domingo, 31 de mayo de 2015

Después del 24 de mayo / Joaquín Sánchez *

Primer caso conocido de síndrome de Estocolmo en la población de un país. El pueblo español es el primero que ante un secuestro de sus derechos y libertades, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con el Gobierno que lo ha secuestrado.

En un mitin del Partido Popular protestaron algunos miembros de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas cuando intervenía el presidente Mariano Rajoy, denunciando su complicidad con los banqueros y reivindicando la dación en pago por ley y con carácter retroactivo, la paralización de los desahucios y el alquiler social. Antes esta protesta, el presidente respondió que «tranquilos, que no pasa nada, a partir del 25 de mayo todo va a seguir igual». 

Y, esta afirmación la hago pregunta: a partir del 25 de mayo ¿todo va a seguir igual? Es decir, ¿a gente va a seguir sufriendo los recortes de sus derechos? Los que no han causado esta estafa financiera y son víctimas ¿van a seguir pagando la deuda de los que precisamente han provocado esta crisis económica y se están enriqueciendo aprovechandola como tapadera? ¿Se va a seguir recortando en política social, desprotegiendo a los discapacitados, mayores, enfermos mentales, excluidos? ¿Se va a seguir despidiendo a gente y fomentado el trabajo precario? ¿Van a seguir abandonado la universidad los jóvenes que no pueden pagarla? ¿Se va a seguir privatizando servicios públicos, reduciendo los empleados públicos, sobre todo interinos?

Las elecciones del 24 de mayo han supuesto que el PP gane, pero con mayoría simple, lo cual es ya una buena noticia, aunque para José Luis Mendoza y obispos será una pésima noticia. La experiencia de las mayorías absolutas es muy negativa porque existe la partidocracia, que no es otra cosa que un grupo reducido de líderes controlan las decisiones de los órganos decisorios, y suele ser un grupo que a su misma vez está controlado por los poderes fácticos, que son los que acaparan gran parte de los capitales. A esto hay que unirle que una vez que se gana las elecciones todo lo prometido queda en el olvido y se gobierna con el programa oculto, es decir, ese programa que si se expusiera no lo votaría la gente en su mayoría.

Los resultados avalan las encuestas: además de estas mayorías del PP, queda en segundo lugar el PSOE, el tercer lugar ha estado entre Podemos y Ciudadanos; Podemos e IU han desaparecido de muchos escenarios autonómicos. Estas estimaciones se han dado en nuestra región. El programa de Ciudadanos es similar al PP —no quiere decir que vayan a pactar—, con lo cual estaríamos hablando de que ganarían las políticas que precisamente han hecho que la gente que no ha generado la deuda la pague y los que han generado la deuda se dediquen a seguir acaparando. Mucha gente que está sufriendo esta estafa financiera han votado a los que han sido los causantes de la misma y, por tanto, de su sufrimiento. No lo digo con reproche, pero sí con mucha tristeza.

El ascenso de Podemos sería importante y ¡bendito ascenso! pero absolutamente insuficiente y si además se le añade que IU no ha conseguido representación alguna, lo cual me parece muy injusto, estaríamos hablando de que ese cambio tan deseado no se va producir de momento y la gente va a seguir sufriendo y mucho. El triunfo en Barcelona de Ada Colau y en Madrid de Manuela Carmena son dos rayos de esperanza importantes.

Con estos resultados ¿qué se podría hacer a partir del 25 de mayo? Es una respuesta dirigida a los votantes de Izquierda Unida, Podemos, Equo, Alternativa Socialista... Creo que primero voy a responder lo que no se debía hacer y es no tirarse los trastos a la cabeza desde los reproches y buscando culpables, alimentado el odio, el rencor y la división de gente que comparte mucho; y, sobre todo, no arrojar la toalla. Entiendo que haya gente muy desilusionada; les digo que ánimo, un abrazo y que la lucha continúa. Que los recelos, las desconfianza y la dureza de corazón se convierta en diálogo, encuentro y en unidad popular.

Creo que lo que habría que hacer es una autocrítica, reconciliándose —sí, queridos compañeros, el perdón es de izquierda, el rencor de derechas—, superar el escepticismo y el conformismo: ¡hay que intentar adelantar la utopía!

Empezar a construir desde este momento esa confluencia que no ha sido posible por los narcisismos políticos, reconstruir los movimientos sociales, porque mucha gente se ha pasado a la política dejando muy tocados a estos movimientos, y tener claro que si hay un espacio importante, además de las instituciones, es la calle. Tal vez miles votos son insuficientes para cambiar las cosas, pero miles de personas en la calle desde la desobediencia civil no violenta, con grandes manifestaciones y acciones significativas como ocupaciones de bancos o consejerías… tendrían una gran fuerza movilizadora y transformadora.

La gente sigue sufriendo mucho, y posiblemente mucho de ellos, insisto, hayan votado a esos partidos que están causando su dolor. Por eso necesitamos seguir luchando y amando, desde el corazón, la sensibilidad, la solidaridad y la justicia. Hay mucho por construir después del 24 de mayo y mucha esperanza.

Posdata: Quiero mostrar mi solidaridad a las monjas sor Lucía y Teresa Forcades que han sido amonestadas. De nuevo las mitras y los báculos se unen a los que tienen el dinero. En esta Iglesia, sentimos muchos vacíos y soledades y complicidades que nos hacen sufrir y nos amenazan.

(*) Sacerdote

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