martes, 17 de marzo de 2015

Rebajas en el euro, tipos de interés y más petróleo / Luis Alcaide *

La depreciación del euro frente al dólar es la primera consecuencia de la expansión monetaria, QE (elasticidad cuantitativa) puesta en ejecución por el BCE. Ya era hora que la UE, el único gran espacio a nivel mundial sin una política de tipos de cambio, corrigiese esta deficiencia. La inacción había conducido a una apreciación del euro frente al dólar en pleno estancamiento de la demanda interna; una apreciación que contribuía, al bajar los precios de los productos importados, a
alimentar la deflación.

Una carga adi­cional cada vez más pe­sada para los deu­do­res. La re­ciente y rá­pida de­pre­cia­ción del euro, casi un 25% desde el pa­sado mes de di­ciem­bre, con­firma el error de una fé­rrea dis­ci­plina mo­ne­taria e in­cluso fis­cal. La eco­nomía do­més­tica eu­ropea no re­mon­taba y uno de los ins­tru­mentos más efi­caces para pro­mover las ex­por­ta­ciones ju­gaba en con­tra. ti­rá­bamos pie­dras contra nuestro frágil te­jado.

En cual­quier caso, el ob­je­tivo úl­timo y fun­da­mental de la QE (1,1 bi­llones -trillions- de euros que en­trarán en el mer­cado para com­prar deuda pú­blica en manos de di­versas clases de te­ne­do­res) es re­lanzar la ac­ti­vidad en el seno de la UE. Una ins­tru­men­ta­ción no exenta de di­fi­cul­tades en la me­dida en que la pre­dis­po­si­ción de los te­ne­dores de deuda no es pre­ci­sa­mente la de des­pren­derse de ellos. Hay más de­manda que oferta, los pre­cios de los tí­tulos suben y su ren­di­miento, siempre opera en sen­tido con­tra­rio, baja.

Los tí­tulos de deuda ele­gi­bles para estas ope­ra­ciones de compra se están ne­go­ciando a in­tereses ne­ga­ti­vos. Los in­ver­sores lo re­tienen para evi­tarse perder di­nero. Su venta sólo puede obe­decer a ra­zones re­gu­la­to­rias, como no ven­derlas al BCE a cual­quier pre­cio, o es­pe­cu­la­ti­vas, vender hoy para re­com­prar mañana si los pre­cios de los tí­tulos bajan y su ren­ta­bi­lidad crece, aunque el BCE tiene un tope a la baja.

La realidad es que el BCE tiene el com­pro­miso de com­prar entre marzo y sep­tiembre de 2016 un total de 850MM de euros en la eu­ro­zona. Una can­tidad que equi­vale al 13% del total de bonos de la re­gión. Ahora bien, el Banco de Inglaterra, entre 2009 y 2012, compró hasta un 25% del stock de deuda emi­tida por el Tesoro bri­tá­nico.

La di­fe­ren­cia, como señala el Financial Times, es que en el caso del Reino Unido las ne­ce­si­dades de fi­nan­cia­ción para cu­brir los dé­ficit pre­su­pues­ta­rios si su­mi­nis­traban tí­tulos en can­ti­dades su­fi­cientes para que su co­ti­za­ción no se des­plo­mase. En la eu­ro­zona el valor de los emi­siones pre­vistas hasta sep­tiembre se es­tima en unos 413MM de eu­ros. Una brecha de 437MM frente a los 850MM de euros que el BCE pondrá en el mer­cado.

Bajan los tipos de in­te­rés
El ren­di­miento de los bonos es la mejor re­fe­ren­cia, lo que fa­vo­rece la fi­nan­cia­ción para em­presas y fa­mi­lias a la vez que com­pro­mete la ren­ta­bi­lidad de los ac­tivos fi­nan­cieros para aho­rra­dores e in­ver­so­res. El bono alemán a 10 años ofrece una ren­ta­bi­lidad del 0,31%. El bono ame­ri­cano al mismo plazo renta el 2,21%; la prima de riesgo en los EEUU es casi 100 puntos bá­sicos su­pe­rior a la es­pañola.

