domingo, 7 de diciembre de 2014

El PP es superado por 'Podemos' en una encuesta, donde el PSOE resiste como puede a nivel nacional

MADRID.- Según un sondeo de Metroscopia para 'El País', Podemos tendría hoy una estimación de voto del 25%, superado por el 27% del PSOE y por encima del 20% que logra el PP.

El futuro lo conserva Podemos porque mantiene la tendencia a disputar la hegemonía política a PSOE y PP, consolidando su capacidad para hacer saltar por los aires lo que se conoce como bipartidismo. 
De hecho, en voto directo, es decir, sin cocina ni ponderación de ningún tipo de dato previo, Podemos sigue estando por delante, con el 18%, aunque en el anterior sondeo tuvo el 22,2%, en plena ebullición política a su favor.
Para conocer su evolución y la consolidación de sus posibilidades es preciso aún esperar la tendencia de futuras encuestas.
El panorama que dibuja la encuesta reparte casi de forma similar en tres partidos las posibilidades de ganar las elecciones. El PP, con un 20%, es el que más bajo está y presenta una trayectoria hacia la caída libre. El partido de Mariano Rajoy paga como ninguno el malestar ciudadano y, especialmente, el clima de corrupción. 
Está a más de 14 puntos de su voto en las generales de hace tres años, con tendencia a pasar de la mayoría absoluta a ser la tercera fuerza. Es el partido que más acusa el descrédito político y la desmovilización de los electores, que se traduce en una elevada abstención. El porcentaje de votantes del PP que dicen ahora que no votarán solo es compensado por el de ciudadanos que nunca iban a las urnas y ahora apoyarían a Podemos si mantiene esa movilización durante un año.
Ese dato tan negativo en este momento es, paradójicamente, la única fuente de esperanza del PP, porque no son votantes que se le hayan ido a otras opciones, sino que prefieren quedarse en casa. Convencerles o insuflarles el miedo por una eventual victoria de Podemos es su forma de recuperar ese terreno perdido. Rajoy había basado su éxito en la reforma fiscal y en la mejora de la economía, pero no hay noticia de ese efecto. Para que fuera así, deberían hacerse visibles tres factores: que la recuperación fuera real, que los ciudadanos la perciban y que, además, la atribuyan al mérito del Gobierno. Hoy por hoy esa percepción y esas tres condiciones no se transmiten en la encuesta, porque se mantiene el pesimismo ciudadano y porque pesan más otros factores, como el descrédito político.
 Y no parece percibirse el discurso de regeneración que intentó hacer en el Congreso al día siguiente el presidente del Gobierno.
No ayuda nada la imagen gastada de Rajoy. Ocho de cada 10 españoles desaprueban su gestión —el 79%— y solo un 19% le da un aprobado. Eso quiere decir que el disgusto o malestar de los votantes del PP con su líder es notable, lo que cuestiona su credibilidad y capacidad para convencer a esos electores para que salgan de la abstención decidida y acudan a las urnas. Soraya Sáenz de Santamaría mantiene también una valoración muy negativa, por debajo del resto de líderes. 
Por encima de todos ellos sigue en valoración positiva el Rey. En menos de tres años al frente de un Gobierno con mayoría absoluta y con un poder institucional que nunca antes había tenido nadie en democracia, Rajoy es ahora el líder político con peor valoración.
En el análisis de las tendencias globales, el PSOE resiste gracias a una mayor movilización de sus electores. El partido de Pedro Sánchez ha subido en fidelidad de voto del 35% al 49%, es decir, que ha logrado recuperar una parte del electorado que le abandonó antes. 
De hecho, en las generales de hace tres años, los socialistas tuvieron el 28,7% en voto válido y ahora la estimación es del 27,7%. No es el mejor dato de Sánchez, pero sí es superior al mes anterior y le permite mantener opciones de ser el más votado.
La estrategia de la dirección del PSOE es, precisamente, la de intentar recuperar los posibles votantes que le dieron la espalda en favor de la abstención y de Podemos. Confían en que el escrutinio a Podemos provocará la vuelta de esos electores que apoyan ahora a Iglesias, que cifran en un tercio.
El objetivo del PSOE son las elecciones municipales y autonómicas de mayo, en las que parte de un resultado tan pésimo en 2011 que cualquier avance podrá considerarse como un éxito. Aquellos comicios fueron los más desastrosos para los socialistas y no es probable que pueda bajar más aún. 
Hay una ligera recuperación de IU y UPyD, a falta de confirmación en los próximos meses. Alberto Garzón, futuro líder previsiblemente de IU, parte con una valoración positiva solo superada por Iglesias, aunque se le conoce mucho menos.
Por otra parte, casi tres de cada cuatro españoles cree que es necesario reformar la Constitución española, según un sondeo publicado este domingo, un día después del 36º aniversario de la Carta Magna.
Según los datos de la encuesta encargada por el diario 'La Razón', sólo un 17,3 por ciento de los encuestados considera que no es necesario realizar reformas en la Constitución, frente al 72,3 por ciento que ve necesario un cambio.
Por segmentos de edad, los ciudadanos entre 45 y 64 años los que más a favor están de este tipo de reforma, seguidos por los mayores de 65 años, con tasas de un 76,2 y un 75,8 por ciento, respectivamente.

El debate sobre la reforma constitucional se ha reavivado en los últimos años ante el auge de nuevas formaciones políticas como Podemos y los abundantes casos de corrupción que sacuden a los partidos tradicionales.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha reiterado que la Constitución podría reformarse aunque siempre con un objetivo concreto y con un amplio consenso, ante la insistencia del cambio por parte del principal partido de la oposición, el PSOE.
Pese a que la mayoría de los encuestados considera que hay que reformar el texto, un 74,8 por ciento admite que éste ha sido positivo para España, según la encuesta, realizada entre el 2 y el 5 de diciembre.
La mayoría de los encuestados prefiere mantener el actual modelo territorial de autonomías (un 37,6 por ciento), aunque con poco margen sobre los que considera que las autonomías deberían tener menos poder (33,1 por ciento) y el 20,7 por ciento de los que creen que deberían tener más.

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