El Sobresueldos no dimite. ¿Por qué iba a
hacerlo? ¿Que cobró un millón y medio de euros de la caja B,
probablemente en negro, en sobres, mientras engañaba a la ciudadanía,
diciendo que no llegaba a fin de mes? Mentirijillas piadosas sin
importancia. ¿Que ha mentido en sede parlamentaria diciendo que no
conocía Bárcenas, a quien enviaba mensajes de apoyo? Bobadas de su buen
corazón. ¿Que seguramente se ha dejado pagar todo, desde los calcetines a
los viajes de vacaciones, por la trama de delincuentes Gürtel? ¿Quien
no tiene algún asuntejo de poca monta? ¿Que ha apoyado a todos los
sinvergüenzas de su partido -y son una cohorte- citados por los jueces?
Bueno, los amigos se ven en la adversidad. ¿Que es el presidente y, por
tanto, último responsable de lo que se haya hecho en el PP al que los
jueces consideran una asociación de malhechores? Habladurías de la Antiespaña.
Y
no solamente no dimite él. Tampoco lo hace ningún otro corrupto o
ladrón de su partido, salvo que esté ya prácticamente en los calabozos
de los juzgados, caso de Mato o de Sepúlveda y, aun así, el Sobresueldos
les compensa por el lucro cesante con algunas otras mamandurrias de las
que hay abundancia en la asociación de malhechores. En otros casos
dimiten no porque sus conciencias se lo dicten. Estos granujas no saben
qué sea la conciencia, aunque comulguen todos los domingos, sino porque
los planes estratégicos de la banda de ladrones les aconseja hacerlo
para que sus compadres puedan robar mejor.
Así, la impresentable
chupacirios Lucía Figar, que se cargó la enseñanza pública de Madrid
para entregársela a los curas, la que cobraba subvenciones de comedor
sin necesitarlas y financiaba su página web de autobombo con dinero del
contribuyente, y el no menos perillán Salvador Victoria, otro presunto
mangante de comisión y mordida, acaban de dimitir pero solo para que
otra supuesta corrupta y figura siniestra, Cristina Cifuentes, pueda
hacer de las suyas en la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Aquí
no pasa nada. Un pequeño traspiés en las elecciones y nada más. La
gente volverá a estar encantada de votar a sinvergüenzas y ladrones para
los cargos de gestión.
Mientras
tanto, mientras la organización criminal sigue saqueando el Estado y
riéndose de los españoles, su responsable invita a almorzar al del
principal partido de la oposición, que acude como un corderito a que le
den palmadas en la espalda y le hagan aparecer como lo que no es, un
líder. Su presencia en La Moncloa sí que legitima a este gobierno
corrupto y el sobresueldos de su jefe dando la impresión de que la
política y los problemas de los ciudadanos les importan algo cuando es
obvio que lo único que les interesa es el que el juez no los llame a
declarar como imputados antes de las elecciones. Porque, si es después,
ya se encargarán ellos de linchar al juez.
Y ahí va el dirigente de la alternativa
a esta vergüenza de gobierno corrupto, meapilas e incompetente,
demostrando que, para incompetencia, la suya es superior pues no tiene
agallas para presentar una moción de censura a esta banda de ladrones.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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