Si las cosas no se tuer­cen, la ac­ti­vidad puede estar a la vuelta de al­guna es­quina. Los aho­rros y pa­tri­mo­nios con­ser­vados en ins­tru­mentos fi­nan­cieros pueden con­ver­tirse en ac­tivos ex­pre­sados en forma de bienes y ser­vi­cios. Una sa­lu­dable re­com­po­si­ción. Entre tanto el menor coste de la deuda pú­blica es un alivio para las exi­gen­cias de re­cau­da­ción tri­bu­taria y la pros­crita aus­te­ri­dad. El ob­je­tivo no es fácil de al­canzar de­bido a que la cre­ciente de­sigualdad en la dis­tri­bu­ción de la renta de­ter­mina un mayor atrac­tivo de los ac­tivos lí­quidos y uno menor de los ac­tivos pro­duc­ti­vos.

En el ca­mino, aten­ción, sin em­bargo, a la ejem­pla­ridad de las dis­ci­plinas fis­cales que tienden a ol­vi­darse en épocas elec­to­ra­les. La be­ne­vo­lencia de la Comisión de Bruselas en la co­rrec­ción de los dé­ficit pre­su­pues­ta­rios de Francia e Italia no debe ha­cernos ol­vidar que en el es­pañol, en su re­la­ción con el PIB, es más ele­vado y que nues­tros acree­do­res, en su ma­yo­ría, son no re­si­den­tes.

Un con­ti­nuado dé­ficit pre­su­pues­tario mien­tras se man­tiene un marco ins­ti­tu­cional in­eficaz y des­pil­fa­rrador es un pe­li­groso le­gado para los go­biernos que salgan de las pró­ximas elec­cio­nes.

Los vientos ex­te­riores son todos de popa: euro más com­pe­ti­tivo, carga de in­tereses de la deuda ali­ge­rada, in­cen­tivos para acudir y ne­go­ciar cré­ditos y, ade­más, para mo­di­ficar la com­po­si­ción de los ac­ti­vos: menos pa­pe­li­tos, más fa­bricas y mas ser­vi­cios. El precio del pe­tróleo a la baja tam­bién em­puja a la nave de la re­cu­pe­ra­ción. No hay pers­pec­tivas de subidas en lo que se di­visa hasta la línea del ho­ri­zonte.

Las au­to­ri­dades de Arabia Saudita son ca­te­gó­ri­cas: pre­fe­rencia en man­tener su cuota ex­por­ta­dora en los mer­cados mun­dia­les, la co­ti­za­ción es im­por­tante pero se­cun­da­ria. Una po­lí­tica agre­siva de pre­cios es una clara señal de la de­ter­mi­na­ción saudí.

Varias ra­zo­nes, sus costes de pro­duc­ción son muy in­fe­riores a los de sus com­pe­ti­do­res. Sus re­servas de di­visas ga­ran­tizan li­quidez y ca­pa­cidad de com­pra, y fi­nal­mente está el auge de las ener­gías al­ter­na­ti­vas. No se trata tanto del frac­king como de las ener­gías eco­ló­gi­ca­mente com­pa­ti­bles. Huertos so­lares a gran es­cala que los for­mi­da­bles in­tereses creados tratan de restar im­por­tancia o de car­garles con el sam­be­nito de una subida de pre­cios.

Un cielo azul sobre El Retiro; una ex­ce­lente oca­sión para pre­gun­tarse por qué Alemania, con sus cielos en­ca­po­tados apuesta por la energía solar y por qué los go­biernos es­paño­les, en este caso el del PP, tam­bién po­dría ocu­rrir al re­vés, pre­tenden des­ba­ratar el inicio -pudo ser torpe- de una po­lí­tica ener­gé­tica ba­sada en fuentes de energía al­ter­na­ti­vas, re­no­va­bles y no con­ta­mi­nan­tes. Unas fuentes de energía en las que go­zamos de un ex­ce­lente ven­tajas com­pa­ra­ti­vas.

(*) Técnico comercial del Estado

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