La palabra imputado ha desaparecido del diccionario por imperativo
legal. “Persona contra la que se dirige un proceso penal”, define la
RAE. Esto ya no existe, se puede borrar. Al Gobierno del PP no le gusta
la palabra imputado porque la ve demasiado imputativa. Y entre cambiar
la realidad que describe la palabra o cambiar la palabra misma ha optado
por esto último.
Pero la realidad sigue ahí, y hay que nombrarla de
alguna manera. Sabido es que el PP es una sociedad sin ánimo de lucro,
como Cáritas. Y también como la RAE. Y para el caso, el menda lerenda al
frente del Departamento de Neologismos ha rebuscado la palabra
investigado. A los que antes llamábamos imputados ahora hay que
denominarlos investigados. Investigar sugiere el intento de descifrar
indicios, mientras imputar viene a determinar su existencia. Una
rebajita conceptual.
Pero al querer evadir las peores connotaciones han acabado
perjudicando sus propios intereses. Bajan a los imputados a la condición
de investigados, pero a quienes ya estaban calificados como
investigados los elevan a la misma condición que aquéllos.
Ejemplo:
Hasta ahora distinguíamos en el caso Novo Carthago a imputados de
investigados. Bascuñana, Cerdá, Barreiro y Marqués eran imputados, y
Valcárcel, investigado. Ahora todos merecen la misma calificación, lo
cual es un dudoso favor a Valcárcel. Hasta ahora podía decir, y de hecho
dijo: “Yo no estoy imputado”, y así se diferenciaba de los que
formalmente lo estaban; tras la fusión conceptual, todos conviven en el
mismo saco.
Por si fuera poco, a partir de ahora en estos casos nos podemos
ahorrar otra palabra: presunto. Decíamos: “Imputado por presunto
cohecho”. En adelante no habrá inconveniente en escribir: “Investigado
por cohecho”, ya que no se califica al sujeto sino a la acción, que es
evidente.
Es lo que les pasa por meterse a nebrijas.
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