martes, 24 de febrero de 2015

Los regantes murcianos contra la casta / Franki Béjar

El viernes nos desayunábamos con unas declaraciones del presidente de uno de los sindicatos de regantes de Murcia, don José Manuel Claver, en el más puro estilo caciquil años cincuenta, diciéndole a los regantes, por eliminación, a quién tienen que votar en las próximas elecciones: «Los regantes sabemos a quién no tenemos que votar», afirmaba el prohombre, erigiéndose en voz y voluntad de toda la comunidad de regantes de la región y quién sabe si del universo mundo. 

Estas declaraciones, precedidas de un posible desbordamiento del río Ebro y de las declaraciones de Podemos tanto en Murcia como en Aragón en contra de nuevas obras faraónicas que endeuden aún más a la gente (léase trasvases) situaban un marco mediático que el Partido Popular ha explotado en los últimos años con gran éxito, bien es cierto que más de público que de crítica. 

El Agua para Todos "misteriosamente desaparecido del frontispicio del Ayuntamiento de la capital desde que el Gobierno de la nación es también del Partido Popular" ha funcionado durante mucho tiempo como la coartada perfecta para cualquiera de los muchos desmanes de nuestros populares gobernantes. Que Murcia es una de las regiones con más paro de nuestro país: Agua para Todos. Que los índices de desigualdad y de pobreza crecen aquí más que en ninguna otra región de Europa: Agua para Todos. Que estamos a la cola en niveles educativos y a la cabeza en casos de corrupción: Agua para Todos. Y así sucesivamente. 

No hay un solo indicador socioeconómico que aproxime a nuestra región a las medias nacionales. Muy al contrario, la gran mayoría de ellos nos sitúan siempre en los últimos puestos de todos los rankings. Pero hasta hace poco no importaba lo mal que pudiera haberlo hecho el Gobierno del Partido Popular. El Agua para Todos era el abracadabra electoral capaz de convertir la pésima gestión de nuestros políticos en una suerte de teoría conspiranoica en la que el origen de todos los males de Murcia era el déficit hídrico y la solución a todos ellos el agua. Aragón, Zapatero, España y el curso de los ríos que van a dar en la mar, que es el morir, se confabulaban contra Murcia. Eso estaba más claro que el agua, que el Agua para Todos. Pero le ganamos las elecciones a Zapatero. Llegó Rajoy al poder. Y el Agua para Todos se ha quedado en los pequeños hilillos de un decreto de sequía que no solo no era para todos sino que no satisface a nadie.

El señor José Manuel Claver, ese que dice: «Los regantes sabemos a quién no tenemos que votar», no es un regante. Si lo fuera, su afirmación sería igualmente falaz y tendenciosa, pero es que resulta que, para más inri, no lo es. El hombre es abogado y miembro del cuerpo jurídico militar en la reserva. Y es, además, y sobre todo, hombre de confianza de Luis del Rivero, presidente de Sacyr Vallehermoso hasta 2011. De modo que ese hombre que se arroga el derecho de hablar y casi hasta de votar por todos los regantes, no solo no es un regante sino que está, en realidad, en estrecha relación con la empresa que, casualmente, ha participado en la construcción del aeropuerto sin aviones de Corvera y la autopista sin coches Cartagena-Vera. Con lo cual no es de extrañar que, en una última vuelta de tuerca, hayan estado vendiéndoles a los regantes murcianos, a los regantes de verdad, la moto de un trasvase sin trasvase.

Parecerá, después de todo lo expuesto aquí, que este artículo intenta refutar las palabras del abogado Claver. Sin embargo, es justo al revés. Uno no puede sino estar de acuerdo con ellas. A día de hoy, los regantes saben muy bien qué partido político les ha engañado. Saben muy bien qué partido político les prometió un trasvase que nunca tuvo intención de construir. Saben muy bien qué partido político ha utilizado sus necesidades y sus esperanzas para conseguir votos y, una vez conseguidos los votos, ha tirado esas esperanzas y esas necesidades al fondo de su particular pozo de promesas incumplidas. Tiene usted razón, señor Claver, abogado Claver, a día de hoy los regantes murcianos saben muy bien a qué partido político no tienen que votarle.

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