viernes, 5 de diciembre de 2014

El empleado de una empresa del 'caso Líber' dice que el dueño quemó la contabilidad paralela

MURCIA.- El empleado de una de las empresas investigadas por un Juzgado en el conocido por caso Líber reveló al declarar como imputado que el dueño de la misma, poco antes de morir, quemó la contabilidad paralela, en la que se recogían las comisiones que entregaban a cargos públicos y funcionarios del ayuntamiento de Aledo.

Durante su declaración, M.M. reconoció un listado del que se incautaron los agentes de la Guardia Civil que practicaron un registro en la empresa en el que figuran un total de doce personas, todas ellas, del citado consistorio, a las que se enviaban cestas de Navidad.
Sobre este extremo, este trabajador apuntó que era el propio empresario, J.A.N., que falleció al poco de destaparse este caso de adjudicación de concursos presuntamente amañados, el que le decía el nombre de los destinatarios de las cestas.
A preguntas del juez de Instrucción que dirige las investigaciones, comentó que no podía explicar por qué recibían ese regalo hasta los auxiliares de policía "porque nunca estaba en contacto con estas personas y solo sabe que se hacían obras alli, en Aledo".
Tampoco supo explicar el motivo por el que a algunos sitios se enviaban cestas de 500 euros y otros de solo 80 euros, para añadir que era el propio empresario el que lo decidía, desconociendo el precio de las que se remitían, en concreto, al citado Ayuntamiento.
También a preguntas del magistrado respondió que creía recordar que la quema de la contabilidad paralela de la empresa por J.A.N. se produjo en octubre o noviembre de 2006.
Indicó igualmente que le preguntó a aquél el motivo por el que procedía a la destrucción de los documentos y que le contestó "que lo hacía porque había cosas de las que no se tenía que enterar nadie".
Durante el interrogatorio del fiscal, este imputado reconoció que algunas de las obras contenidas en los concursos de obra pública convocados por el ayuntamiento iban a ser adjudicadas a su empresa, pero que concurrían también otras dos, generalmente, subcontratista de esta, que se prestaban a ello para dar apariencia de que se cumplía con la legalidad.
Tras indicar que en un principio nunca pensó en la posibilidad de que los concursos estuvieran amañados, cuando tuvo sospecha de ello se lo comunicó al empresario fallecido, "pero que este le decía que hiciera lo que le mandaba, que para eso le estaba pagando".

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