domingo, 3 de mayo de 2015

Esta tarde se repitió la tradición del baño de la Cruz de Caravaca, documentada desde el año 1384


CARAVACA DE LA CRUZ.- Caravaca de la Cruz, una de las cinco ciudades santas de la Cristiandad, celebró esta tarde, como cada 3 de mayo, la procesión del baño de la Cruz en el Templete.

Miles de personas han participado, como todos los años, en el traslado del Lignum Crucis desde la iglesia Parroquial de El Salvador hasta al Templete, donde se celebró el tradicional ritual del Baño de la Cruz, origen y fundamento de las fiestas de Caravaca.
Tras el simulacro de batalla entre moros y cristianos, se ha celebrado el Baño de la Sagrada Reliquia y la Bendición de las Aguas en el Bañadero. 
La procesión, encabezada por el Carro Triunfal de la Vera Cruz se ha dirigido entonces a la parroquia de El Salvador, donde la sagrada Reliquia quedó expuesta para su adoración.
El Solemne Ritual del Baño se halla documentado en el año 1384 y su popularidad la alcanzó a comienzos del siglo XV cuando se difundieron los efectos milagrosos que parecían derivarse del mismo, tanto para las personas como para las cosechas. Actualmente son muchos los que acuden cada 3 de mayo a este solemne ritual, movidos por su espiritualidad y la fe en el poder milagroso del agua. 
El fervor y la pasión que la multitud siente hacia la Patrona llenan el Templete de un ambiente mágico, que no se volverá a vivir hasta el próximo año.
El día comenzó con la Misa Pontificial en la iglesia parroquial y el desfile infantil de los niños vestidos de moros, cristianos y caballistas que guiaban a ponis vestidos con mantos bordados.
Ya por la tarde se ha celebrado Misa en El Salvador, con posterior adoración, y la.
Procesión del Baño, desde la Parroquia del Salvador en  dirección al Templete, desfilando los Moros y los Cristianos, seguidos por el carro procesional de la Cruz. Tras el Parlamento entre el rey moro, Ceyt Abuceyt, y el rey cristiano, Fernando III el "Santo", y ante la imposible reconciliación, empujan a sus tropas hacia la batalla, mientras la Cruz, en lo alto de su cuesta, presidiendo el magnífico campo de batalla, espera que se dirima la pelea, para descender majestuosa a su baño en las aguas del Templete.
Se trata de una de las escenas más sugerentes de las Fiestas: los reyes preparados, rodeados por sus respectivas huestes con espadas, alfanjes, estadartes y banderas, mientras la Cruz preside la escena. La escenificación se vive con intensidad y los espectadores, atentos al discurrir de las estrofas, participan con aplausos de repulsa y aprobación.
El posterior simulacro de combate da paso a una escena cinematográfica: la lucha desgarrada, los insultos recíprocos, el triunfo de la Cruz, una mezcla de algarabía y colorido, sones de clarines, gritos, encontronazos, ruidos de espadas, disparos y olor a pólvora de los trabucos, símbolos de los dos ejercitos y la gente que alienta con sus voces.
Después del parlamento y la batalla, se lleva a cabo El Baño de la Cruz y Bendición de las Aguas.
El Ritual del Baño de la Vera Cruz está en el origen de las fiestas de Moros y Cristiano de Caravaca de la Cruz. El festejo nació en la Edad Media, cuando Caravaca era tierra de frontera con el Reino de Granada y se constituye, por tanto, en uno de los más antiguos en este género.
Se viene celebrando, al menos desde el año 1384, y su relación con los moros y cristianos actuales viene dada por el acompañamiento de carácter militar que recibía la Sagrada Reliquia, cuando salía en procesión desde su Santuario al baño, extramuros de la ciudad. La Cruz se sumerge en las aguas limpias y claras que bañarán las fértiles tierras.
A continuación del baño, continúa la procesión hacia la parroquia de El Salvador, donde queda expuesta la reliquia para su adoración hasta el final de las fiestas caravaqueñas pasado mañana aunque el día antes se desplaza la reliquia para que visite a todos aquellos vecinos que no pueden acercarse a adorarla al templo.

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