sábado, 10 de enero de 2015

El inventario nacional de urgente actualización / Ángel Tomás *

Las sucesivas crisis nacionales junto a la influencia de las originadas en el exterior, los desequilibrios internos, los errores cometidos en la dirección de la política económica sin analizar previamente las distintas opciones económicas, de las que disponemos sin ninguna duda, no han servido para aprender a evitar los errores cometidos por los responsables en la toma de decisiones estructurales y de los objetivos a alcanzar. No es cuestión de poner demasiado lejos las ambiciones políticas, es imprescindible analizar en profundidad las alternativas reales de que disponemos antes de planificar y establecer jurídicamente las estructuras por la que se regirá, dentro de lo posible, la economía nacional, con el fin último de conseguir un PIB equiparable a los de los países de nuestro entorno, una renta per-cápita digna y un bienestar social sostenible.

Los españoles deberíamos meditar y prepararnos para un siempre posible estallido de una economía lanzada al crecimiento desmedido. Aún estamos sufriendo la aparición de la actual crisis a finales del 2007, provocada principalmente por la especulación y el crecimiento excesivo del sector inmobiliario. Falló la estructura, sus controles y la toma rápida de decisiones, nos olvidamos todos, y en especial la dirección política, de la ciencia económica y de los esquemas teóricos imprescindibles.

España, integrada por diecisiete comunidades Autónomas, poseedoras de una riqueza diferente y complementarias entre sí, con regulaciones jurídicas en muchos casos contradictorias y nocivas, necesita más que nunca el estudio profundo de las "riquezas" por sectores, su cohesión armónica y la rentabilidad de los mismos. Si entendemos por riqueza "el valor del conjunto de bienes y servicios de que dispone cada autonomía y como consecuencia la nacional", es necesario inventariarlos y valorarlos al precio de reposición para poder homogeneizarlos, apoyando su estudio en la estructura de cada sector. Si contamos con una tabla input-output de suficiente perfección junto a análisis de flujos monetarios, y  los unimos a la riqueza de cada autonomía y como consecuencia a la nacional, obtendremos modelos más seguros y eficaces,  generando más renta y riqueza. No debemos olvidar al inventariar diferenciar la riqueza pública de la privada, necesario para una mejor dirección de la economía, ya que capitalizar los rendimientos de la riqueza  potenciando su crecimiento es la base del bienestar.

Al considerar los medios de producción y contrastar el costo de los mismos con su eficacia, es lo que indicará el nivel de acierto de nuestra economía, puesto que al capitalizar los rendimientos, si su coeficiente de utilización es bajo, la coyuntura actual exige otra estructura con grandes variaciones que produzcan ventajas y beneficios sostenibles mayores. Por tanto, valorar nuestra riqueza regional y nacional, nos dará una imagen real y necesaria de la economía, imprescindible para potenciar el desarrollo de forma armónica. Esto no será posible si no prescindimos de los individualismos e injustas exigencias de algunas autonomías, que olvidan el bien general y su deber de solidaridad. Actualizar el balance nacional y su clasificación de acuerdo, por ejemplo, con las teorías de Goldsmith, es un trabajo urgente y necesario, o la dirección de la economía carecerá de base y acumulará errores, sufrimientos y disminución armónica de nuestra relación con el exterior.

Si analizamos las distintas estimaciones llevadas a cabo sobre la riqueza nacional, tendremos que remontarnos históricamente a la aportación oficial que comprendía 1913-1935, el resto han sido esfuerzos privados como los del Banco Urquijo, Antonio de Miguel, Antonio Goicoechea o Manuel Fuentes Iruzozqui, aunque todos se refieren a la anteguerra. El legislador vuelve a prestar atención e importancia en la exposición de motivos de la Orden Ministerial de 25 de abril de 1944, en la que expresaba la necesidad del perfeccionamiento de los métodos de la intervención estatal en la economía, que requería conocer en todo momento aquellos datos fundamentales que han de servir de guía a toda política de dirección. Encontramos datos también, aunque incompletos, en el "Plan Económico y social para el periodo 1964-1967", sin embargo, el inventario que incluye es reducido y sin homogeneizar.

Siendo de imperiosa urgencia conocer las cifras de capital nacional, producciones, rentas e ingresos, congruentes con las necesidades de toda política económica, deberíamos de utilizar las grandes posibilidades que abre a la investigación la función de producción Cobb-Douglas, aplicable tanto al análisis de la economía nacional como al de las empresas. Dicha función no sólo  es básica a los efectos descriptivos de la estructura económica nacional, sino también a la programación de nuestro desarrollo, influido de forma decisiva por el avance tecnológico cada vez más acelerado y eficiente.

En 1968 se publicó una investigación, con motivo del cincuenta aniversario de la fundación de la Universidad Comercial de Deusto. El estudio, en cinco tomos, bajo la dirección técnica del Catedrático  de Estructura Económica Juan Velarde Fuertes, acompañado de un Comité de Dirección integrado por veintidós doctores, profesores, ingenieros, técnicos y licenciados, es un ejemplo a tener siempre presente por su profundidad, técnica y maestría. Debe servir de inspiración a los responsables del Estado, de las Autonomías y de los empresarios, como también me ha inspirado en la redacción de lo expresado en este artículo.

(*) Economista y empresario

No hay comentarios: