Wert
debe de llevar todos los números para ocupar el puesto de peor ministro
de Educación y Cultura de la democracia y hasta es posible que de la
dictadura que, en el fondo, debe de ser su régimen preferido. Ha
destrozado la enseñanza pública en todos los niveles, como si de una
enfermedad se tratara. Ha abandonado las universidades, expulsado de
ellas a los sectores menos favorecidos de la población, ha hundido la
investigación y el desarrollo y hecho trizas los planes de estudio de
los demás niveles educativos.
En cambio, ha privilegiado la enseñanza
privada, acumulado las ventajas y favores en especial sobre la iglesia.
Ha autorizado la apertura de "universidades" privadas, chiringuitos en
donde inútiles parecidos a la ministra Báñez van a comprar sus títulos
que luego no ejercen porque ni saben cómo. Ha implantado de nuevo la
religión católica en los colegios y eliminado la formación para la
ciudadanía con el argumento de que es doctrina, sabiendo
perfectamente que la única doctrina es la católica, que él dice
profesar.
Ha intentado provocar en varias ocasiones a los nacionalistas
catalanes, dentro de la actitud de hostigamiento al catalanismo del
gobierno de franquistas al que perteneció, con expresiones tan estúpidas
como hay que españolizar a los niños catalanes. Ha perseguido la
libre creación en la red, un régimen justo de derechos de autor y
tratado de imponer una censura a raíz de su reforma de la ley de
propiedad intelectual. Ha destinado millones de euros a las corridas de
toros, euros necesarios en un país en el que la gente pasa hambre,
incluidos los niños, catalanes o no, por las políticas disparatadas,
abusivas y corruptas del partido de presuntos ladrones al que pertenece.
Además de subvencionar las corridas con cargo al erario, ha mostrado su
cociente intelectual y fibra moral sosteniendo que esta salvajada
infame, coreada por energúmenos, tiene algo que ver con el arte y la
cultura.
Este
personaje fascista, reaccionario, nacionalcatólico ha resultado
insoportable hasta para el sufrido pueblo español acostumbrado a
aguantar políticos tan tiránicos como imbéciles, el pueblo de ¡vivan las caenas!, que
le ha venido atribuyendo la valoración más baja de todos los políticos
de la democracia. Inferior hasta a la de Ana Mato. Lo profundo del
desprecio de la gente por el pájaro viene compensado, supongo, por su
capacidad para mentir y hacerse pasar por lo que no es, dando a entender
a los gestores de la SER y otros medios del grupo Prisa, que era hombre
moderado, medido, tolerante y abierto y no la especie de tarugo
cuartelario que es. Claro que, a lo mejor, tampoco es engaño, sino
complicidad. La SER necesitaba un franquista que hiciera las veces de
demócrata y dieron con este ambicioso patán.
Ya
a punto de vencer la legislatura, Wert ha aprovechado su boda con su
propia Secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio, para huir
con el rabo entre las piernas de un ministerio en el que no ha hecho nada
más que destrozos. Es decir, huir como ha estado entrando y saliendo
durante estos cuatro años en todos los recintos a los que acudía
oficialmente: a hurtadillas, por la puerta de atrás, sin avisar, oculto
porque dondequiera que iba todos los estamentos docentes y discentes lo
silbaban, abucheaban y escracheaban. Porque se lo merecía.
Ahora
se casa con la citada Gomendio. Es un asunto privado sobre el que aquí
no se dirá nada, salvo señalar que a la boda acudió Mariano Sobresueldos
Rajoy. Pero sí se comentará algo de la novia/esposa, Gomendio que,
hasta hace poco era número dos del ministerio de Wert y corresponsable
de sus estupideces.
Gomendio
era la primera o la segunda fortuna del gobierno de Rajoy, con unos
14,5 millones de euros declarados. Una millonaria entre los millonarios.
Como puede apreciarse en la información de la revista Mongolia esta
fortuna no se origina en ninguna actividad empresarial propia, en
ningún esfuerzo ni trabajo que haya realizado la propia interesada, sino
que es un dinero heredado. Y heredado de fuentes hediondas.
