jueves, 7 de mayo de 2015

Las tribus / Ángel Montiel

El PP es una olla a presión. La espita que deja escapar el vapor se llama Pedro Antonio Sánchez. Su mensaje a quienes la evolución de los acontecimientos ha pillado con el pie cambiado es: “He puesto el contador a cero”. Cuenta, y dice que contará, con todos. Pero hay quienes le creen y hay quienes no le creen. No tanto por él como por el Vigilante. 

Éste ha trazado sus líneas rojas, las obvias, y a malas penas lo disimula. Espera a que concluyan las elecciones para pasar la cuenta personal “a los de dentro y a los de afuera”. El resultado electoral dará autonomía o se la restará, según el número de escaños, al nuevo líder. Pero aun si se cumpliera el mejor de los pronósticos para el PP, Sánchez tendrá que aceptar una parte de ese discurso negativo. 

Mientras tanto, surgen nuevas fisuras. Los camaristas apenas contienen su irritación con el sucesor Ballesta, pues ven en algunas propuestas de éste una enmienda a la política del saliente, sea ésta la que fuere. Si Ballesta dice que no come dulces para adelgazar, Cámara presume de mantenerse en forma comiendo chocolate (véanse La Opinión de ayer y de hoy). Y también se detecta algún malestar entre los respectivos grupos de apoyo a Sánchez y a Ballesta, pues sus programas no parecen coordinados y se han solapado en su divulgación.

La clasificación del bullicio interno contiene todos los matices: están los valcarcelistas puros que esperan una señal del amo; los valcarcelistas críticos que incluyen a Sánchez en el objeto de la crítica; los pedroantonianos valcarcelistas; los pedroantonianos exvalcarcelistas; los pedroantonianos puros; los camaristas; los excamaristas que han quedado en el limbo; los camaristas que por la valcarcelización de Cámara han pasado a anticamaristas y antivalcarcelistas; los camaristas que se han hecho pedroantonianos; los garristas puros; los antigarristas; los garristas contravalcarcelistas, los garristas pedroantonianos y los garristas sin dueño. Y entre todos ellos, los mediopensionistas, los comisionistas y los antitaurinos, que también los hay.

Pedro Antonio Sánchez lo sobrelleva, de momento, pero ¿quién querría estar en su piel el día 25 de mayo?

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