El periodista soriano Jesús Cintora ya ejercía de perroflauta
de la izquierda para morder a la derecha en todas las tertulias donde
era invitado, o era contratado. Sus comentarios, siempre sectarios a
favor de la siniestra le auparon, hace dos años, a que le contrataran
como conductor del programa televisivo Las mañanas de cuatro. No fue
fichado por su independencia. No fue fichado por ser elegante con los
demás tertulianos. No. Paolo Vasile, lo contrató porque en esas fechas
necesitaba a un doberman para que la derecha le temiera.
Ocurre
que el bipartidismo reinante en España durante casi cuarenta años se ha
ido al carajo. De supuestos movimientos asamblearios tras las
manifestaciones de descontentos en la Puerta del Sol un 15-M ha surgido
un partido, Podemos, que aupado en tertulias televisivas ha cosechado
millones de votos de cabreados, votos de desilusionados. Y eran tantos
los antiguos votantes de ese bipartidismo que estaban dispuestos a
llevar a Pablo Iglesias a la Moncloa que el Poder, el verdadero Poder
que gobierna España, ha dicho basta. Sí, ese poder que tiene planificado
un dos mil dieciséis con un gobierno de salvación PP-Psoe, con Soraya y
Susana, que no con Mariano y Pedro.
El
Poder, los del Ibex y ese club formado por Felipe González, Juan Luis
Cebrián, César Alierta y Soraya Sáenz de Santamaría, ya han diseñado el
puzzle y dado instrucciones para que los medios informativos
domesticados, los del papel y televisión, le ayuden en la jugada. Y
claro, el acercamiento de algunos conductores y tertulianos, como
Cintora, al partido de Podemos había que frenarlo en seco. Aparte de
ordenar a los fontaneros, a los servicios secretos del Estado -de eso se
encarga Soraya- hurgar en las cloacas para enviar los dossier's a
medios agradecidos, a tertulianos agradecidos, a periodistas
agradecidos...
Pasado
este paréntesis de Semana Santa nos vamos a divertir porque nos queda
un resto de dos mil quince muy movido. Donde veremos como se meriendan,
poco a poco, a un Pedro Sánchez que trata de protegerse en Ferraz de sus
propios traidores. Donde veremos como el club González-Cebrián-Alierta- Soraya
entierra a Mariano Rajoy con la excusa de que es evidente su culpa en
la corrupción que ha sido el santo y seña de Génova desde que José María
Aznar sucedió a Manuel Fraga Iribarne. Jesús Cintora no será el único
perroflauta caído en desgracia. Que no.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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