domingo, 17 de mayo de 2015

Los rincones que acogen y abrazan a los candidatos cuando llegan a sus hogares retratan su biografía

MURCIA.- Por presencia o ausencia, de tránsito o para siempre, los rincones que acogen y abrazan a los candidatos a la presidencia de la Comunidad cuando llegan a sus hogares retratan su biografía y pincelan su alma. Los seis muestran a 'La Verdad' su lugar en el mundo.

PEDRO ANTONIO SÁNCHEZ

PARTIDO POPULAR




Su rincón en el mundo

La cocina de su dúplex de Puerto Lumbreras
Con su frenesí innato, igual trabaja con su abuela Herminia la masa de las tortas fritas típicas de Puerto Lumbreras que merendará la familia esa tarde, que se entrega a la pizza con sus hijas Rocío y Cristina el fin de semana. La amplia cocina, la habitación más grande del dúplex sin pretensiones ubicado en una calle más del pueblo de Puerto Lumbreras, es el centro de la vida en común de los Sánchez. El espacio donde el candidato del PP desayuna con las niñas antes de llevarlas al cole y despedirse hasta la noche, 300 kilómetros y muchas horas después. Sobre la colosal mesa para diez comensales de la estancia, espacio de reunión para los amigos de Pedro Antonio Sánchez y Nuria Navajas, se esparcen aún los restos de una tarde de deberes, preparativos de la próxima comunión de la pequeña, y las visitas de rigor de la madre y las abuelas del candidato, inmerso en un matriarcado por el que se deja querer. Una cocina que es casi icono de la familia media tradicional española, provista como para una guerra y decorada de revista. No le pesan a Sánchez de momento los kilómetros, con tal de regresar cada noche al pueblo en el que sus hijas corren libres por la calle, entran y salen, y viven con la puerta de entrada abierta. Pasan vecinos, saludan, preguntan, salsean y siguen calle arriba con una cadencia lenta que no logra apaciguar el ímpetu con que vive la campaña el candidato del PP.


ÓSCAR URRALBURU

PODEMOS




Su rincón en el mundo

El despacho de su piso en el barrio de Vistabella
Las litografías de los abstractos conquenses Zóbel y Sempere amanecen iluminadas por el intenso sol que alumbra el despacho-salón-cuarto-de-todos del 'bourgeois bohemian' (Bobo) que destila Óscar Urralburu. En el barrio de Vistabella, que le da la vida, el ocio y la amistad en su plaza de los patos, el piso de 75 metros es tan él que extraña que apenas lleve cuatro años habitándolo. La elegante cómoda restaurada en su casa navarra encaja con la mesa de diseño, acero y cristal, con la misma fluidez que le cae a él la chaqueta que no acostumbraba a llevar. Como el Muñoz Barberán y el último dibujo de su hija Amaia, bisabuelo y bisnieta, conviven en la sala ordenada y repleta de libros compartidos con su hijo Marcelo. Mucha poesía, arte, estética y manuales de pedagogía, menos novelas, y una pila de juegos de mesa ordenados y, se sospecha, con todas las piezas. Como ensamblan sin disputa el antiguo tocadiscos de aguja en el que ha quedado olvidado el vinilo de 'Funkadelia' y el despliegue de Mac, Ipad y Iphone que se extienden sobre la mesa. Y casan sin chocar el espejo enmarcado con volutas doradas que le regaló su abuela Teodora con la moderna cocina del piso de alquiler donde el candidato de Podemos, acostumbrado a cocinar desde adolescente para sus hermanos, borda los guisos de alubias, y, cómo no, el bacalao.


 

MIGUEL SÁNCHEZ

CIUDADANOS




Su rincón en el mundo

La sala de su apartamento del barrio de El Ranero
En tránsito de un divorcio reciente y de la casa que fue común en la que ya no se siente cómodo, Miguel Sánchez ha encontrado su puente vital en el pequeño apartamento de El Ranero en el que apenas para a dormir. Y se nota. Si el piso retrata a Sánchez, lo hace más por ausencia que por presencia: apenas unas fotos de su sobrina Sara, una muestra de colonia de Hugo Boss y seis copas de vino que reducen las posibilidades de invitados a la media docena aportan los pocos signos de vida cotidiana a la estancia. La Nespresso para un café rápido en su taza del Real Murcia antes de salir a toda prisa al despacho le sobran. «Paso todo el tiempo en el despacho, en casa de mi madre, que vive al lado, o en la de mi pareja. Apenas vengo a dormir», justifica Sánchez, cómodo en su frugalidad en plena metamorfosis. Cinéfilo entregado, sí guarda un hueco para las películas de cine negro y 'western' que se regala en los pocos ratos de ocio que encuentra: 'La ley del silencio', 'El jinete pálido', 'Duelo en la alta sierra', y las obras completas de Woody Allen, de quien es fan declarado. La pieza más preciada del caravaqueño, la placa que la Orden de Caballeros de Santiago de la Vera Cruz, que muestra con orgullo al visitante. El despacho, advierte, mejor no mostrarlo. «Está repleto de papeles, no cabe uno más», justifica el candidato de Ciudadanos, lector de novela histórica y entregado a su tercer revisión de 'El Quijote'.


