miércoles, 11 de marzo de 2015

El aeropuerto de Castellón, un remedo del de San Javier, vuelve a la vida

CASTELLÓN.- Ryanair ha desvelado ya las primeras rutas que ofrecerá desde el aeropuerto de Castellón. La compañía irlandesa conectará Castellón con Londres (operará en el aeropuerto de Stansted) y con Bristol. Los vuelos comenzarán en septiembre de 2015, aunque los billetes se podrán comprar a partir del jueves 12 de marzo.

La ruta con Londres se realizará tres veces por semana, mientras que con Bristol habrá dos vuelos semanales. Ryanair prevé trasportar 60.000 pasajeros al año desde Castellón y crear 60 puestos de trabajo.
El responsable de Ventas y Marketing de la compañía Ryanair, José Espartero, ha anunciado que los vuelos comenzarán el 15 de septiembre y que las tarifas serán desde 31,99 euros hasta el 10 de diciembre.
Espartero ha señalado que la ruta de Londres tendrá tres frecuencias semanales y empezará a partir del 15 de septiembre mientras que la de Bristol despegará un día después con dos frecuencias a la semana.
Por su parte, el presidente de la Diputación, Javier Moliner, ha asegurado que la línea Castellón-Londres es como "abrir el destino Castellón- el mundo pues permitirá cualquier intercambio desde el aeropuerto londinense".
El aeropuerto de Castellón, símbolo de la burbuja inmobiliaria y en el que ningún avión ha aterrizado durante cuatro años, recibirá así vuelos comerciales este año, algo que no sucede aún con otros aeródromos infrautilizados.
La compañía aérea irlandesa Ryanair ha anunciado este miércoles que volará desde este aeropuerto, situado a una decena de kilómetros de la costa mediterránea, a Bristol, en el suroeste de Inglaterra, y al aeropuerto de Londres Stansted desde el próximo mes de septiembre. Espera transportar hasta 18.000 pasajeros en 2015 y 61.000 en un año completo. Sin embargo, se necesitará más para llenar Castellón, que se construyó para acoger a dos millones de personas por año.
Las autoridades decidieron su construcción antes del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 y sus promotores lo justificaron por la necesidad de comunicarlo con un gigantesco conjunto de ocio, que nunca vio la luz. En cambio, está situado a solo una hora del aeropuerto de Valencia, que acogió a 4,6 millones de pasajeros en 2014 y no está al máximo de su capacidad.
Castellón habrá costado en total la friolera de 150 millones de euros, es decir, casi 160 millones de dólares, según los cálculos de la prensa. Entre su inauguración a bombo y platillo en marzo de 2011 y hasta finales de 2014, no ha podido recibir aviones por no contar con las autorizaciones necesarias.
Mientras tanto, la gestión del aeropuerto pasó a manos del grupo canadiense SNC-Lavalin, que ganó en mayo de 2014 una concesión por 20 años. Está en negociaciones "con otros actores del turismo, 'touroperadores' o compañías aéreas" para que vengan y aumenten el tráfico, dijo un portavoz.
En diciembre de 2014, obtuvo los permisos necesarios para el tráfico aéreo y recibió desde entonces un puñado de vuelos privados, así como de los clubes de fútbol de Primera División del Villarreal y del FC Barcelona. "Estas dos líneas directas marcan una etapa mayor en el desarrollo del aeropuerto de Castellón y también para todo el turismo en la región de Valencia", asegura el gestor canadiense en un comunicado.
Castellón no es un caso aislado en un país que se ha visto inmerso en un frenesí constructor en la última década y se ha dotado de una de las redes de transporte más importantes de Europa.
Otros aeropuertos nunca recibieron aviones o solo un puñado de vuelos, como el de Ciudad Real, a 200 kilómetros al sur de Madrid, cuya construcción costó 1.000 millones de euros. Ha sido puesto a la venta en varias ocasiones por menos de 100 millones de euros, pero sigue sin encontrar comprador.O el de Corvera, en Murcia, varios años construido y cerrado al tráfico aéreo por falta de permisos y un conflicto de la Comunidad Autónoma con la concesionaria 'Aeropuerto de Murcia S.A.', liderada por 'Sacyr', y otro con la Unión Europea por subvenciones encubiertas.
Por el de Huesca, en los Pirineos, solo pasaron 263 pasajeros en 2014. Fue construido a marchas forzadas en 2007 y desde hace varios años, la única actividad que registra es la relacionada con su mantenimiento.
Concebido para la temporada de esquí, la infraestructura de este aeropuerto, que costó 40 millones de euros, sufrió en sus carnes las quiebras de la compañía aérea local Pyrenair y de la escuela de pilotos china Top Fly. Y aquí, de nuevo, se trata de un aeródromo que se sitúa a menos de 100 kilómetros de otro aeropuerto, el de Zaragoza.
Sin ir hasta ese extremo, una quincena de aeropuertos pertenecientes al gestor español AENA, de un total de 46, tienen un tráfico anual inferior a los 100.000 pasajeros y no son rentables. El grupo espera a que la situación cambie con la reactivación económica de 2014, tras cinco años de recesión y de estancamiento y un número récord de 65 millones de turistas extranjeros. Los inversores creen en sus posibilidades y acudieron en masa a la introducción en la Bolsa del 49% de su capital en febrero.

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