Mientras
Grecia se debate en la agonía de la deuda que sus ladrones nativos
(banqueros, financieros, políticos, empresarios y otras gentes
honorables) le han dejado, la policía en Valencia detiene al enésimo
presunto mangante, prohombre de la banda de malhechores del PP. Es
expresidente de la Generalitat valenciana y de no sé cuántos bancos más
en todos los cuales se dedicó presuntamente a robar a manos llenas, para
él y para sus amigos.
Recuerden el nombre, José Luis Olivas, porque
viene a añadirse a la ristra de supuestos chorizos del PP: Aznar, Rajoy,
Cospedal, Arenas, Matas, Mato, Granados, Camps, Fabra, Baltar...y
Olivas. Otro molt honorable, dedicado, según parece, a estafar a
los ciudadanos de cuyos impuestos vive. Otro probable ladrón, alabado en
su día por Rajoy, quizá puesto como ejemplo por Aznar. Todos de la
misma cofradía pepera, organización dedicada al sistemático saqueo de
España. Columna vertebral de este sufrido país, gobernado por
cleptócratas compulsivos.
Y mientras la policía se llevaba detenido al tío Olivas, Mariano Sobresueldos
Rajoy se reunía a comer con Nicolas Sarkozy en algún restaurante de
Madrid y lo celebraba subiendo unas espantosas fotos en Twitter,
empeoradas por unos comentarios suyos que revelan la profunda estupidez
del perillán. Y eso en lugar de aprovechar la detención de su
correligionario Olivas para dimitir de una vez, que es lo que debió haber
hecho hace tres años y medio, ahorrándonos el trance de vernos
gobernados por un auténtico sinvergüenza, solo válido para el embuste,
la patraña y el mangoneo de los sobresueldos, amén de un
clericalfascista que trata de imponer en España los métodos de su
referente ideológico Fraga/Franco. Un chupacirios al servicio de los
curas y dispuesto a acallar toda crítica o protesta por medios
dictatoriales.
Si alguien cree que exagero, que eche una ojeada al editorial del New York Times hace escasas fechas, titulado la ominosa ley mordaza de España
en el que se llama "ley mordaza" a la ley mordaza, se la considera
dictatorial, propia de Franco y se pide a la Unión Europea que
intervenga y la frene en protección de los infelices españoles. Que
tampoco serán tan infelices cuando once millones de ellos votaron tan
contentos a una partida de granujas, ladrones y franquistas porque,
supongo, esperarían pillar algo del saqueo. Y eso en el New York Times,
que es un periódico conservador. De siempre los conservadores han
detectado el olor a fascista mucho mejor que algunos elementos de la
izquierda.
Por
lo demás, ahí arriba tiene el lector el resumen de la herencia que deja
esta cuadrilla de presuntos ladrones asaltacaminos, disfrazados de
partido político. Mírese bien porque pone los pelos de punta. Ese es el
balance de este expolio monumental celebrado y negado al tiempo por los
tertulianos peperos, los asnos, los chulos y los sicarios pagados a
precio de oro con el dinero de los contribuyentes.
Seis millones de
parados. 1.700.000 familias sin ingresos. Añadan los niños que pasan
hambre. Añadan los jubilados a los que se les sisa la pensión con la
que, además, tienen que dar de comer a esos niños y las familias sin
ingresos y se irán acercando al cuadro espantoso de un país destrozado
por una cuadrilla de sinvergüenzas, ladrones sin escrúpulos que en su
afán de rapiña, no han dejado ni la cera de las velas.
Después
de Grecia, será Portugal, o Irlanda o España. ¿Por qué no? Gobernada
por una manga de presuntos ladrones, ¿cómo va a pagar el billón de euros
de deuda?
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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