Pues sí, señor, ha acabado siendo el tema de nuestro tiempo. En el
último barómetro del CIS ya ocupaba el segundo puesto en el orden de
preocupación ciudadana solo por detrás del paro. Bien es cierto que muy
por detrás. Al fin y al cabo, esto es España, país acostumbrado a un
grado alto de corrupción. Pregunten por ahí a la gente si conoce
personalmente a alguien que haya trincado. Seguro que sale un montón de
mendas.
El gobierno, sin ir más lejos, conoce a 704, pero no suelta
prenda por razones obvias, porque muchos serán amigos suyos, si es que
no son ellos mismos, que todo es posible en Madrid, ciudad sin mucha
ley. Sobre todo después de veinte años de gobiernos neoliberales para
los que las leyes suelen ser inútiles trabas burocráticas a la
prosperidad de la libre empresa.
O
sea, la corrupción como resultado de la acción mancomunada de un
capital especulativo desaforado y unas autoridades complacientes a fuer
de cómplices.
Estos jóvenes osados de Pandora Box
han rodado un documental sobre la corrupción que, tras hacerlo hoy en
la Universidad Carlos III, proyectan mañana en la cineteca del Matadero
de Madrid, ese extraordinario recinto en donde antaño se sacrificaban
las reses a miles y hoy se cultivan con refinado gusto las más variadas
artes.
El documental contiene denuncias concretas de víctimas de la corrupción y aportaciones teóricas de autoridades y expert@s
para ilustrarnos sobre el fenómeno. Luego parece que habrá un coloquio
en el que me toca participar junto a Beatriz Talegón, cuya ardorosa
defensa de causas justas siempre me impresiona. Lo llaman docuforum y en él intervendrán tambien los directores del documental. Promete.
Lo anuncio por si alguien quiere ir. La entrada cuesta 3,5€.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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