martes, 3 de marzo de 2015

Lo que sería lo normal / Ángel Montiel

Si la corrupción no alcanzara también a los máximos dirigentes nacionales del PP, lo normal sería que desde Génova enviaran un cerrajero a la sede regional del partido. Lo normal es que suspendieran cautelarmente de militancia al presidente y al secretario general, sospechosos de supuesto enriquecimiento ilícito, y nombraran una gestora para hacerse cargo hasta después de las elecciones. 

Lo normal es que expulsaran del partido a Martínez Pujalte y exigieran la dimisión de Valcárcel del Parlamento Europeo y la de Miguel Ángel Cámara de la alcaldía de Murcia. 

Lo normal sería que destituyeran al delegado del Gobierno (¡cuádrense¡), Joaquín Bascuñana. Eso sería lo normal en una democracia sana y decente, y en un partido en el que los militantes contaran algo y no pagaran la cuota sólo para sufrir bochorno.
 
Sin embargo, a la vista está, lo normal es este mamoneo.

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