MURCIA.- La Dirección General de Medio Ambiente, dependiente de la Consejería
de Agricultura y Agua, ha finalizado la primera fase de los trabajos de
consolidación de las laderas del monte de utilidad pública La Navela y El Solán, en el término municipal de Blanca, con el objetivo de prevenir
el impacto de los desprendimientos. La ejecución de estas obras ha
contado con un presupuesto de 211.000 euros. La segunda fase ya está en
proceso de contratación, por un importe de 234.000 euros, y está
previsto que sea ejecutada antes del próximo mes de noviembre.
La ubicación del núcleo de población de Blanca al pie de la citada
ladera hace que sea vulnerable ante la caída de rocas, que se produce de
forma periódica. El cerro denominado La Navela y El Solán, con alturas
máximas en el entorno del pueblo de 313 metros, se caracteriza por el
contraste entre los materiales blandos de la ladera (margas y arcillas) y
los materiales duros de la cima (conglomerados y calcarenitas del
mioceno). Esto determina dicha problemática de riesgo, al estar algo
alterados y muy fracturados los materiales de la cima y presentar la
ladera una fuerte pendiente, favorecida por la baja resistencia a la
erosión de los materiales que la componen.
El relieve montañoso tiene una longitud de unos 1.900 metros, siendo
la zona de riesgo la que linda con el pueblo (unos 1.000 metros). El
borde occidental, por su proximidad a las casas, es la zona de mayor
peligrosidad, por lo que, en esta primera fase, se llevó a cabo la
construcción de una barrera dinámica de deformación plástica, de 350
metros de longitud y cuatro metros de altura, con capacidad de absorción
de energía sin que se produzcan efectos destructivos en el conjunto de
los elementos componentes del sistema. La finalidad de esta barrera es
la protección contra desprendimientos de rocas procedentes de taludes o
laderas situadas a cota superior. Para la colocación de estas barreras
se han instalado postes formados por perfiles metálicos anclados al
terreno mediante micropilotes.
Se tiene constancia de reiteradas peticiones de corrección de las
laderas y barrancos que afectan al pueblo de Blanca desde 1928. En la
primera mitad de la década de los cuarenta se desarrolló un proyecto de
repoblación con pinos que, aunque en otras partes del monte tuvo
resultados satisfactorios, no ocurrió así en la ladera, debido a que los
arrastres impidieron que los árboles arraigaran.
En 1963 se construyeron albarradas y muretes de regeneración de
ladera y se llevó a cabo una revegetación a base de pitas y chumberas
que, aunque mejoraron la situación, no resolvieron el problema de los
desprendimientos de rocas y los arrastres, que afectan sobre todo en
épocas de fuertes tormentas.
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