lunes, 11 de mayo de 2015

Estabilidad ¿para quién? / Ángel Montiel

La palabra mágica que toca ahora es estabilidad. Significa que son precisos Gobiernos de mayoría para garantizar la recuperación económica. El fraccionamiento multicolor de los Parlamentos autonómicos y de los plenos municipales sería contraproducente porque las políticas estarían sometidas a vaivenes e incertidumbres, lo contrario de lo que reclama la economía. Y exhiben el ejemplo de Andalucía, donde aún no ha sido posible formar Gobierno. 
 
La teoría es impecable: en tiempos de crisis son necesarios Gobiernos fuertes. El problema es que la práctica nos muestra que con Gobiernos fuertes nos aplastó la crisis. Primero, con Zapatero, y después, con Rajoy. La crisis, la mala gestión de la crisis y sus consecuencias se han producido con Gobiernos monocolor como el de la Región de Murcia. 

Los Gobiernos estables son los que han traído inestabilidad a las personas, a las familias, a las empresas. Con Gobiernos estables se han desestabilizado el empleo, la propiedad de las viviendas o los derechos sociales básicos y se ha regresado a la sociedad dual de ricos y pobres. Los Gobiernos estables son los que han institucionalizado la corrupción.

Andalucía. Si tanto les preocupa la estabilidad ¿por qué el PP no vota a favor de la investidura de Susana Díaz o se abstiene? ¿Por qué estarían más obligados a hacerlo IU, Podemos o Ciudadanos? Ahí tienen los populares una prueba para manifestar la importancia que prestan a la estabilidad.

No quieren estabilidad para salir de la crisis. La necesitan para, en efecto, estabilizar definitivamente las rebajas sociales y las nuevas estructuras precarias que ha acarreado la crisis tal y como la han gestionado con impecable estabilidad.

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