viernes, 10 de abril de 2015

Otro envidioso, enemigo de la verdad y la luz / Ramón Cotarelo *

Desde el comienzo de este nuevo ciclo político, Palinuro viene diciendo que lo único que conseguirá Podemos será destruir IU. Curioso que quienes nacieron con la más o menos obvia intención de destruir el PSOE se hayan cargado otra organización que también tenía el mismo objetivo. Desde, entonces, en efecto, Podemos ha venido creciendo a costa de la organización de la "verdadera" izquierda, de la que, por lo demás, proceden bastantes de sus dirigentes. 
A ello ha contribuido en no poca medida la propia IU que, enfrentada a un peligro de desaparición por absorción se ha dedicado a lo que hace de forma inmejorable: las rencillas, broncas internas, expulsiones, escisiones y purgas como en los mejores tiempos del añorado estalinismo. De esa forma se camina a banderas desplegadas hacia la revolución mundial, unitaria, por supuesto.

Cuando los estrategas de IU se dignaron tomar nota de que surgía una nueva formación de no menos "verdadera" izquierda que, en el fondo, era su adversaria, cometieron el error de todo principiante: despreciarla, ningunearla, sostener que era marginal y "friky", como si ellos fueran el centro del planeta. Un mes más tarde, los "frikies" eran los amos de la izquierda "transformadora" e IU tenía que pedir árnica tras el revolcón. 
El árnica llevaba un curioso nombre de fábrica: se llamaba convergencia. Dos fuerzas de "auténtica" izquierda no podían dividir el voto progresista tan irresponsablemente. Había que unificar fuerzas para desplazar al neoliberalismo con sus dos peludas patas, el PP y el PSOE. Había que forjar la unidad de las izquierdas que IU llevaba en el nombre. Era preciso que la orilla fetén de la pintoresca teoría anguitiana de las "dos orillas", no se fragmentara.

Pero la convergencia era una mala fórmula para Podemos porque, aunque sus dirigentes procedieran del comunismo y de IU, tenían la inteligencia suficiente para darse cuenta de que toda proximidad con el comunismo sería electoralmente peligrosa. Algún asesor con algo de idea les había hecho ver que los comunistas no han ganado una sola elección democrática plena en ninguno de los 190 países del mundo en cien años y, cuando han llegado al poder, ha sido por la fuerza de las armas. 
En consecuencia, con esta ejecutoria, los de Podemos, obsesionados con la tradición de perdedores de la izquierda y neuróticamente anclados en la necesidad de ganar, vieron que la convergencia con sus antiguos compañeros de fatigas, los comunistas de IU, sería suicida y acudieron a todo tipo de pretextos para no coincidir bajo ningún concepto con aquellos perdedores natos. Su modelo era Grecia, en donde un obediente partido comunista, el KKE entiende que su función es presentarse a las elecciones y perderlas con el 2% de los votos solo para que Syriza pueda ganarlas haciendo olvidar el pasado comunista de muchos de sus dirigentes. Un engaño, sí, pero de intenciones nobles, como suelen emplear los jesuitas.

Pero España no es Grecia y los comunistas españoles y sus amigos viajeros de IU no estaban dispuestos a interpretar el rol que les asignaba la obra de perdedores resignados para mayor gloria de Podemos y se empeñaron en converger. Los frikies de ayer eran la anhelada pareja de hoy. Podemos se resistía y, en parte, por eso no quería presentarse a las municipales. Pero la presión convergente era muy fuerte y pocas las razones para no hacerla: mismos principios, mismas ideas, afinidades electivas en ambas partes, pasados comunes, lazos de familia y hasta sentimentales. Imposible no converger. Y, al final, después de perder casi todo su electorado, parte importante de IU se desgajó del bloque "oficial" y se abrazó a Podemos con el abrazo del oso... moribundo. 

La otra parte, con más bronca interna que nunca, decidió concurrir por su cuenta pero dejando claro que lo que anhelaba era la convergencia para construir la alternativa de la verdadera izquierda transformadora que substituirá al neoliberalismo rampante y su valet de chambre, la socialdemocracia traidora. Podemos responde que nadie quiere una unidad de la izquierda sino una unidad popular, que es lo mismo pero no es lo mismo, etc., etc., o nueva muestra de enrevesado jesuitismo de estas nuevas gentes no tan nuevas.

Al final, el panorama de las municipales queda como el cubo de Rubik manejado por un mandril: en unas ciudades Podemos va a las municipales en confluencia con Ganemos, con o sin adhesiones de IU; en otras va en alianza con IU sin Ganemos ni perdamos. ¿Por qué en unos sitios se converge y en otros, no? Nadie lo sabe y, menos que nadie, los famosos círculos de los que los jefes hablan pero jamás convocan si no es para expulsarlos en masa, como acaba de suceder en una provincia de Andalucía. 

Una IU arrastrada por el carro del vencedor como Aquiles arrastraba el cadáver de Héctor habla ahora de "arrogancia" de Podemos. La que ella tuvo cuando pudo ejercerla y con el aplauso de todos los mutantes de IU, que después de vivir la dolce vita en la organización, habiéndose pasado de carro en mitad de la carrera , ejercen ahora de furibundos conversos en contra de sus antiguos camaradas de toda la vida y, sobre todo, de los observadores críticos que ponen de relieve estos tejemanejes y, en el colmo de la impudicia, se los toman un poco a risa.

No es para menos. Como va viéndose poco a poco. La arrogancia de Podemos puede convertirse en llanto y crujir de dientes en las próximas elecciones de mayo si llegan a ellas. Tres motivos, entre otros, parecen explicativos aquí. Palinuro los enuncia y promete desarrollarlos en sucesivas entregas de este pintoresco culebrón:

1º) Enfrentamientos internos entre el grupo mayoritario (bolche) y el minoritario (menche). Los "menches" son los aguerridos trostkistas de siempre de Izquierda Anticapitalista, verdadero pilar de Podemos y, al mismo tiempo su carcoma, como tiene por costumbre y ya está demostrando.

2º) Descenso de la valoración popular después de una sobreexposición mediática de los líderes que, además de producir hartazgo generalizado, ha puesto de manifiesto sus carencias de todo tipo. Pregunten en dónde están los aclamados académicos que no ha mucho respaldaban las más verbeneras propuestas de Podemos.

3º) Por curioso que pueda parecer, la aparición de Ciudadanos, además de letal para UPyD y muy peligrosa para el PP, también lo es para Podemos, a quien viene a arrebatar un buen pellizco del voto de los ni-nis de izquierda y derecha, como se ha probado en Andalucía. La respuesta crispada de Podemos es sintómatica. En un alarde de ingenio, Pablo Iglesias dice que hay que diferenciar el cambio (el suyo) del recambio (el de C's). Con la misma razón, o más, puede decírsele a él que hay que diferenciar entre el  cambio (IU)  y el recambio (Podemos).

A todo esto es casi milagroso cómo el resultado final de este confuso guirigay de pocos vuelos, esta turbamulta de quítate tú para que me ponga yo, deja incólume y en buena perspectiva al único partido de izquierda, el PSOE, al que todos los demás quieren destruir, el PP, IU y Podemos

Si lo hacen a propósito no les sale mejor.

(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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