jueves, 16 de abril de 2015

Esos chicos tan listos de 'Podemos' / José Apezarena *

El reducido grupo de personas que protagonizaron el lanzamiento de Podemos ofrecieron, de entrada una imagen en buena medida impactante y novedosa, por sus perfiles personales, modos de expresarse, mensajes, comportamientos individuales...

La pareja formada por Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, invitados habituales en los programas de televisión, con su aire de jóvenes profesores universitarios, su crítica radical al sistema y a los viejos políticos, junto con un lenguaje cercano que sintonizaba con la gente, adquirió muy pronto notoriedad y hasta un cierto prestigio. Se les empezó a escuchar con atención creciente.

A ellos se fueron sumando también otros personajes con un perfil humano parecido: los Errejón, Bescansa, Alegre... e incluso los disidentes de Izquierda Anticapitalista como Echenique y Teresa Rodríguez, hasta formar un conjunto bastante interesante.

En aquellos meses iniciales, de presentación y lanzamiento, su condición de profesores universitarios, de estudiosos de la ciencia política, junto con la impresión de que tenían sintonía con los problemas de la gente porque estaban chequeándola día a día en calles y plazas, más el aporte de la imbricación en las redes sociales, concedió a sus análisis y veredictos el marchamo de lo bien fundado y hasta fiable.

Han pasado los meses, concurrieron con éxito a las elecciones europeas y lograron cinco diputados, y después llegaron las andaluzas. Aquí ya, los de Podemos cometieron un error: creerse las encuestas y presumir de ellas. El veredicto de las urnas, los 15 escaños conseguidos, que en sí mismos constituyen una auténtica hazaña, sin embargo han dejado el sabor amargo del fracaso precisamente porque no cumplieron las expectativas.

En efecto, los cerebros de Podemos sugirieron que iban a disputar la mayoría a los socialistas, en reñido tú a tú, y en realidad han quedado como tercera fuerza y muy lejos de la cabeza. Ni siquiera son la llave de la gobernabilidad de Andalucía. Lo dicho, un buen resultado se ha convertido en decepción.

Y ahora llegan las municipales y autonómicas de mayo, para las que, por cierto, Podemos aún no tiene redactado el programa electoral. Y ante las que tampoco saben qué van a hacer después de los comicios, cuando llegue la hora de formar mayorías y de negociar coaliciones con otras fuerzas. Un reto que se ha convertido en jeroglífico endemoniado, porque en pueblos, capitales y autonomías están surgiendo corrientes que no acatan del todo la disciplina de la dirección nacional.

¿Qué le está ocurriendo a Podemos? Que les ha llegado la hora de la política real. El momento de decidir estrategias, de anunciar medidas, y de dirigir una organización de ámbito nacional en la que han de compaginar el inicial asamblearismo, la democracia de base, con la coordinación y la eficacia. Y el mensaje único.

Los líderes de Podemos, que se supone que han estudiado durante años las teorías políticas, sobre las que han dado clase y hasta investigado y publicado libros, se enfrentan a una coyuntura que desconocen: la aplicación práctica de esos presuntos saberes a la política real y concreta. Una asignatura pendiente, que aún han de aprobar.

Así que ha llegado el momento de comprobar si son tan listos como dieron a entender. Y de ver si tienen cuajo y carácter para chapotear en la política de verdad.

 (*) Periodista y editor de www.elconfidencialdigital.com

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