lunes, 13 de abril de 2015

La izquierda imposible / Ángel Montiel

La izquierda ha fracasado en su intento de ofrecer, en los principales municipios de la Región (Santomera es la excepcional guinda), una candidatura única de las distintas fuerzas que la componen. El exponente que mejor permite entender la imposibilidad del acuerdo es el de la capital murciana, donde ya se había formalizado una lista de convergencia a través de un proceso de primarias. 

El efecto de la disolución permite observar las causas en las propias reacciones de muchos de los protagonistas, que aparecen distribuidos en tres estados: los que muestran perplejidad, los que manifiestan alivio y los que recurren al viejo determinismo de una fatalidad supuestamente inherente a ese estrato, lo cual restaría importancia a las voluntades individuales. 

Sin desarrollarlas por hoy demasiado ahí van unas notas que tal vez sean útiles para entender lo que les ha pasado.

1. Se han engañado conscientemente a sí mismos al presentar como un proceso de ‘convergencia ciudadana’ lo que en la práctica no era más que un acuerdo entre partidos políticos. El eufemismo les ha estallado en las manos.

2. Las elecciones primarias constituyen una fórmula insoslayable para desarrollar la democracia interna en cada uno de los partidos, pero resultan extravagantes para conformar coaliciones, pues cada una de las siglas cuenta con un número distinto de militantes y simpatizantes, de modo que el resultado obedecerá necesariamente a la correlación de fuerzas y frustrará a las de menor inserción. Si por esta evidencia se introdujera cualquier mecanismo corrector se modificaría la voluntad mayoritaria.

3. Un error principal consiste en intentar conformar una coalición de izquierdas en que algunos de sus integrantes rehúyen esa ubicación mientras otros la reivindican como gancho fundamental. Y donde Podemos quiere estar sin estar e IU no puede renunciar a expresar visibilidad.

4. Otro no menor reside en equiparar a grupos como Equo o Clias, sustentados exclusivamente por sus propios aparatos, con formaciones con estructura radial y eco en las encuestas como IU o Podemos. En la práctica, aquéllos sirven para legitimar falsas coaliciones a cambio de exigir una cuota.

5. Por no hablar del curioso experimento de que IU y Podemos compartan candidatura en las municipales y compitan ante ese mismo electorado convergente en las autonómicas.

6. Por si fuera poco, todos estos intentos de concentración electoral han dado lugar a denominaciones nuevas y logos improvisados que ya se prestan a la parodia por el agotamiento de las conjugaciones verbales, lo que supone un derroche de la imagen de las marcas y una aproximación al amateurismo de las candidaturas independientes locales. En definitiva, casi se diría que pretenden conducir al despiste a una gran parte del electorado, el que está poco atento a matices y sutilezas que tan sustantivos son para los dirigentes de la izquierda.

7. Cuestión básica en que se fundamenta la imposibilidad es que IU y Podemos no son proyectos convergentes sino competitivos. Sólo puede unirles el deseo común de desalojar al PP del poder, pero ni un paso más allá. Podemos aspira a engullir a IU o a que ésta se mantenga de manera residual para que contribuya a su imagen de centralidad, mientras IU pretende sobrevivir en este trance aupándose al tirón electoral de Podemos. Por su parte, Equo es un banderín ecologista que ya pasó sin éxito su prueba electoral y cuyos fundamentos están más que asumidos por los partidos principales, mientras Clias es una plataforma para el trasvase de cuadros desde el PSOE a IU. Por unas u otras motivaciones, las coincidencias pueden ser tácticas, pero no estratégicas.

8. La incompatibilidad de los dos grupos principales se acentúa si se atiende a que IU sufrió el rechazo del 15M, de donde en parte surgió Podemos. Es muy probable que los líderes de éstos votaran en otras etapas a IU, pero es obvio que nunca se decidieron a participar activamente en esa organización. Si en la otra acera es perceptible el traspaso de militantes desde el PP a Ciudadanos, desde IU a Podemos apenas hay fugas. Esto no es causal, sino que habla de la distinta naturaleza de ambas formaciones por mucho que las percepciones a groso modo no lo hagan tan evidente. IU es, para Podemos, la ‘vieja izquierda’, un reminiscente PCE, mientras el nuevo partido se considera liberado de estigmas y decidido a reconstruir la socialdemocracia a costa de un perplejo PSOE. En la práctica, IU es un lastre para Podemos, pues la vocación del primero sería el ejercicio testimonial, en el que viene abundando desde la Transición, mientras el segundo tiene una meta clara: el poder.

9. Es bien expresivo que la ruptura de Podemos con la coalición electoral que ya había sido alcanzada en el municipio de Murcia se produzca, al margen de la letra de los comunicados, por el hecho de que como resultado de las primarias los primeros cuatro puestos de la lista pertenecieran a IU. En Podemos debieron concluir que no estaban ahí para trabajar para IU. Esto indica, por otro lado, que ese es el número aproximado de concejales, cuatro, a que aspiraba la marca conjunta Cambiemos Murcia, lo que denota escasa ambición si el propósito principal consistía en expulsar al PP.

10. A este respecto también se detecta un fenómeno del que tal vez Podemos haya tomado nota: la posible desmovilización de su propia militancia, que ha permitido que IU los rebasara con tanta contundencia en las primarias. Ahí tal vez sea apreciable el pulso entre las tendencias internas, y más llamativo aún es que en IU se impusiera la opción no oficialista. ¿Votó una parte del sector denominado Ahora Podemos al candidato no oficial de IU? Porque no se explica que si IU resolvió previamente unas primarias internas que dieron el triunfo a Sergio Ramos, el ganador final en las primarias para la candidatura municipal, en las que, a la vista está, se impuso la lógica de los partidos, resultara ser Nacho Tornel. 

¿Votaron los militantes de IU a dos personas distintas de su partido en dos elecciones consecutivas producidas a pocas semanas de distancia? La clave podría estar en el grupo minoritario de Podemos, que por otra parte se muestra dispuesto a seguir apoyando la coalición Cambiemos Murcia, que persiste sin Claro que Podemos (el sector oficial de este partido) y sin Equo. Y ahora sólo hace falta saber qué hará Podemos: probablemente registrar una nueva marca, aunque los más optimistas de uno y otro lado aún confían en recuperar el acuerdo. Imposible si se atiende a todo lo anterior.

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