jueves, 12 de marzo de 2015

Hacienda son ellos / Ángel Montiel

Un inspector de Hacienda de alto nivel me comentaba hace algunas semanas: “Miguel Ángel Cámara no ha sido investigado; ha sido inspeccionado”. La importancia del matiz se revela de inmediato. Una inspección se produce cuando Hacienda comprueba lo que tiene asiento físico, lo que consta aquí o allá. De esa inspección pueden derivarse contradicciones y perplejidades, pero todo queda en una simple constatación. 

Sin embargo, una investigación va más allá. Intenta explicar a qué se deben los desfases, los enriquecimientos sorprendentes, las causas reales de la peculiar administración del dinero, los motivos originales de los obsequios, las conexiones sutiles en el ámbito familiar o fuera de él, la existencia de testaferros, los vasos comunicantes entre las decisiones políticas y la prosperidad de quienes las toman o de su entorno, las vías hacia paraísos fiscales… Una investigación consiste en ir más allá de lo que registra el ordenador de Hacienda. 

En lo que se refiere al alcalde de Murcia se ha tratado de una inspección, como también en lo que afecta a Bascuñana, Berberena y otros, aunque respecto al exconcejal de Urbanismo los registros judiciales en su domicilio y oficinas, que curiosamente no han sido dictados para otros imputados en los diferentes casos, alcanzaron a identificar la tenencia de un patrimonio de arte y caprichos que supuestamente podría responder, en parte, a regalos impropios. 

Valcárcel, en cambio, sí ha sufrido una investigación, pues las pesquisas han ido más allá de lo oficialmente constatable, pero limitadas a indicaciones precisas del juez instructor. Hacienda ha investigado estrictamente unos muy determinados asuntos sobre los que el magistrado había adquirido sospecha. 

Es legítimo suponer, por tanto, que una investigación profunda sobre algunos de los tristes protagonistas de la actualidad depararía muchas más sorpresas que las que hasta ahora nos pasman. Como suele ocurrir siempre en estos casos, lo aflorado es tan sólo la punta del iceberg. Pero como medida preventiva, se han cargado al delegado de Hacienda. El mensaje es claro: el que se atreva a fisgonear está finiquitado.

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