RAFAEL GONZÁLEZ TOVAR

PSOE




Su rincón en el mundo

La buhardilla de su casa huertana de Alquerías
A flor de limonero, arroz con sarmientos a la leña, castañas asando en la estufa de hierro que reina en el salón y tierra regada a manta huele la casa huertana en la que nació Rafael González Tovar. Justo en el lugar que hoy es salón de reuniones familiares y de amigos, el candidato socialista vio la luz entre aperos, bancales y acequias refrescantes para los zagales picados de viruela que corrían entre caballones. «Es mi rincón, mi lugar en el mundo, mi raíz», reivindicada casi emocionado mientras exhibe las joyas de la casa: un fresco pintado por Pedro Cano en el marco de la ventana que recrea los mismos limoneros que crecen fuera. Con el manto caballista con su retrato y el de sus dos hijas, María y Diana, bordado a mano. Y el vivido suelo hidráulico de la cocina, desconchado en tanta existencia batallada. En la buhardilla que fue criadero de gusanos de seda, luego revendida en la antigua fábrica de hilado de la Vereda del Capitán, González Tovar ha cuajado el plácido escondite del médico que se pagó la carrera recogiendo albaricoques. Hoy asaltado por los libros de sus hijas, que se sacaron la carrera allí, y haciendo hueco a los de su primer nieto, Rafa, que le ilumina el rostro para la foto. Entre más obra de Cano y Palop -su ahijado- Tovar y su esposa se cobijan al fresco de la casa de los cuarenta grados que la morera de la entrada, setenta años plantada en el mismo rincón, aguanta estoica.


JOSÉ ANTONIO PUJANTE

IU-GANAR LA REGIÓN




Su rincón en el mundo

El estudio de su piso en el Óvalo de Lorca
Lee libros completos y prepara los plenos de la Asamblea mientras pedalea kilómetros en la bici estática que preside su estudio José Antonio Pujante, acomodado como una pieza más al piso que compró en pesetas antes del 'boom' en plena plaza del Óvalo de Lorca. Desde la décima planta del bloque, un curioso ejemplo del estilo arquitectónico llamado brutalismo (por el empleo del hormigón crudo), el candidato de Ganar divisa el castillo de Lorca. Aun a prueba de seísmos, el edificio fue desalojado la noche del terremoto, pero Pujante la pasó bajo su techo, sin un solo vecino que le acompañara y contra la recomendación de los servicios de emergencias. Ya restaurado, los radiantes ventanales del piso revelan hoy los muchos libros, fotos, recuerdos, discos y objetos múltiples de las estanterías. Junto al chester que arrumba más carpetas y papeles, el perro que su hijo recogió de la calle cuando apedreaban otros chicos se arrellana a su lado en un gesto cotidiano que comparten más de una tarde. Entre los discos, en el alma los de Silvio Rodríguez, quien se plantó con su guitarra hace treinta años en la inauguración del local de las Juventudes Comunistas en Murcia que promovió Pujante. 'El Capital' de Karl Marx dialoga en la librería con Sócrates y Kant, que hasta tienen su pequeño busto, y miran de reojo la colección de 'pins' que desde hace años Pujante acumula en una caja arrinconada con la radio de galena.


CÉSAR NEBOT

UPyD




Su rincón en el mundo

El patio de su adosado en la pedanía de San Ginés
La infancia apretada entre literas en el pequeño piso que compartió con sus cuatro hermanos en Barcelona se expande hoy holgada y desanchada en el inmenso patio del dúplex de la pedanía murciana de San Ginés. Bicicletas, toboganes, patines, balones, detenidos en pausa como quedaron después de la tarde de juegos de los hijos de César Nebot, Ignasi y Xavi, se calientan el sol mientras el candidato trabaja a la sombra con su portátil. Junto a la barbacoa que caldea las muchas reuniones de amigos que César y su mujer, Fuensanta, organizan casi todas las semanas. «Nos encanta que venga gente, casi siempre hay amigos», dice sonriente Nebot, quien se precia de cocinar «la mejor pizza del mundo», que elabora con el rigor y el control del científico que es: «La clave está en la fermentación en frío, hay que calcular con precisión los niveles de levadura», expone convencido de los modelos matemáticos no fallan tampoco con el delantal puesto. Hipotecado, «como todos», desde 2003, Nebot se reconoce feliz escuchando a los pájaros por la mañana en el dúplex que mantiene impoluto y repleto de sillas y bancos auxiliares para recibir a quien se presente a disfrutar del partido de la jornada en la pantalla que ha instalado en la pared. Es, dice seguro, su lugar en el mundo.

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