miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Pero de qué empleo me hablas? / Josep-Antoni Ybarra *

Después de años en Inglaterra estudiando y de que cada año paso cierto tiempo en aquel país, me doy cuenta que mi inglés debe andar un tanto desorientado. Esto lo digo porque leo con cierta asiduidad que determinados empleos son los que mayor demanda van a tener en este país. 

Así, el futuro en España es ser «expert customer service», «events assistant» o «marketing manager»; todos estos empleos, dicen, son los que mayor demanda van a tener; empleos bien remunerados y socialmente bien valorados. Curiosamente, a continuación rebusco en las noticias y encuentro que en realidad los empleos que verdaderamente han hecho bajar el número de parados, los que de verdad se demandan, son los de «repartidor de camión», «camarera de planta en hotel» y «cajera de centro comercial».

 ¿Pero en qué quedamos?, ¿una cosa no tiene nada que ver con la otra? o ¿es que cuando se traduce del inglés al castellano, se desvirtúa el idioma y pierde valor la profesión de la que se habla? Creo más bien que lo que ocurre es que nos están tomando el pelo (¿engañando?) hasta con el idioma. 

Lo cierto y verdad es que esas profesiones y esos trabajos, los devaluados, son de los que están hablando y que están dando sentido a la llamada «recuperación» de la economía española. No se está hablando de otra cosa. Aquello de los ingenieros españoles trabajando en los centros informáticos o en las mejores instituciones de investigación médica puede ser verdad, pero no en este país. 

En este país, digo en España, los trabajadores medianamente formados en aquellas profesiones que hablaban de futuro como experto en marketing, diseñadores, informáticos, arquitectos, dietistas, ambientalistas –sean políglotas o no–, tienen muchas dificultades para encontrar un mínimo trabajo digno. 

Aquí los trabajos que se dan para hablar de la recuperación son los de ese repartidor acompañado de su hijo que va con su furgoneta, con contrato de autónomo hecho por él mismo, que está transportando cosas de un lugar a otro, y que le pagan, cuando le pagan, con mismos productos que lleva, ya que el dueño de la mercancía le dice que otra forma para pagarle, pues no tiene. 

La recuperación del empleo es a base del trabajo de esa señora que ya ha saltado la barrera de los cincuenta y que con su artrosis en las rodillas, y sus cuatro pastillas de ibuprofeno para poder resistir, tiene que hacerse 30 habitaciones de hotel en 4 horas durante todos los días de la semana (menos uno o quizás dos, si bien no sabe exactamente qué días de la semana van a ser, porque «depende de las circunstancias y necesidades del hotel»). 

La recuperación del empleo se está dando a base de ese contrato que se le hace a una chica recién cumplidos sus 22-23 años, y que con su título de grado en marketing, y más contenta que unas pascuas, va a un centro comercial a repartir muestras y a hacer una exhibición de un producto cosmético durante 4 horas al día, dos horas por las mañanas entre las 11 y las 13, y después por la tarde otras dos, entre las 7 y las 9, pagándole por ello menos de lo que vale un par de botes de los productos que está promocionando, y que una vez que se acaba el fin de semana, se ha acabado su contrato; total 8 horas a la semana. 

Esta es la recuperación, la del pago con mercancía a un autónomo, conductor de furgoneta que trabaja con su hijo, que mediante esa venta pueda llegar a cobrar; ese es el éxito económico, la inseguridad de poder continuar trabajando porque las circunstancias físicas de la persona, o del hotel, quizás permitan renovar el contrato de camarera de planta de hotel durante el próximo puente de Semana Santa o puede ser que para este verano que viene la vuelvan a contratar, si hay alguna amenaza de bomba en cualquier país árabe del Mediterráneo, y ello haga llenarse de extranjeros a los hoteles de la costa española; o puede que la recuperación sea la de aquel contrato de la chavala que con dos botes de cosmético se queda desconcertada con su exclusivo trabajo de 8 horas para el cual la seleccionaron porque estudió marketing y relaciones públicas. 

Venga hombre, dudo de la recuperación, pero de lo que no dudo es de la clase de trabajo que se está ofreciendo, o ¿de qué empleos se nos está hablando?

(*) Catedrático de la Universidad de Alicante 

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