viernes, 12 de junio de 2015

'Ciudadanos' y la centrifugación nacional / Javier Orrico *

Lo único que no puede hacer Ciudadanos es sumarse a la disgregación nacional a que nos ha llevado la actual oligarquía de partidos. A algunos de sus nuevos integrantes, que ayer no más decían eso de que Andalucía es Andalucía y Murcia (supongo que se referían a la Región de Murcia y no al Ayuntamiento de su capital) es Murcia, habrá que recordarles cómo y para qué nació Ciudadanos

Yo estaba allí, en esas Barcelonas, por esos días, y después he mantenido amistad y aprecio mutuo con Pepe Domingo (uno de los tres primeros parlamentarios); con Arcadi Espada, la cabeza; con María Teresa Giménez Barbat, que luego se fue a UPyD, y con Horacio Vázquez-Rial, tan añorado estos días en que su inteligencia y su sensatez más necesarias habrían sido, por no hablar de otros resistentes como Marita Rodríguez y su marido Antoni, Carmen Leal o Antonio Robles, que ha escrito libros esenciales para entender a qué nos enfrentamos. 

Ciudadanos nació para reconstituir la deshecha nación española sobre la base liberal que la alumbró doscientos años atrás, en Cádiz: la de la patria de ciudadanos libres e iguales. Es decir, iguales en todas partes, iguales ante la ley, sin discriminación de sexo, raza, religión o clase. 

Ciudadanos nació para ser un partido nacional, que es lo contrario de nacionalista, el nacionalismo siempre divide y excluye, es su razón de ser; un partido nacional viene para unir en un principio básico, esa igualdad que permite las diferencias personales o sentimentales, pero que nos une en la Ley que hace posible convivir. Un partido nacional que venía a suplir la estupidez de unos y la cobardía de los otros. Esa fue su seña y su fuerza, precisamente porque nadie conoce mejor que un catalán o un vasco lo destructivo y miserable de la ideología más criminal del mundo: el nacionalismo en sus diversas formas, sea un integrismo de raza, de lengua, de religión o de ideología. 

Sabemos que su posición es difícil, que los atacarán por todos los flancos, pero es ahí, como en la vida, donde los principios nos hacen fuertes o nos condenan. Si a las primeras de cambio, y nunca mejor dicho, Ciudadanos se nos aparece como otra fuerza grouchomarxista (si no le gustan mis exigencias, tengo otras, según la región), será su final. Y el de España.

(*) Profesor de Enseñanza Secundaria

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este tío es más nacionalista de derechas que el general Franco y José Antonio Primo de Rivera juntos.