domingo, 16 de noviembre de 2014

El Ayuntamiento de Murcia decreta dos días de luto oficial por la muerte del obispo Azagra


MURCIA.- El alcalde, Miguel Angel Cámara, manifestó este domingo su "profundo pesar" por el fallecimiento de Javier Azagra, quien durante 20 años fue obispo de la Diócesis pero, tras su renuncia, continuó siendo merecedor del cariño y respeto de los murcianos.


"Fue un obispo bueno y un buen obispo y una persona entrañable", dijo Cámara, quien decretó dos días de luto oficial en el municipio como señal de duelo por tan "enorme pérdida", según informaron fuentes municipales en un comunicado.
Las banderas del Ayuntamiento estarán, pues, a media asta lunes y martes.
Cámara recordó que Javier Azagra fue distinguido como Hijo Adoptivo de Murcia, el mayor reconocimiento que concede la ciudad a las personas que no habiendo nacido en el municipio se han hecho acreedores de la gratitud y el cariño de los murcianos.
"Este fue sin duda el caso de Azagra, nuestro obispo emérito, quien por su carácter bondadoso y cercano, su enorme amabilidad y sus innumerables cualidades humanas siempre será recordado por todos", señaló.
La alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, también ha expresado, en su nombre y en el de toda la Corporación Municipal, su pésame y condolencia al Obispado de Cartagena por el fallecimiento de monseñor Javier Azagra Labiano, Obispo Emérito e Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cartagena en 1995.
"El corazón navarro de Azagra también supo manifestar su predilección por los cartageneros y sus tradiciones. Así, siempre que le fue posible no dejó de venir a los actos del día grande de la patrona, el Viernes de Dolores, ni a las procesiones de Semana Santa, de las que fue pregonero en 1992", recuerdan fuentes del Ayuntamiento de Cartagena. 
Azagra también es considerado como el impulsor del nombramiento de Ciudad Santa y Año Jubilar 'in perpetuum' a Caravaca de la Cruz por parte de Juan Pablo II en 1998. Durante su apostolado se concedieron dos Años Jubilares diocesanos en 1981 y 1996, pero en enero de 1998 Azagra llegó al Santuario para dar a conocer la concesión del Vaticano. La ciudad le entregó poco después la distinción del Premio Todmir y fue nombrado Cofrade del Año en 2002.  

Azagra fue el prelado número 89


El primer obispo del siglo XX fue Tomás Bryan Livermore, nacido en Málaga de ascendencia irlandesa. Cursó estudios en Birminghan. Nombrado obispo en 1884, destacó por su celo apostólico durante la epidemia colérica de 1885. Restauró la Catedral de Murcia, muriendo en 1903.

Su sucesor fue Vicente Alonso y Salgado, que entró en Murcia en 1903, procedente de Astorga. Estaba en posesión de la Medalla de Oro de la ciudad de Murcia y coronó a las imágenes de la Virgen de la Caridad, en Cartagena; la de las Virtudes, en Villena; de Belén, en Almansa; y de las Maravillas, en Cehegín, así como la de la Fuensanta, en Murcia. Murió en octubre de 1931, sucediéndole Miguel de los Santos Díaz y Gómara, en 1935, que, al estallar la guerra civil, hubo de huir en barco, desde Alicante, a la Argentina. Retornó a Murcia, falleciendo en 1949, para dar paso a Ramón Sanahúja y Marcé, que procedía de Segorbe. Le sucedió Miguel Roca Cabanellas, en 1966, el cual tuvo como obispo auxiliar a quien le sucedería al pasar al arzobispado de Valencia: Javier Azagra Labiano. Roca Cabanellas falleció en accidente de tráfico.
Azagra estuvo en la diócesis más de veinticinco años, dando paso a Manuel Ureña Pastor, que fue el prelado número 90 de la misma y el último del siglo XX. En 2005 entró en escena Juan Antonio Reig Pla, tras ser nombrado Ureña Arzobispo de Zaragoza. Reig Pla, ha sido, hasta hace muy poco, el último responsable de la Diócesis de Cartagena, puesto que tuvo que abandonar tras su ardua polémica con el promotor de la UCAM, José Luis Mendoza, suscitada a raíz de la disputa por la titularidad de la universidad privada. Tras la marcha de Reig Pla a la Diócesis de Alcalá de Henares, en 2009, llegó el turno de José Manuel Lorca Planes.

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