jueves, 23 de julio de 2015

A los colegios profesionales / Joaquín Contreras *

A estas alturas de la Historia, uno debería estar curado de espanto, por más que no pueda acabar de entender determinadas epístolas. En política, como en la guerra, se hacen extraños compañeros de cama. Quien crees que te apoya te da largas, quien debiera tener la visión amplia y preparar un diseño de futuro se queda en las cosas nimias que son las que les dan de comer, mientras sus colegiados que no han sido consultados, rechinarán los dientes, pero no escribirán ni una carta de queja.

Murcia es así, una ciudad pequeña que nunca ha querido salir de esa mentalidad de provincias que la hace incapaz de pensar en su futuro, jugando a caer tristemente en el maniqueísmo trasnochado: «Si no estáis con nosotros, estáis contra el AVE». Con la excepción de algunos nobles ejemplos que hace más de un siglo lucharon a la contra por un ferrocarril regional o por una universidad, entre los que nuestro más preclaro modelo es Jara Carrillo.

Nos encontramos ante la opción política que ha decidido jugar el Gobierno regional en lo que parece una reedición del tándem Valcárcel-Cámara: «Yo con el AVE, tú por el soterramiento», para mantener una falsa expectativa, porque, como dirían en la Huerta, «mientras rueda no es chamba».

Ya puestos, podían haberse quejado en 2012. Si hubieran sido tan firmes entonces, en vez de apoyar de nuevo la tesis oficial, la estación en Los Dolores, denunciando los problemas técnicos y medioambientales, hubiéramos tenido ambas cosas, pero entonces, como ahora, se plegaron a los dictados del poder y tendremos lo que nos merecemos: infrafinanciación y proyectos rebajados y a medio hacer.

Con estos mimbres, Fomento no ha tenido inconveniente en contestar a nuestras alegaciones al PITVI (Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda), sentenciando que «la solución consensuada para la integración del ferrocarril en Murcia ofrece una funcionalidad adecuada y segura para todos los tráficos que puedan discurrir por el corredor, por lo que se considera totalmente válida». 

Consensuada con las sumisas Administraciones regional y local, y los colegios profesionales (CC PP), porque con nosotros no ha sido. Así es que, si no cambian las cosas, Murcia se queda sin Camarillas, sin circunvalación de Mercancías, sin conexión a Cartagena en un futuro cercano, sin soterramiento en Murcia y Cartagena y, lo que es peor, sin conexión con Andalucía en el Corredor Mediterráneo. Y mientras tanto los CC PP, a aplaudir un tren.

Señores directivos de los CC PP de la Región, el quid de esta cuestión no son los trenes sino las vías; lo que tenemos en Murcia es la sustitución de las vías de ancho ibérico por las internacionales y con ellas la electrificación de la vía, tanto en su llegada a Cartagena como en su continuación a Murcia, que podría permitir la sustitución de esos cercanías, que se queman con altísima frecuencia en los que ustedes no parecen viajar, por unos modernos y con futuro.

Todo lo que la electrificación y terminación de la vía de Camarillas pudo haber significado para nuestra región en defensa de la línea histórica con Madrid que hace 154 años los murcianos consiguieron mantener como diferente e independiente de la línea Madrid-Alicante, a la que Fomento quiere ahora volver, habrá quedado en agua de borrajas, convertida en sólo para transporte de mercancías, gracias a la nula planificación como técnicos en la actual LAV, con la repercusión en el recrecimiento de la presa de Camarillas pedida por los regantes, y sobre todo, si se lograra un desdoble de la vía.

No vemos que pidan nada de esto ni la generación de una segunda línea de cercanías que conectara Cieza con Cartagena. 

Como no pidieron nada cuando otro ministro de Fomento, Enrique Barón, cortó, en Almendricos, lo que entonces era ya un corredor ferroviario mediterráneo, desde Algeciras a Port-Bou, aquel fatídico 31 de diciembre de 1984, dejándonos sin comunicación con Andalucía. Como no dijeron nada el 15 enero 1971, cuando suprimieron la línea Murcia-Caravaca que buena falta haría hoy para vertebrar la comarca del Noroeste murciano. Como tampoco dicen nada a propósito de una intersección de la LAV Monforte-Murcia y «los tubos del Trasvase», en Orihuela, tan mal resuelta que resulta no válida para el transporte de mercancías.

Los vecinos del sur de la ciudad de Murcia quisiéramos saber si los que han enviado a Fomento la carta de marras viven o no viven las consecuencias de las infraestructuras ferroviarias en la capital.

Los ciudadanos que viven en los barrios afectados por las vías también quieren unas infraestructuras ferroviarias como en otros lugares; quieren un futuro mejor para la región, pero no a costa de ellos. Es más, son quienes llevan más tiempo luchando por ese progreso. Las pequeñas empresas y comercios que viven 'al otro lado de las vías', afiliados en asociaciones empresariales, también viven esa contradicción por doble motivo, porque en un barrio afectado vive su familia y la empresa que le da de comer. Algunos de estos vecinos son economistas e ingenieros colegiados que no han sido consultados por su colegio profesional, que vislumbran en camino de convertirse en gueto la zona en que eligieron para vivir porque se les prometió en 2006 el soterramiento de las vías. Y mantienen la reivindicación de que si ha de venir el AVE que venga soterrado y no a cualquier precio. ¡Hasta tal punto llega su osadía!

Son ustedes los que debieran pedir soluciones a largo plazo de comunicación y futuro, que pasen por un diseño acorde con una necesidad ineludible: la integración urbana del ferrocarril con soterramiento en Murcia, Cartagena y Lorca. Con el espejismo del 'AVE como sea', están ustedes olvidando lo esencial, e hipotecando el futuro exportador de esta región que pasa por ser la bisagra entre Andalucía y Levante, que ahora mismo está perdiendo por no tener ni preverse continuidad del Corredor Mediterráneo. ¿Por qué no mandan cartas sobre esto? ¿por qué no piden más inversión? ¿por qué no se quejan de la infrafinanciación de la Región o de otras infraestructuras que benefician más a otras regiones aunque en parte tengan asiento en la nuestra?

¿Sabe el Colegio de Economistas el daño de todo tipo, también económico, que la llegada en superficie de la Alta Velocidad supone para nuestros barrios? ¿Sabe acaso que con ello se paraliza el desarrollo de Plan Especial del Carmen, del que dependía el resurgir de la zona más infradesarrollada de la ciudad? ¿Sabe quizás que esta modificación del PGOU debe quedar en suspenso al no contar con la superficie de equipamientos exigidos por la Ley, con el daño consiguiente a particulares y empresas que han invertido? ¿Saben que la obra adjudicada tiene evidentes indicios de ilegalidad? ¿O acaso a ese colegio profesional no le interesa el cumplimiento de la Ley, con tal de que haya economía-negocio?

Es una pena la nula fortaleza de la sociedad civil, que se pliega tan dócilmente a los dictados del poder. Sin ella, a la democracia le falta un componente muy importante.

Y dejen de arrogarse la voz del millón cuatrocientos mil murcianos largo y hablen solo por los colegiados que estén de acuerdo, que no son todos. Desde luego, descuéntenme porque conmigo no han contado ustedes. Muchas gracias.

(*) De la Plataforma Pro-soterramiento

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