Todavía no lo han entendido. Corrupción no es sólo llevarse la pasta.
Corrupción es, antes que nada, saltarse la legalidad, forzarla,
bordearla, manipularla o violarla para obtener un beneficio político
para el partido y para la correspondiente autoridad del partido.
En los casos Zerrichera, Novo Carthago, Umbra, Roblecillo… los jueces
investigan el retorcimiento de la ley para intervenir urbanísticamente
en espacios protegidos. Eso ya es un delito por sí solo, con
independencia de que existan plusvalías inconfesables.
Por tanto, no
valen los aires de “yo estoy limpio”. Aun si fuera así, lo evidente es
que quienes están para hacer guardar la ley han intentado burlarla. Para
obtener dinero o votos, da igual. Aunque lo habitual es que se trate de
ambas cosas.
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