Pese a lo
mucho que se ha escrito hasta el momento al analizar los
resultados de las elecciones municipales y autonómicas, los sociólogos
no logran ponerse de acuerdo sobre si el efecto que ha tenido la
corrupción en la pérdida del 33 % de los votos del Partido Popular
permanecerá vigente en las próximas elecciones generales. En lo que sí
parecen coincidir es en que si Mariano Rajoy pierde las elecciones será
necesario como mínimo un cuatripartito para gobernar.
También
parecen de acuerdo al interpretar que Podemos y Ciudadanos han
surgido con fuerza en el panorama político español por el mal
hacer del Partido Popular y del PSOE. En estos términos se expresaban
tanto Juan Díez Nicolás como José Ramón Caso en un reciente encuentro
organizado por la Asociación para la Defensa de la Transición para
analizar los resultados de las recientes elecciones.
Díez Nicolás considera viable el efecto rebote en el caso del Partido Popular, lo que sumado a la mayor participación que se produce en las elecciones generales frente a las autonómicas, podría situar al Partido Popular más cerca de los 160 diputados que de los 140 que prevén otros sondeos.
En este caso, si Ciudadanos no volviera a cometer errores de bulto, como cuando su líder confesó que su partido se sentía más cerca del PP que del PSOE y que los nacidos antes del 78 no deberían participar en este momento de regeneración democrática, y consiguiera entre 15 y 20 escaños como prevén los sondeos, ambos partidos podrían formar gobierno.
De no conseguir el PP la remontada, la situación se haría más complicada. Con 140 escaños, le resultaría prácticamente imposible conseguir los apoyos suficientes para gobernar. En ese caso la izquierda necesitaría acuerdos entre cuatro o más partidos.
Según los mismos sociólogos, si Podemos no se presenta en las elecciones en colación con otras fuerzas de izquierda, como ha hecho en Madrid o Barcelona, el PSOE sería la segunda fuerza más votada y la primera de la izquierda. Pero los sondeos más recientes les otorgan un máximo de 100-104 diputados. Con los 30 0 40 que obtendría Podemos si se presentara solo, necesitarían también el apoyo de lo que reste de Izquierda Unida, ERC, que podría conseguir entre 8 y 10 diputados nacionales y los de la CUP.
Los sociólogos insisten en lo difícil que resulta sacar conclusiones de cara a las generales. Los hechos son que el PP ha perdido uno de cada tres votantes. Es más, entre los populares y UPyD, se han dejado 1.600.000 votos. La izquierda gracias a Podemos ha conseguido 1.000.000 de votos más.
Así, aunque el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia, nunca desde las primeras elecciones locales tras la aprobación de la Constitución, un partido más a su izquierda había gobernado una gran ciudad (con la exclusión de Julio Anguita en Córdoba) ha logrado mantener una cuota de poder importante en gobiernos autonómicos y locales.
Si finalmente no se producen cambios sustanciales en las generales y el PP recupera parte del voto perdido, una vez que sus votantes les vuelvan a votar tras haberles castigado en las autonómicas y locales, parece claro es que no habrá mayorías absolutas. Será el momento de volver al consenso. Sin descartar que, llegado el caso, se produjera la gran coalición.
Es lo que se va a ir experimentando a partir de las coaliciones que surgirán a partir del próximo domingo cuando se constituyan los ayuntamientos. O lo que supondrá gobernar en minoría, opción por la que parece haber optado el PSOE en Andalucía, muy cuidadoso de no admitir las exigencias que les quería imponer Podemos. Hubiera podido ser un gravísimo error que le hubiera llevado a perder el liderazgo de la izquierda.
Rajoy descarta elecciones anticipadas
El presidente del Gobierno, en viaje ayer lunes en Italia para visitar la ‘Expo Milano 2015’ con motivo de la celebración del Día de España, ha descartado anticipar las elecciones legislativas a septiembre o incluso antes. Al tiempo, ha convocado a la dirección del Partido Popular para el jueves para, previsiblemente, anunciar los cambios que realizará en el propio Gobierno y en la dirección del partido.
En declaraciones en su viaje a la capital lombarda, Rajoy ha despejado las dudas sobre la remodelación que va a realizar tanto en el Ejecutivo como en la estructura del partido para afrontar los meses que restan antes de las elecciones generales, donde podría volver a producirse otra debacle tras haberse dejado uno de cada tres votos en las municipales.
El temor a la debacle se debe a que se cumpla lo que ha sucedido hasta ahora en autonómicas y locales que desde las elecciones del 79 han supuesto un anticipo del resultado de las generales. El análisis de lo sucedido en las últimas elecciones, vista la configuración de los ayuntamientos, deja bien claro que el PP ha sufrido una hecatombe.
Los datos son contundentes: de las 399 localidades con más de 20.000 habitantes, el PSOE ha conseguido 180 alcaldías, mientras el PP solo lo ha hecho en 92. Casi un 70 % de los españoles vive en ese tipo de localidades, lo que de cara a las próximas elecciones generales puede resultar, si no determinante, muy influyente.
