Ha fallecido en Alicante, a los 73 años, el Dr. Santiago Fernández Ardanaz, ex seminarista vasco de Álava y primer rector-gestor de la UCAM, periodista, ex corresponsal de 'Diario 16' en Roma y el Vaticano, luego columnista en el Grupo Vocento, ex profesor de Antropología y Filosofía en la Universidad de Elche, del Instituto Teológico de Murcia y de los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas San Fulgencio, de Murcia y San Dámaso, de Madrid.
Decía que llegó a ser en Alemania alumno del teólogo Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) y en España discípulo de Zubiri. Luego, durante su estancia en Italia, parece que impartió clases en el Instituto Cervantes en su sede de Roma y que llegó a ser secretario de la Asociación de Prensa Extranjera. Allí también contrajo matrimonio con la italiana Cecilia Menicucci, con la que tuvo dos hijas, Amaya e Itziar.
Decía que llegó a ser en Alemania alumno del teólogo Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) y en España discípulo de Zubiri. Luego, durante su estancia en Italia, parece que impartió clases en el Instituto Cervantes en su sede de Roma y que llegó a ser secretario de la Asociación de Prensa Extranjera. Allí también contrajo matrimonio con la italiana Cecilia Menicucci, con la que tuvo dos hijas, Amaya e Itziar.
El presidente de la UCAM, José Luis Mendoza, lo fichó en 1997 para poner en marcha la nueva Universidad pero con la intención oculta de que lo introdujese en el Vaticano ya que Fernández Ardanaz le había dicho que conocía a varios cardenales relevantes de aquella época aunque nunca se lo pudo, o no quiso, demostrar a Mendoza por un principio de cautela y precaución.
Poco duraría, pues, la aparente buena sintonía entre ambos porque, en menos de un trimestre, Fernández Ardanaz abandonó el rectorado y la UCAM ante las continuas intromisiones de Mendoza en su labor y su ansiedad por introducirse en la Curia vaticana con fines espúreos, que pronto intuyó este ex seminarista vasco, que nunca cantó misa pero que conservó del Seminario excelentes relaciones personales que Mendoza se empeñaba en explotar en su propio provecho personal.
Cuando el amigo Santiago terminó de medir al personaje y su ambición derivada en codicia y afán de figurar para dar rienda suelta a su verdadera especialidad no universitaria, como es la manipulación perversa de la condición humana, decidió que no sería cómplice de un sujeto así, sin estudios ni nada, y un reciente pasado que le obligó a residir algunos años en la República Dominicana, de donde también tuvo que salir a toda marcha, con el que este hombre, ahora desaparecido, no se identificaba lo más mínimo como tampoco con los medios empleados por Mendoza para alcanzar cualquier fin que se propusiera en aras de sus puros intereses particulares.
Con más pena que gloria, este discreto profesor logró luego reubicarse en la Universidad de Elche hasta llegar a decano de Antropología y empeñarse luego en instaurar unos estudios de Periodismo para hacer cierta competencia a la UCAM incluso a sabiendas que una Facultad así en un pueblo de 250.000 habitantes estaba llamada al más estrepitoso de los fracasos como le ocurrió al CEU 'San Pablo' en la misma localidad pocos cursos antes.
Ahora, bastante superada la edad de jubilación, desaparece un personaje que llegó a Murcia casi por casualidad y que, tras topar con Mendoza, se vió obligado moralmente a poner tierra por medio con la esperanza de que su fortuita relación con la UCAM y su promotor desde la Fundación 'San Antonio' se diluyese lo antes posible en la memoria de las personas de bien que más pronto que tarde descubrirían la piel del 'kiko', caso del miembro del Opus, Higinio Marín, y que también entrarían en colisión por su intento de forzarlos en el terreno de la moral y la ética.
Y que, como Fernández Ardanaz, antepusieron sus principios al sucio dinero con el que Mendoza trato de comprar su voluntad e, incluso, sus conciencias. Todo un drama por el silencio, sino complicidad, de los sucesivos obispos de Cartagena desde 1997 hasta hoy mismo, con la única excepción de monseñor Reig Pla al no dejarse gobernar por Mendoza ni por los 'kikos' a sus órdenes, llegando a tener que dejar aquel la Diócesis por traslado forzoso a Alcalá acogido por la misericordia de monseñor Rouco, igualmente hoy distanciado del presidente de la UCAM.
F.P.
Ahora, bastante superada la edad de jubilación, desaparece un personaje que llegó a Murcia casi por casualidad y que, tras topar con Mendoza, se vió obligado moralmente a poner tierra por medio con la esperanza de que su fortuita relación con la UCAM y su promotor desde la Fundación 'San Antonio' se diluyese lo antes posible en la memoria de las personas de bien que más pronto que tarde descubrirían la piel del 'kiko', caso del miembro del Opus, Higinio Marín, y que también entrarían en colisión por su intento de forzarlos en el terreno de la moral y la ética.
Y que, como Fernández Ardanaz, antepusieron sus principios al sucio dinero con el que Mendoza trato de comprar su voluntad e, incluso, sus conciencias. Todo un drama por el silencio, sino complicidad, de los sucesivos obispos de Cartagena desde 1997 hasta hoy mismo, con la única excepción de monseñor Reig Pla al no dejarse gobernar por Mendoza ni por los 'kikos' a sus órdenes, llegando a tener que dejar aquel la Diócesis por traslado forzoso a Alcalá acogido por la misericordia de monseñor Rouco, igualmente hoy distanciado del presidente de la UCAM.
F.P.
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