La Región de Murcia ya tiene una nueva
Ley del Suelo. Habrá quien piense que es una buena noticia; otros,
quizás estén valorando en qué se afectan sus intereses, y los demás, la
mayoría de la ciudadanía, no sabrá de su existencia.
Este podría
ser el resumen del final de la tramitación de una Ley de Ordenación
Territorial y Urbanística de la Región de Murcia, comúnmente llamada Ley
del Suelo. En este caso, una ley sin suelo que la sostenga, una ley
legítima en el juego de la legalidad parlamentaria, pero ilegítima ante
la ausencia de consenso político, ilegítima por el atropello a la
separación de poderes y por el desprecio a todos aquellos interlocutores
que han sido obviados en el proceso de elaboración de la misma.
Es
esta una regulación que, más allá de la reflexión que haré a
continuación, tiene gran importancia para la vida de los ciudadanos,
gran importancia para un mejor desarrollo de nuestras ciudades y
pueblos, gran importancia para que hubiéramos aprovechado la oportunidad
de corregir los errores y excesos del pasado con un debate riguroso y
sereno, que por desgracia no ha existido; una normativa que seguramente
precisa la Región de Murcia para su desarrollo social y económico, pero
no de esta manera ni con este contenido.
Al contrario de lo que
sería el mínimo sentido común, esta ley, aprobada con calzador y con la
más absoluta deslealtad a los grupos de la oposición en la Asamblea
Regional, no responde a ese interés general que debiera poner las bases
para un crecimiento de nuestro territorio sostenible y respetuoso con el
medio ambiente; más bien responde a las necesidades de determinados
grupos de presión, que con la complicidad de un Partido Popular
desenfrenado por el riesgo de pérdida del Gobierno en las próximas
elecciones autonómicas ha actuado por virtud del legítimo rodillo
absolutista del que goza, por encima de todo, de las ciudades, de los
ciudadanos y de la misma democracia parlamentaria.
Dicho esto, el
nuevo consejero les ha venido a la medida. Tras haber dejado al
municipio de La Unión con un palmo de narices con la regeneración de la
Bahía de Portmán, ha llegado a la responsabilidad de Fomento, Obras
Públicas y Ordenación del Territorio para arrasar con lo que en cuatro
años ninguno de sus predecesores se atrevió.
Que hay que seguir
gestionando el desastre del transporte público a espaldas de los
ciudadanos, pues se hace; que hay que dar el salto mortal del tremendo
engaño de la llegada del AVE a la ciudad de Murcia, pues se hace; que
hay que aprobar una nueva Ley del Suelo sin consenso político y por las
bravas, pues se hace. Ancha es Castilla. Y no conforme con eso, utiliza
el cauce de un servil Grupo Parlamentario Popular para venir a ponerse
una medalla robada al Parlamento, y reconocer públicamente que los
redactores de la ley habían sido los empleados públicos de su
consejería. Simplemente vergonzoso y claramente irregular.
Sin
consulta a los municipios de la Región, se vuelve a poner presión
urbanística a los suelos no urbanizables o a los espacios naturales, se
fomentan las llamadas actuaciones de interés regional para vaya usted a
saber qué interés particular beneficiar, se agilizan presuntamente los
trámites de licencias municipales sin compensar económicamente a los
Ayuntamientos, no se establece ni un mínimo criterio relativo al
objetivo de sostenibilidad o cohesión territorial que una norma como
esta debiera tener. Estas son las marcas de esta ley a la medida de unos
pocos.
Soy un firme convencido de que la coherencia y el respeto
como principios generales de actuación en cualquier ámbito de la vida,
combinados con el paso del tiempo, terminan por poner a cada uno en su
sitio. Esta forma de proceder caciquil, desleal e irrespetuosa con todo
aquel que representa una posición contraria tendrá respuesta el próximo
24 de mayo con un cambio político, el cambio político que quieren los
ciudadanos de la Región de Murcia, un cambio político en el que verá la
luz una nueva Ley del Suelo sin imposiciones, participada por todos y
para servir al interés general.
(*) Abogado y portavoz adjunto del PSRM en la Asamblea Regional
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