Parte procede de los enchufes y privilegios que el primer Gomendio tuvo
con Franco, de sus dudosos pelotazos y asuntos judiciales que no le
supusieron perjuicio (pero sí al conjunto de la población española)
porque estaba protegido por la corrupción franquista.
La otra parte
viene del general Kindelán, uno de los facciosos que se sublevó contra
la República y, gracias a eso, hizo su fortuna y la de su bisnieta
Monserrat Gomendio Kindelán, con las normas y formas que se verán a
continuación. Kindelán fue, al parecer, uno de los tres reponsables del
bombardeo de Gernika,
una de las mayores atrocidades de los fascistas durante la guerra. Ahí
es nada lucir como timbre de gloria haber masacrado a miles de víctimas
indefensas para aterrorizar a la población. O sea, el timbre de gloria
de ser un verdadero terrorista a cuyo lado muchos de la Yihad son
aprendices. Gernika es hoy un símbolo doble, de barbarie y de gloria. La
barbarie a cargo de quienes, como Kindelán, asesinaron a sus
semejantes. La gloria a cargo de quien, como Picasso, inmortalizó esa
barbarie. Picasso y Kindelán, el bien y el mal, el genio y la
inmundicia.
Pero
no acaban ahí las andanzas del antecesor de Gomendio. Kindelán fue
también uno de los generales de Franco sobornados por el Foreign Office
para que aconsejaran al dictador no entrar en la guerra del lado del
eje. Según parece, los ingleses entregaron al "héroe de Gernika" (a
quien ellos mismos consideraban en sus documentos como una granuja)
1,5 millones de dólares de la época, equivalentes a 18 millones de
euros de hoy, a cambio de que trabajara por sus intereses, cosa que el granuja
parece haber hecho a entera satisfacción de sus amos. Es decir, y para
terminar la semblanza, el criminal que planeó el bombardeo de Gernika
era el mismo sinvergüenza que hablaba en tonos líricos de la Patria,
España, el Imperio mientras se enriquecía con los sobornos. Un estilo
habitual en la casa, entre la derecha nacionalcatólica. ¿O no están los
nacionalcatólicos peperos con España a vueltas todos los días mientras
la esquilman y se llevan el producto de sus latrocinios a Suiza o las
islas Caimán?
Desde
luego, los hijos no heredan los pecados de los padres y menos de los
bisabuelos. Aunque el dinero, sí. Y precisamente porque esta señora
recién casada heredó una fortuna de tan siniestra procedencia y jamás ha
dado un palo al agua para ganar algo, sino que ha estado siempre
enchufada en actividades de la supuesta organización de delincuentes a
la que pertenece el matrimonio, resulta la menos apropiada para ejercer a
lo bestia la teoría y la práctica del más cruel neoliberalismo desde el
ministerio de Educación.
Esta señora es la que ha justificado las
políticas de recortes, privaciones, mermas y sisas de la educación
pública a favor de la privada, las políticas de impedir que los menos
favorecidos tengan opciones con discursos falsos, hipócritas,
indignantes acerca de que los estudiantes deben pagar el coste real de
las tasas, que el que quiera estudiar que se lo pague, que hay que
acabar con la cultura de las subvenciones y aceptar el libre mercado,
etc.,. Discursos glorificadores de la ideología yanqui del hombre/mujer
hechos a sí mismos que, en su boca de heredera del latrocinio y el
expolio sin haber trabajado en nada útil en su vida, son una burla, una
hipocresía, una muestra de la mala ralea de estos neofranquistas. Más
que nada teniendo en cuenta que no todo el mundo tiene un abuelo que
hiciera negocios con la corrupción de la dictadura ni un bisabuelo que
mandó bombardear Gernika y cobraba sobornos de potencias extranjeras.
Decíamos que la boda se ha visto agraciada por la presencia del Mariano Sobreueldos
Rajoy. No es de extrañar, cuenta habida de que esta pareja de tunantes
millonarios ya se ha preparado la vida en París, en sendos puestos de
designación del gobierno, para los que no tienen la menor preparación,
pero que pagaremos todos los contribuyentes.
Sus antepasados fueron unos granujas
y ellos siguen en su huella viviendo opíparamente a cuenta de lo
público porque, al igual que el resto de franquistas y presuntos
ladrones del PP, creen que este país es un cortijo. El suyo.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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