martes, 17 de marzo de 2015

Falta de respeto a los electores / Vera Mª Cubí

Conforme se van conociendo los precandidatos o candidatos en la Región de Murcia, una sensación de cierta frustración se va apoderando del sector del censo más pendiente de la evolución de las cosas. Y es que todo es menos fácil de lo que parece para una Región de Murcia en parámetros de hace 20 años y un futuro más que incierto por delante. El egoísmo de los electores exige verdaderos líderes para la ocasión, que no se ven por ninguna parte. O mucho se teme que cambiemos para más de lo mismo, acaso peor.

Si a la designación de Pedro Antonio Sánchez y José Ballesta siguió una profunda decepción en las filas del PP y aledaños, qué decir del comportamiento del tal Pedro López y la reacción subsiguiente del aparato del PSRM para colocar a sus peones en otras instituciones de mayores posibilidades que la Asamblea Regional. No obstante, necesitan una figura de pega para tirar de la lista y emboscarse los de siempre, mezclándose con independientes progresistas que no hayan sucumbido a 'Podemos', que no es el caso del infiltrado profesor Esteve, ex parlamentario socialista en la Asamblea Regional, y de su novia, Julia, quienes parecen regentar un 'consulting' para uso de las administraciones públicas, que da mucho juego y bastante jugo fácil, cuando ya no son tan 'mocitos'. 

En el PSRM vuelven los Retegui y los Oñate, unos chusqueros de la política regional, de la más recia casta, a encostrarse otros cuatro años para no tener que volver a la nómina de la Sanidad o la Enseñanza públicas. Sólo faltaba el jubilado Pedro Antonio Ríos si el rector José Orihuela (¿hijo de aquel buen procurador franquista murciano, Orihuela del Águila, por casualidad, y sobrino de la destacada falangista local, creo que aún viva en Madrid, Esperanza Orihuela? Porque eso sí que sería un puntazo, mucho más que ser hermano de Debla, la gran vicaria de la Asociación de la Empresa Familiar, la controlada en la distancia por el patrón de patrones, Albarracín, después de presidirla tantos años; casta pero de la buena y añeja) no se decide a dar el paso de liderar la candidatura socialista al Ayuntamiento de Murcia apadrinado por el 'cuñadisimo' Alberto Requena. Creo que se lo está pensando demasiado este matemático ya algo más conocido pero que ha cogido cierto pánico escénico intuyo por qué.

Los 'populares', dicen que a una, se han inclinado por un candidato de alto riesgo judicial para San Esteban a menos que lo arregle el buen amigo Pascual del Riquelme, que para eso ha sido ayudado desde Murcia y Madrid hasta alcanzar la presidencia del TSJ. Con el magistrado Enrique Quiñonero, no hay problema porque es hombre recompensado por el PP cuando la edad le impedía ya alcanzar una merecida cátedra de Derecho Civil. La incógnita es el magistrado Manuel Abadía por menos condicionado aunque muy bien emparentado con el negociante Trinitario Casanova, aquel que un día llamó, sin miedo, cobarde en público al entonces presidente, Ramón Luis Valcárcel, sin que éste se inmutase ante el 'gran señor de La Zerrichera'.

Luego está el problema de Ballesta y sus regulares visitas mensuales no incógnitas a la cafetería 'Tebas', de la familia Zambudio, la dueña de 'Televisión Murciana', se puede una imaginar a qué. Por no hablar de sus tiempos de vicerrector de Infraestructuras de la Universidad de Murcia, que le catapultaron al Rectorado para gran regocijo de contratistas de obras en el 'campus' de Espinardo. A don Pepe, del Ayuntamiento prefiere las contratas y las concesiones por ser de lo que mayormente entiende y tiene experiencia acumulada como ex consejero de Obras Públicas y anteriores cargos. Si llega, difícil lo veo, seguro que dejará huella.

También está lo de 'Izquierda Unida' que no quiere aparecer como tal en las papeletas y se embosca en 'Ganemos', un artificio para confundirse con 'Podemos' y refugiarse de la ira de los electores. La cosa es que aquí tenemos otra vez al señor Pujante y a la señora Herguedas, un maestro y una profesora de Secundaria con más años en la política que en su profesión docente o sea, también casta. Intentan sobrevivir a la hecatombe anunciada con imposturas para despistar a los votantes, con una especie de apostasía sobre las siglas del PCE y sucedáneos como IU-Verdes. (Continuará)

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