miércoles, 8 de abril de 2015

Realidad económica y adopción de medidas preventivas / Ángel Tomás *

El que los partidos políticos centren su objetivo y empleen todo su tiempo en el ataque y desprestigio de su adversario, en muchas ocasiones acusando de lo que debieran avergonzarse, demuestra: la carencia de ideas, de creatividad, y del poder de planificación estructural, de su implantación y control continuado. Con ello, ponen de manifiesto: ausencia de carisma, de visión, de facultades de dirección y de liderazgo. Este sistema, que consideran ideal para ganar votos, sólo consigue alargar la recuperación, el deterioro del bienestar social y la pérdida del dominio de nuestro destino económico.

Alardear, en demasiadas ocasiones, del éxito de las medidas implantadas, suele cimentarse sobre argumentos incompletos, incorrectos, y de personal autoría, eludiendo o eliminando a los verdaderos autores cuando aparece el crecimiento: "la empresa". Obviar esta verdad es el deporte nacional; aunque es sabido que hay empresarios oportunistas, la gran mayoría (pequeñas empresas), generadoras del 90% del PIB nacional, son emprendedores que aportando su pequeño capital, esfuerzo y trabajo y, en unión de un equipo humano especializado y cohesionado, son los verdaderos creadores de la riqueza e impulsan el crecimiento económico.

Es cierto que, afortunadamente, está creciendo el PIB. La mejora es impulsada fundamentalmente por: 

1.- La depreciación del € frente al $. 2.- El descenso del precio de los carburantes. 3.- La entrada masiva de capital extranjero, que está propiciando la revaloración de los activos mobiliarios e inmobiliarios. 4.- El alza de las exportaciones de bienes y servicios, especialmente del turismo, que está mejorando la balanza exterior. 5.- La pérdida de calidad manufacturera.

Destacamos que la mayoría de los impulsores al crecimiento son agentes externos que no dominamos, y pueden estabilizarse o cambiar de signo, pero la "pérdida de calidad" y "el crecimiento de las exportaciones" merecen un profundo análisis y la adopción de medidas de protección. La caída del consumo y como consecuencia la de los precios, necesitan establecer nuevos objetivos innovadores, creativos y de diferenciación que atraigan el consumo. Hay que diseñar nuevas estrategias, gestionarlas eficazmente y controlar su cumplimiento y mejora continuada. 

En cuanto a las exportaciones, aun siendo positivas, si no protegemos la producción hortofrutícola e impulsamos la industria de sus derivados y la del resto del sector industrial, aquellas tienen un límite, y la pérdida de tiempo será aprovechado por nuestra competencia exterior. Sin estudiar nuevas fuentes de riqueza acorde con nuestra geografía económica regional, será muy difícil seguir creciendo. Rechacemos, por tanto, los optimismos injustificados.

La gestión de una buena economía política nacional orientada al futuro, no debe olvidar adoptar las prevenciones necesarias de forma continuada ante un nuevo posible fenómeno económico mundial, dominado por el predominio de los mercados financieros carentes de autodisciplina y como objetivo único el beneficio rápido. 

Los mercados observan, en especial, la Europa del euro y su lentitud e ineficacia en promover medidas conducentes a la unión financiera y fiscal imprescindibles, que permita defender con éxito las maniobras desestabilizadoras de los mercados financieros. Conviene recordar como ejemplo de lo expuesto, la "gran crisis del Japón" iniciada en los noventa, que aunque estabilizada y después de grandes sacrificios, no termina de conseguir el crecimiento continuado. 

Tampoco debemos olvidar algunas posibles crisis iniciadas, como la de Brasil basada en su conflicto político-social, la de Rusia por irregularidades internacionales, y la de China, forzada a una expansión comercial y financiera al exterior, compensadora de la disminución de sus exportaciones y el menor crecimiento del PIB.

Una de las medidas de necesaria y urgente adopción es volver al control presupuestario por su evidente incumplimiento, cuya liquidación con déficit, lleva inevitablemente al endeudamiento insoportable y al "deterioro y adelgazamiento de los balances", en buena medida por infravaloración del riesgo asumido y la ausencia de control y depuración del gasto.

Olvidémonos de ideologías enfrentadas, que únicamente consiguen crispación. Sólo tendremos la facultad del poder de recuperación y progreso con un ejecutivo que se apoye: en el sentido común, la sensatez, la eficacia, la libertad y el control del gasto no productivo; único camino hacia la unión, la paz y el bienestar social.

(*) Economista y empresario

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