martes, 7 de julio de 2015

La deuda de los partidos, deuda de todos / José Sánchez Mendoza *

La RAE ofrece dos definiciones para el término ‘plutocracia’: 1. Preponderancia de los ricos en el gobierno de un Estado. 2. Predominio de la clase más rica de un país. Este análisis semántico apenas desarrolla la etimología pura y dura del término, que viene del griego antiguo y significa, literalmente, ‘Gobierno de los ricos’.

Naturalmente, en un Estado mo­derno es harto di­fícil que el poder eco­nó­mico ocupe los cen­tros de mando a cara des­cu­bierta. Lo hace de forma más si­bi­lina, me­diante la con­ce­sión de pre­ben­das, el in­ter­cambio de fa­vores y, sobre todo, a través de la más for­mi­dable arma de so­me­ti­miento: la deuda.

Según el Tribunal de Cuentas, los par­tidos po­lí­ticos deben a la banca más de 205 mi­llones de eu­ros. Las cam­pañas, el des­pliegue me­diá­tico, los via­jes, los mí­ti­nes… nada de eso se paga solo; y ahí están las en­ti­dades fi­nan­cieras para con­ceder cré­dito a quien lo ne­ce­site, sin mirar si­glas o ideo­lo­gía.

Una vez abierto el grifo y llenas las arcas de la for­ma­ción de turno, no sólo se crea una obli­ga­ción mo­ne­taria para con el banco. También surge un vínculo de ho­nor: el pres­ta­tario em­peña su com­por­ta­miento fu­turo, cuando ocupe un cargo pú­blico y toque tomar me­didas eco­nó­mi­cas.

Hemos sol­tado la mosca, así que es­pe­ramos que te portes bien y no nos je­rin­gues cuando tu tra­sero esté en la pol­trona. Podemos lla­marlo leal­tad, si nos le­van­tamos de buen hu­mor, o va­sa­llaje, si te­nemos ganas de chin­char.

Prestar di­nero a los par­tidos po­lí­ticos es, pues, una in­ver­sión más. Y aquí es donde se gesta la pa­ra­doja que da lugar a la plu­to­cra­cia: a pesar del in­menso caudal de mi­llones que se ha des­ti­nado a la banca –y del que to­davía no hemos atis­bado nada pa­re­cido a una de­vo­lu­ción- ellos, los ban­que­ros, son acree­dores nues­tros.

No im­porta que el res­cate del mo­ri­bundo sector fi­nan­ciero cos­tase a las arcas pú­blicas una can­tidad va­rios ceros su­pe­rior al pa­sivo que deben los par­ti­dos. Como ges­to­res, los po­lí­ticos han con­ce­dido di­nero a la banca. Pero como lí­deres de sus res­pec­tivas for­ma­cio­nes, se han en­deu­dado, con lo que deben trazar las lí­neas de su Gobierno sin sa­lirse de los már­genes que es­ta­blecen sus be­ne­fac­to­res. Y así es como todos los de abajo, que nada hemos te­nido que ver en el ne­go­cio, nos co­memos sin pelar las con­se­cuen­cias de esa deuda.

España reúne todas las ca­rac­te­rís­ticas de una plu­to­cra­cia. El es­ta­blish­ment fi­nan­ciero –‘los ri­cos’- no se sienta en el trono, pero ma­niata a los que go­bier­nan. De poco sirve ir a votar cada cuatro años si luego son los con­sejos de ad­mi­nis­tra­ción los que criban los planes eco­nó­micos de la le­gis­la­tura.

(*) Periodista. Director de 'Distrito Financiero' 

No hay comentarios: