No se corta la coleta Pablo Iglesias. Va lanzado. No hace prisioneros
en su batalla por llegar a presidente del Gobierno. En Podemos no hay
quien le tosa. Se montó sus primarias a medida y laminó. ¿Qué sólo hubo
un 16% de participación? Se parte la caja de la risa. No quiere pactos
de ámbito nacional. Si acaso, alianzas donde vea que no llega y siempre y
cuando quien se alíe trague con todo. El PP y el PSOE a su lado son una
broma. Es lo que tiene integrarse en la casta sin anestesia, que te
abduce. Y le trae al pairo que sus críticos, derrotados en las
¿primarias? en Cataluña, se vayan a montar Guanyem Catalunya para
competir. Porque les desprecia.
Las encuestas dibujan bajada para Podemos, pero confirman un
escenario en el que PP o PSOE necesitarán pactar con Ciudadanos o
Podemos para gobernar. No hemos de hacerlas mucho caso por ahora. De
aquí a las generales van a suceder muchas cosas, algunas muy graves, y
ahí todo el mundo se va a tener que retratar, y la cosa puede cambiar, y
mucho. Y el poder, aunque lo ejerzan vicarios, desgasta, porque es lo
que tiene, que se te ve el plumero, o la coleta, y el personal no es
bobo, y conoce el paño.
Pablo Iglesias es un cruce de parroquiano de garito posmoderno, asiduo del mercado de Fuencarral, que echa el cierre, groupie
del Ché y delegado de Facultad de los 70. Y ahora que ha llegado al
jaleo del poder y le regala Juego de Tronos al Rey, está que no cabe en
sí de gozo, feliz de haberse conocido.
Y los suyos, casi todos, por el mismo camino. Me refiero a los pocos
que cortan el bacalao en Podemos, no a la militancia de buena fe que aún
no se ha caído del guindo. Ya practican hasta el plasma, como Rajoy.
Restringen a los medios el acceso a los concejales, como en Menorca.
Comparecen en las teles, siempre desde fuera, no aceptan preguntas
libres de quienes están en el plató, se cascan su discurso y siguen a lo
suyo. O sea, que lo de la libertad de expresión, el debate abierto y
libre, la pluralidad y el intercambio de ideas no es lo suyo. Les
incomoda. Les jode. Y ya no tienen que cortarse. Pura casta.
En Podemos sólo hay un círculo, que es el que conforman Pablo
Iglesias y los pocos colegas a los que les deja espacio mínimo. Es un
círculo cerrado. Lo tiene todo atado y bien atado. No se le escapa una. Y
como todos los que son como él, que no es el primero, ya solo escucha a
quienes le bailan el agua, porque va justo de tiempo para perderlo con
el personal crítico. Y quien a quien se le ocurra levantar la voz, o
hacer un ligero movimiento fuera del carril oficialista de Podemos, lo
lamina, con una sonrisa en los labios y sin pestañear. Y siempre parece
un accidente.
PS: Hablo con Xavier García Albiol. Algo le conozco y nunca le he
encontrado tan derechón y facha como algunos le dibujan. Incluso puedo
acreditar comportamientos más que liberales y respetuosos con los
discrepantes, cosa poco frecuente. Veremos. Ya apunté desde este andén
que era el favorito. Me dice que está difícil, pero que cree que frente
al soberanismo y el independentismo tiene más posibilidades que Iceta o
Arrimadas. Yo no lo tengo tan claro.
(*) Periodista
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