Cansado y taciturno aparecía Julián Romea retratado por Valle-Inclán en
‘La Corte de los Milagros’. «Esto se va, don Luis», decía la gloria del
teatro nacional. Su interlocutor era Luis González Bravo, varias veces
presidente del Gobierno con Isabel II, quien replicó sin vacilar: «Una
temporada de descanso te pondría nuevo. ¡La Huerta de Murcia y
abstinencia del sexto!».
Quien fue pocos años antes a Cartagena y luego a
Murcia fue la propia reina, donde inauguró el teatro que años después
llevaría el nombre del actor murciano. Aquella mujer que, según el
escritor, tenía en el celaje de los ojos el azul de las mañanas
madrileñas (las demás descripciones son menos poéticas y positivas)
desembarcó en Cartagena en octubre de 1862.
Dos días después subió a un
tren que inauguraba la vía férrea entre Cartagena y Murcia. Aquello
también fue puro teatro. Se construyeron en ambas ciudades pabellones, a
modo de estaciones ‘provisionales’, y las vías se montaron a toda prisa
para que el ferrocarril pudiera utilizarlas ese día. De hecho, una
riada se las llevó por delante poco después. Fue a los cuatro meses
cuando pasajeros y mercancías empezaron a circular con regularidad entre
Cartagena y Murcia.
Desde entonces, las improvisaciones, retrasos y
teatrillos marcaron el desarrollo de las infraestructuras ferroviarias
en la Región. Se disparó la capacidad de la tecnología, pero el factor
humano varió poco. Las medias verdades, líquidas o gaseosas, tienen
hondas raíces en la Murcia política y palatina, ya muy experta en
sortear el octavo (mandamiento) sin caer en la mentira. Estas
habilidades quedan más en evidencia durante las campañas electorales,
aunque la realidad sufra una deformación grotesca, como en las obras de
Valle-Inclán.
Con ese historial de promesas incumplidas y carencia de
sólidas certezas sorprende también la temeridad de dar fechas concretas,
siempre inciertas en una obra de ingeniería, para la llegada del AVE.
Quizá es porque ya se ha despejado la traba oculta que retrasó meses la
adjudicación del tramo de entrada a Murcia, tal como hoy adelantamos.
No
era otra cosa que las diligencias penales de la Fiscalía, donde
finalmente han sido archivadas. Aunque sigue abierta la vía contenciosa,
que siempre podría deparar sorpresas, Adif adjudicará la obra a
mediados de mes. Sorprende que solo cuando se supera el escollo se
admite la causa, pero así es, pese a que tan relevante es lo que se dice
como lo que se omite.
Rajoy cumplió el expediente al afirmar en Murcia
que la Región no quedará excluida del Corredor Mediterráneo. Conviene
saber que la marginación respecto a Alicante puede repetirse. Si no
cambian los planes, hasta Monforte habrá doble línea y a partir de ahí
una para la alta velocidad, los cercanías y las mercancías.
No habrá
razones para descorchar espumosos y dejar de reclamar hasta que no haya
un corredor competitivo, AVE en Lorca y Cartagena, el soterramiento
integral de Murcia y la variante de Camarillas completa para el pasillo
ferroviario por Cieza. ¡Ahí es nada!
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