lunes, 17 de noviembre de 2014

Más de un millar de fieles asisten en la Catedral a la misa exequial en sufragio del obispo Javier Azagra


MURCIA.- Más de un millar de personas asistieron esta tarde en la Santa Iglesia Catedral de Murcia a la misa exequial en sufragio del recién fallecido obispo emérito de Cartagena, Javier Azagra Labiano, concelebrada por más de dos centenares y medio de sacerdotes de la Diócesis junto al obispo, José Manuel Lorca Planes, dos arzobispos, Granada y Zaragoza, Francisco Javier Martínez y Manuel Ureña, y otros tres obispos: el de Alcalá, monseñor Juan Antonio Reig Plá; el de Vitoria, Miguel Asurmendi y el de Guadix-Baza, Ginés García.

Esos cientos de fieles llegados de toda la Diócesis han querido dar este lunes de noviembre el último adiós a su obispo durante 20 años, que falleció ayer domingo a los 91 tras unos meses de fuerte deterioro físico y psíquico. 
Sobre el féretro, situado encima de un túmulo funerario en el crucero, se ha colocado la casulla, la estola y el leccionario, símbolos del ministerio sacerdotal, así como la mitra y el báculo de obispo. 
Poco antes, las campanas del templo tañían en forma de duelo desde que el féretro cruzó en comitiva diocesana su puerta principal de la fachada, enfrentada al Palacio Episcopal y su capilla de Santiago, ocasionalmente ardiente, camino del altar mayor.
   Ante una Catedral de Murcia casi abarrotada, el obispo Lorca Planes, ex secretario personal del fallecido, ha ensalzado a continuación  la figura de Azagra, "el obispo del pueblo, de la calle, el obispo de Dios para todos, un pastor querido y respetado por todos", según sus palabras.
Lorca Planes dió las gracias a Azagra por entregarse todos los días "con sus ojos y sus brazos a todos los que llamaban a su puerta". 
"Fue un gran pastor que pasará a la historia de la Iglesia por su entrega a los demás", destacó en su homilía Lorca Planes, que definió a Azagra como un hombre "sencillo, alegre y que se entregó sin reservas a los demás".
El obispo recordó emocionado cómo Azagra vivió sus últimos años "reconciliado con la vejez" y "siempre con una sonrisa en los labios".
Aseguró que fue un "hombre que quería a Murcia", que tenía en los jóvenes su gran pasión y que "atendió con los ojos abiertos las necesidades de quienes a él acudían".
No quiso Lorca Planes perder la oportunidad de manifestar aquellas cosas por las que Azagra destacó: «alegre, confiado, entrañable, siempre con los brazos abiertos y la sonrisa en su rostro».
Don Javier pasa a la memoria histórica de nuestra Iglesia Diocesana como un gran pastor”. Así lo ha definido monseñor Lorca Planes durante la homilía eucarística, “porque no tenía ojos nada más que para la gente, predicar a Jesús, hablarles del amor de Dios, invitar a todos a oír una palabra de consuelo y de vida, una palabra que les confirmara en la fe”. Ha dicho también de él que fue un gran comunicador, sencillo, “el obispo de la gente” por su popularidad, pero sobre todo “un obispo de Dios para todos”.
“El Papa Francisco utiliza la imagen del pastor y nos ha pedido “oler a oveja”, aunque en el caso de don Javier, son las ovejas las que huelen a él, precisamente por estar cercano y atento para poder ofrecerles el alimento oportuno, el de la Palabra y el del Cuerpo y Sangre de Cristo”,
ha explicado el obispo, remarcando la profunda cercanía de monseñor Azagra, sobre todo con las personas más necesitadas, por los que más sufren.
“Tenemos el corazón roto pero lleno de esperanza porque creemos en la resurrección de los muertos, en la vida eterna”.
Así despedía Lorca Planes los restos mortales de Javier Azagra, que se trasladaron luego en procesión hasta la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, donde se les ha dado cristiana sepultura.

La Coral Discantus interpretó durante la Eucaristía más de una docena de piezas hasta emocionar a muchos de los presentes, entre ellos dos de los hermanos del difunto llegados desde Pamplona junto a sobrinos y sobrinos-nietos (hay dos seminaristas), que se entremezclaban con autoridades como los miembros del Gobierno autónomo y Asamblea Regional, el delegado del Gobierno de España, alcaldes de Murcia, Cartagena, Bullas y otras poblaciones de la Región, y el presidente de la Fundación San Antonio, propietaria de la Universidad Católica de Murcia (UCAM) erigida en su día como obra pontificia por don Javier Azagra.
Durante la celebración, por el canciller y secretario general de la Diócesis, Tomás Cascales, se leyeron sendos telegramas llegados desde el Vaticano, en el que el Nuncio apostólico en Madrid transmitió a sacerdotes diocesanos, familiares y fieles el pésame personal del Papa Francisco así como del secretario de Estado de la Santa Sede, monseñor Pietro Parolin, por quien llegó a ordenar presbíteros  en su larga vida a 147 sacerdotes y 15 religiosos. 
Antes de finalizar el solemne acto, que ha durado dos horas, los restos mortales de Azagra fueron inhumados en una fosa mortuaria de la parte inferior izquierda de la capilla catedralicia del Sagrado Corazón de Jesús entre un fuerte aplauso de todos los asistentes y rodeada su tumba por decenas de coronas de flores enviadas hoy mismo por diversos sectores católicos murcianos al Palacio Episcopal. 
Dos funerales están previstos el 1 y 2 de diciembre próximos en Murcia y Cartagena respectivamente. El primero en la Catedral de Santa María a las 19,30 horas y el segundo en la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de la ciudad departamental a la misma hora, según se anunció al finalizar la ceremonia. 

 

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