La FAES ha tocado a rebato: los de Ciudadanos quieren arrebatar el sitio al PP,
ser califa en lugar del califa. A rebato escandalizado: ¡hábrase visto
desmesura! ¿Cómo se atreven? El centro-derecha somos nosotros desde los
tiempos de Fraga Iribarne, el exministro de Franco. El territorio nos
pertenece por derecho histórico. Fuera intrusos, zascandiles, adanes,
niñatos.
Es
maravilloso cómo estos partidarios de entenderlo todo según la lógica
del mercado se oponen a ella con uñas y dientes cuando los afecta
directamente. ¿No son los partidos como las empresas? Recuérdese que
Rajoy defendió hace un par de años el pago de sobresueldos en el PP
asimilándolos a los pluses de productividad en las empresas.
Ténganse las risas. Y ¿no compiten las empresas entre sí? Una empresa
obligada a competir con otra no gana mucho enfándose con ella y
negándole el derecho a hacer lo que hace por razones ideológicas o
históricas. Si quiere sobrevivir y echar a la otra del mercado tendrá
que hacer lo mismo que ella mejor y/o más barato.
Si
el PP no quiere que C's se lo coma, tiene que quedarse con sus
clientes, o sea, sus votantes. Y actuar en consecuencia en el mercado
del voto. Los partidos son empresas que "compran" votos y lo hacen en el
terreno de las propuestas. Mejorar las de C's no debiera ser difícil si
el caudillo centrista sigue diciendo los disparates que dice, como que
haya dos personas por cuarto en cada vivienda o que los nacidos antes de 1978 se jubilen en política.
Supongo que son lo que Rajoy llama con gran desprecio "ocurrencias" y
que a Palinuro más le parecen sinsorgadas de niñato, salvo que diga que
así creará tropecientos mil puestos de trabajo de inspectores de alcoba.
En cuyo caso, las sinsorgadas son de lunático.
Si con eso los del PP no
eliminan la competencia de C's, algo falla. Y ese algo es la corrupción
que los tiene maniatados, cuando no directamente esposados, camino de
los juzgados. La corrupción es la guerra de zapa que Rivera utiliza
contra Rajoy, al estilo de la de San Martín contra los españoles
realistas en Chile. De ahí viene esa fuerza de C's de exigir primarias
al PP a cambio de pactos, cosa que este, enrabietado, ve como un chantaje. Y lo es. El problema del chantajeado no es ser chantajeado, sino ser chantajeable.
Los
candidatos del PP a las Comunidades y Ayuntamientos forman verdaderas
hileras de gentes tiznadas directa o indirectamente por la corrupción.
Los de C's, libres de ella, por más tonterías que digan, solo tienen que
sentarse a ver pasar el cadáver de su adversario. Porque son
adversarios, competidores por los mismos votos. Lo dice muy bien Pablo
Echenique, de Podemos: C's no es una amenaza para su partido porque pesca en otro caladero de votos. También meridiano y en lenguaje empresarial, en este caso de piscifactoría.
Precisamente
el mismo grito alarmado de "¡qué vienen los bárbaros!" ya se había oído
en la otra parte de la cancha, la de la izquierda y aplicada a Podemos.
En IU el grito sonó tarde y, cuando sus ecos se apagaron, de la otrora
flamante organización solo quedaba un pecio descangallado que en algunos
sitios, como Madrid, ya no pide el voto. Lo mendiga. La
competencia de Podemos ha sido arrasadora. Pero queda el otro bastión de
la izquierda, el PSOE,en donde, como en la FAES, se ha tocado a rebato.
Hay que frenar el asalto. Impedir la pasokización del PSOE. Y
ahí hay una batalla tan fuerte y enconada como entre el PP y C's.
Incluso más porque los de Rivera también se llevan votos del PSOE. Este
responde como buenamente puede, que no es mucho,y ve cómo se le
recompensan sus esfuerzos con leves subidas demoscópicas que ya lo ponen
por delante de Podemos para que respire con alivio.
Pero
es dudoso que sepa hacerlo. El PSOE tiene un lastre con su anterior
gobierno y, aunque ya ha dejado de hacer el ridículo, como en tiempos de
Rubalcaba, sigue mostrando constantes vitales muy bajas y planas. Su
oposición parlamentaria es ineficiente y rutinaria mientras no presente
una moción de censura y su discurso en la calle deja mucho que desear.
Sánchez vuelve a dar a la tecla del voto útil para aglutinar el de la izquierda.
Está bien y es buena baza frente a Podemos sobre todo si este se
estabiliza en un porcentaje del voto similar al que tuvo IU en sus
mejores momentos. Pero es un discurso dirigido a poco más de la mitad
del electorado. Si quiere competir con Podemos tiene que dirigirse a la
totalidad de ese electorado, lo que cree conseguir aquel hablando al pueblo. Lo mismo ha de hacer el PSOE y, en principio, debiera serle más fácil, dada su trayectoria y poderío institucional.
Cómo se elabora un discurso que hable a todo el pueblo pero llame también al voto útil de la izquierda no es tarea fácil. Por eso el PSOE confía más en los errores de Podemos que el PP en los de C's. En realidad, los bárbaros ya están aquí. Y no son tan bárbaros.
Cómo se elabora un discurso que hable a todo el pueblo pero llame también al voto útil de la izquierda no es tarea fácil. Por eso el PSOE confía más en los errores de Podemos que el PP en los de C's. En realidad, los bárbaros ya están aquí. Y no son tan bárbaros.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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