El presidente
del Gobierno ha convocado a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos
para analizar la compleja situación que se ha creado tras el fracaso de
las negociaciones entre Grecia y sus acreedores y la decisión del primer
ministro griego de mantener cerrados los bancos de su país, lo que en
la práctica supone una situación de 'corralito' financiero, dado que los
griegos no podrán disponer de su dinero, al menos este lunes.
Alexis
Tsipras también ha ordenado el control de fondos y no se podrá
operar en la Bolsa de Atenas que también permanecerá cerrada. Igual
que el presidente del Gobierno español, tienen previsto actuar las
autoridades de Francia.
El presidente francés, François
Hollande, ha convocado un Consejo de Ministros restringido con la
presencia del primer ministro, del ministro de Finanzas, del
secretario de Estado por Asuntos Europeos y del jefe de Gabinete del
ministro de Exteriores, al encontrarse Laurent Fabius de viaje. Se da
por hecho que será una respuesta generalizada entre los
ejecutivos de la zona euro.
El primer ministro francés no ha
descartado que se produzca la salida de Grecia del euro por lo que
ha explicado que es necesario adoptar todo tipo de medidas tanto a
nivel nacional como en el ámbito comunitario.
Aunque según
Valls, "las consecuencias en el plano económico y financiero no
tendrían nada que ver con las que se temen", sí podrán tenerlas en
el ámbito político.
Rajoy ha seguido desde su regreso a
Madrid de la fallida Cumbre Europea y tras el fracaso del Eurogrupo,
todas las noticias relacionadas con el asunto y ha decidido
convocar a esta comisión a las 9:00 horas de hoy lunes en el Palacio
de la Moncloa.
La semana se promete compleja. El próximo día
30 termina el paquete de ayudas a Grecia. En caso de que no se
prorroguen, las dificultades para el pueblo griego van a ser
"muchísimas", según el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel
García Margallo.
Según el ministro, el Fondo Monetario
Internacional debe decidir qué hace, si Grecia entra en la lista de
morosos el martes, si no pudiera pagar los más de 1.500 millones de
euros que le debe, y no entrara "de golpe" en la suspensión de
pagos. También hay que saber cómo va a actuar el Banco Central
Europeo, que en su reunión extraordinaria de ayer domingo, decidía
seguir inyectando liquidez a los bancos del país, pero en la nota
oficial que emitía recordaba que esa decisión puede revertirse en
cualquier momento.
Lógico. La liquidez debe establecerse en
función de la solvencia que presenten los bancos griegos. Y entre
los grandes bancos inversores internacionales y las agencias de
calificación de riesgos hay discrepancias. Para unos los bancos
ya no tienen activos con los que garantizar los créditos, para
JPMorgan estos activos se acabarían a lo largo de la presente
semana.
Así que todos los días serán claves. Este lunes el BCE
tendrá que inyectar liquidez a las entidades griegas pese a que no
vayan a abrir, porque ya no disponen de ella tras la retirada masiva
de depósitos de los últimos 15 días.
El martes día 30, fecha
en la que espira el rescate, puede declararse oficialmente la
falta de liquidez de Grecia debido a que coinciden los pagos de
pensiones y salarios de los funcionarios, más los 1.600 millones
de euros al FMI.
Además del programa de rescate, el martes
también expira la financiación que acompaña al actual sistema de
asistencia a Grecia. Entre ellas la transferencia de los
beneficios obtenidos por el BCE por la gestión de la compra de
bonos griegos y la de los adquiridos por los otros bancos centrales
nacionales europeos socios de Grecia en la eurozona.
Pero
la tensión máxima se producirá el domingo 5, cuando se celebre el
inesperado referéndum que anunció por sorpresa Alexis Tsipras,
sobre las propuestas de acuerdo europeas. La paradoja es que si los
griegos, que mayoritariamente están a favor del euro, aprueban
las medidas dejarán en una situación insostenible al Gobierno,
que quiere que se rechacen.
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