domingo, 12 de julio de 2015

'Banif', condenado a pagar 4,5 millones a un dentista de Murcia por venderle productos de alto riesgo


MADRID.- Un dentista de Murcia, cuya identidad no ha trascendido a petición suya, ha logrado que Banif le pague 4,5 millones por venderle productos de alto riesgo justo antes del estallido de la crisis. Además, el banco le aconsejó endeudarse para adquirir tales productos y le concedió créditos para tal fin.

Así se desprende de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia nº 18 de Granada a la que ha tenido acceso 'El Mundo' y que declara nulos diez contratos de adquisición de productos financieros complejos. En ella condena a la filial de banca privada del grupo Santander a abonar a los perjudicados, el dentista y su esposa, no solo los 3,9 millones invertidos, sino los intereses legales de nueve años, "las comisiones y gastos de todo tipo abonados a Banif" -lo que incluye el crédito- y costas procesales. Todo ello, menos los intereses que sí llegaron a percibir antes del estallido, suman los citados 4,5 millones, según su abogado, José María Davó. 
"Es una sentencia contra una forma de hacer banca con obtención beneficio aún a costa de la ruina del cliente, que demuestra que, a veces, la Justicia funciona extraordinariamente bien en España", afirma el letrado. El matrimonio ha pedido a este diario guardar anonimato tras lo que consideran un calvario, puesto que se encontraron con que tenían que devolver a Banif un crédito de 1,8 millones contraído para inversiones ruinosas.
Banif niega haber cometido irregularidades en la comercialización y, en su recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, sostiene que "los demandantes conocían el alcance", porque habían hecho antes "decenas de inversiones" tras haber logrado vender unos terrenos por seis millones en 2005. También que "la documentación contractual" que recibieron refleja de forma clara la existencia de riesgo". Además "los actores, como clientes de banca privada, tenían acceso directo y permanente al personal especializado del banco, que les habría permitido disipar dudas".
La titular del Juzgado de Primera Instancia, Adela Frías, considera probado lo contrario. Considera que en Banif "quebraron los principios de lealtad, transparencia y correcto seguimiento". También considera clave el papel del banco no solo como intermediario, sino como "asesor". 
"La entidad financiera no se limitó a informar y a intermediar y, en todo caso, lo hizo de una forma insuficiente, poco prudente y solo meridianamente clara (...) Además, actuó silenciando los riesgos que podían derivarse de la adquisición" incluida "la posible pérdida del capital invertido íntegramente".
Los hechos se remontan a 2007 cuando el dentista y su esposa recurrieron, una vez más, al asesor de Banif en la localidad de Granada que era de su confianza. Éste les aconsejo invertir en siete bonos estructurados y acciones de compañías como Neuropharma, o cotizadas en la Bolsa de Viena como Meinl Airports International y Meinl Power International. Según la juez, Banif actuó y cobró comisión como asesor y debió en todo momento aconsejar bien.
El dentista y su esposa, una profesora, eran, según la juez ahorradores conservadores sin experiencia ni conocimientos financieros y solo estaban dispuestos a asumir una pérdida del 10%. Sin embargo, "la entidad no les realizó el test de idoneidad y conveniencia en tiempo y forma". Por todo ello, la sentencia establece que "el consentimiento contractual" quedó "viciado gravemente" y declara nulos "todos y cada uno" de los contratos suscritos.
La mayoría de los bonos estructurados recomendados por Banif a los clientes estaban referenciados a acciones de bancos y fueron comercializados a partir de mediados de 2007. Dos de los bonos estaban ligados a BNP Paribas, precisamente la entidad que había iniciado la crisis financiera al cerrar el 9 de agosto de 2007 tres fondos de inversión ligados a las hipotecas subprime. Banif no avisó al dentista de este dato.
La dirección de Banif remitió en octubre de 2007 un correo a todas sus oficinas en contra de comercializar bonos estructurados referenciados a acciones de bancos mientras durase la volatilidad. El asesor personal de los perjudicados desoyó tal consejo y recomendó a sus clientes invertir más de dos millones de euros en bonos estructurados referenciados precisamente en bancos que entraron en caída libre. Entre ellos, los británicos Royal Bank of Scotland y Barclays, que rozaron la quiebra a principios de 2008.

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