Si nos circunscribimos a las localidades de más de 50.000 habitantes los socialistas se han hecho con 69 alcaldías y el PP con solo 43. Las candidaturas de unidad popular apoyadas por Podemos han logrado las dos ciudades más pobladas de España como son Madrid y Barcelona, además de Zaragoza, Cádiz, Coruña y Santiago.
Sólo Sevilla de las cinco grandes ciudades más pobladas de España ha quedado en manos de uno de los dos grandes partidos tradicionales. De las veinte con más habitantes, el PP únicamente gobierna en Málaga, Murcia y Granada, mientras los socialistas suman nueve, además de haber logrado ciudades emblemáticas para ellos.
Dura comparación para los líderes del PP que en las elecciones de 2011, cuando se anticipó que ganaría de calle las elecciones generales del 20 de noviembre de ese mismo año, se hizo con 3.790 ayuntamientos y nada menos que con el 60 % de las ciudades de más de 50.000 habitantes.
Lógico que se piense en un cambio. La solución, dice uno de los principales analistas internos del PP, debería suponer introducir más calado político en el ejecutivo y sumar y no restar fuerzas con los nuevos cargos en el partido. Las dudas se centran en hasta dónde llegarán los cambios.
Pese a que el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, afirmó el lunes de la pasada semana, que los cambios que se van a producir no serían sólo de "chapa y pintura", todo parece apuntar a que las modificaciones afectarán más al partido que a la composición del propio Gobierno.
Sobre todo si tenemos en cuenta que Rajoy ha rebajado las expectativas al afirmar el pasado jueves en Bruselas con ocasión de la Cumbre UE - America Latina (Celac) que “no se genere tanta expectativa. He dicho que no vamos a cambiar las políticas y, a partir de ahí, se pueden sacar algunas conclusiones. Yo, desde luego, las expectativas no las he generado”.
Haya generado o no las expectativas el presidente del Gobierno estas son enormes. Ya han empezado a darse cuenta miles de cargos y afiliados que no solo han perdido el poder, es que han perdido su salario y su modo de vida.
El malestar llega a empezar a cuestionar los nombres de personas que nunca se habían cuestionado hasta ahora. Por poner un ejemplo: cuando se da por seguro el nombre de Pablo Casado para un cargo de mayor relevancia, los críticos con las dos últimas campañas, apuntan que esta joven promesa formaba parte de los equipos que han conseguido resultados devastadores tanto en las europeas, como en las autonómicas y locales.
Cómo se traduzca la decisión del presidente en el cambio de nombres concretos, será lo que resuelva el presidente del Gobierno previsiblemente el próximo miércoles tras la celebración de la sesión de control al Gobierno y de la reunión del Patronato de la Fundación Carolina, presidida por el Rey. El acto tendrá lugar curiosamente en el Palacio de la Zarzuela, donde tendrá que acudir en su momento a anunciarle los cambios en el Consejo de Ministros.
(*) Periodista
Díez Nicolás considera viable el efecto rebote en el caso del Partido Popular, lo que sumado a la mayor participación que se produce en las elecciones generales frente a las autonómicas, podría situar al Partido Popular más cerca de los 160 diputados que de los 140 que prevén otros sondeos.
En este caso, si Ciudadanos no volviera a cometer errores de bulto, como cuando su líder confesó que su partido se sentía más cerca del PP que del PSOE y que los nacidos antes del 78 no deberían participar en este momento de regeneración democrática, y consiguiera entre 15 y 20 escaños como prevén los sondeos, ambos partidos podrían formar gobierno.
De no conseguir el PP la remontada, la situación se haría más complicada. Con 140 escaños, le resultaría prácticamente imposible conseguir los apoyos suficientes para gobernar. En ese caso la izquierda necesitaría acuerdos entre cuatro o más partidos.
Según los mismos sociólogos, si Podemos no se presenta en las elecciones en colación con otras fuerzas de izquierda, como ha hecho en Madrid o Barcelona, el PSOE sería la segunda fuerza más votada y la primera de la izquierda. Pero los sondeos más recientes les otorgan un máximo de 100-104 diputados. Con los 30 0 40 que obtendría Podemos si se presentara solo, necesitarían también el apoyo de lo que reste de Izquierda Unida, ERC, que podría conseguir entre 8 y 10 diputados nacionales y los de la CUP.
Los sociólogos insisten en lo difícil que resulta sacar conclusiones de cara a las generales. Los hechos son que el PP ha perdido uno de cada tres votantes. Es más, entre los populares y UPyD, se han dejado 1.600.000 votos. La izquierda gracias a Podemos ha conseguido 1.000.000 de votos más.
Así, aunque el PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia, nunca desde las primeras elecciones locales tras la aprobación de la Constitución, un partido más a su izquierda había gobernado una gran ciudad (con la exclusión de Julio Anguita en Córdoba) ha logrado mantener una cuota de poder importante en gobiernos autonómicos y locales.
