Estoy convencido de que estas notas van a caducar casi al tiempo de
ser publicadas, sean minutos u horas pocas, porque Juan Carlos Ruiz va a
dimitir hoy mismo. No tiene más tutía que hacerlo por varias razones,
pónganse en el orden que se quiera.
Primera, por el antecedente de sus directoras generales de Turismo y
el Info, que en circunstancia equivalente dimitieron de inmediato tras
recibir la ‘recomendación’ de que lo hicieran.
Segunda, porque la ‘doctrina Garre’ acerca de la ‘generosidad’ no
podría hacer excepción en este caso por el hecho de que el imputado sea
una de sus consejeros favoritos.
Y tercero, porque el consejero de Empresa, Industria y Turismo querrá
hacer, sin duda, un servicio clave a su partido, tanto por dar ejemplo
en su propia persona, fortaleciendo así su valor político para el futuro
en caso de que la acusación carezca de fundamento, como por señalar el
camino a quienes todavía se resisten a dimitir y habrán de ser empujados
a hacerlo.
En estas horas se juega la credibilidad del conjunto de la gestión de
Alberto Garre, y estoy convencido de que tanto el presidente como el
consejero no la van a tirar por la borda en la fase de la despedida.
Llámenme ingenuo, si quieren.
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