos ‘por su incapacidad de
hacer reformas en medio siglo’. O como Schäuble, que le espetó en un
momento a Mario Draghi, presidente del BCE: ‘No soy un idiota’. Se
sentía sermoneado. Fue una situación ‘muy fuerte, incluso
violenta’, según una fuente.
Hubo mucha, pero que mucha
tensión, con más invectivas de unos a otros. Al final, se cerró el
documento de siete páginas que contiene unos deberes para Grecia
que dan miedo. Lo describió un alto funcionario, y con su frase
termina el relato de FT: Crucificaron a Tsipras allí mismo, lo
crucificaron’.
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