Si finalmente no se producen cambios sustanciales en las generales y el PP recupera parte del voto perdido, una vez que sus votantes les vuelvan a votar tras haberles castigado en las autonómicas y locales, parece claro es que no habrá mayorías absolutas. Será el momento de volver al consenso. Sin descartar que, llegado el caso, se produjera la gran coalición.
Es lo que se va a ir experimentando a partir de las coaliciones que surgirán a partir del próximo domingo cuando se constituyan los ayuntamientos. O lo que supondrá gobernar en minoría, opción por la que parece haber optado el PSOE en Andalucía, muy cuidadoso de no admitir las exigencias que les quería imponer Podemos. Hubiera podido ser un gravísimo error que le hubiera llevado a perder el liderazgo de la izquierda.
Rajoy descarta elecciones anticipadas
El presidente del Gobierno, en viaje ayer lunes en Italia para visitar la ‘Expo Milano 2015’ con motivo de la celebración del Día de España, ha descartado anticipar las elecciones legislativas a septiembre o incluso antes. Al tiempo, ha convocado a la dirección del Partido Popular para el jueves para, previsiblemente, anunciar los cambios que realizará en el propio Gobierno y en la dirección del partido.
En declaraciones en su viaje a la capital lombarda, Rajoy ha despejado las dudas sobre la remodelación que va a realizar tanto en el Ejecutivo como en la estructura del partido para afrontar los meses que restan antes de las elecciones generales, donde podría volver a producirse otra debacle tras haberse dejado uno de cada tres votos en las municipales.
El temor a la debacle se debe a que se cumpla lo que ha sucedido hasta ahora en autonómicas y locales que desde las elecciones del 79 han supuesto un anticipo del resultado de las generales. El análisis de lo sucedido en las últimas elecciones, vista la configuración de los ayuntamientos, deja bien claro que el PP ha sufrido una hecatombe.
Los datos son contundentes: de las 399 localidades con más de 20.000 habitantes, el PSOE ha conseguido 180 alcaldías, mientras el PP solo lo ha hecho en 92. Casi un 70 % de los españoles vive en ese tipo de localidades, lo que de cara a las próximas elecciones generales puede resultar, si no determinante, muy influyente.
Si nos circunscribimos a las localidades de más de 50.000 habitantes los socialistas se han hecho con 69 alcaldías y el PP con solo 43. Las candidaturas de unidad popular apoyadas por Podemos han logrado las dos ciudades más pobladas de España como son Madrid y Barcelona, además de Zaragoza, Cádiz, Coruña y Santiago.
Sólo Sevilla de las cinco grandes ciudades más pobladas de España ha quedado en manos de uno de los dos grandes partidos tradicionales. De las veinte con más habitantes, el PP únicamente gobierna en Málaga, Murcia y Granada, mientras los socialistas suman nueve, además de haber logrado ciudades emblemáticas para ellos.
Dura comparación para los líderes del PP que en las elecciones de 2011, cuando se anticipó que ganaría de calle las elecciones generales del 20 de noviembre de ese mismo año, se hizo con 3.790 ayuntamientos y nada menos que con el 60 % de las ciudades de más de 50.000 habitantes.
Lógico que se piense en un cambio. La solución, dice uno de los principales analistas internos del PP, debería suponer introducir más calado político en el ejecutivo y sumar y no restar fuerzas con los nuevos cargos en el partido. Las dudas se centran en hasta dónde llegarán los cambios.
Pese a que el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, afirmó el lunes de la pasada semana, que los cambios que se van a producir no serían sólo de "chapa y pintura", todo parece apuntar a que las modificaciones afectarán más al partido que a la composición del propio Gobierno.
Sobre todo si tenemos en cuenta que Rajoy ha rebajado las expectativas al afirmar el pasado jueves en Bruselas con ocasión de la Cumbre UE - America Latina (Celac) que “no se genere tanta expectativa. He dicho que no vamos a cambiar las políticas y, a partir de ahí, se pueden sacar algunas conclusiones. Yo, desde luego, las expectativas no las he generado”.
Haya generado o no las expectativas el presidente del Gobierno estas son enormes. Ya han empezado a darse cuenta miles de cargos y afiliados que no solo han perdido el poder, es que han perdido su salario y su modo de vida.
El malestar llega a empezar a cuestionar los nombres de personas que nunca se habían cuestionado hasta ahora. Por poner un ejemplo: cuando se da por seguro el nombre de Pablo Casado para un cargo de mayor relevancia, los críticos con las dos últimas campañas, apuntan que esta joven promesa formaba parte de los equipos que han conseguido resultados devastadores tanto en las europeas, como en las autonómicas y locales.
Cómo se traduzca la decisión del presidente en el cambio de nombres concretos, será lo que resuelva el presidente del Gobierno previsiblemente el próximo miércoles tras la celebración de la sesión de control al Gobierno y de la reunión del Patronato de la Fundación Carolina, presidida por el Rey. El acto tendrá lugar curiosamente en el Palacio de la Zarzuela, donde tendrá que acudir en su momento a anunciarle los cambios en el Consejo de Ministros.
(*) Periodista
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