viernes, 10 de octubre de 2014

La víctima de Cala Cortina presentaba lesiones mortales anteriores a ser arrojada al mar

CARTAGENA/MADRID.- Los seis policías nacionales implicados presuntamente en la muerte de Diego Pérez Tomás, cuyo cadáver se halló flotando en Cala Cortina tras dos semanas desaparecido, han manifestado versiones contradictorias en lo que se refiere hacía qué dirección se fue la víctima cuando llegó a dicho lugar y "salió corriendo como un loco".

   Aunque todos reconocen que lo llevaron a la "guarida" y no a Comisaría, según se desprende de las conversaciones captadas por los micrófonos ocultos en los seis coches patrulla o 'zeta' de los agentes instalados el pasado mes de junio, las versiones sobre en qué dirección huyó no son similares.
   Igualmente, las lesiones que presentaba la víctima, faciales y craneales, "no son accidentales", sino todo lo contrario, puesto que hay rotura de las vértebras en la parte superior la columna. Además, cuando la víctima fue arrojada al mar ya era cadáver, por lo que existen indicios "racionales" de criminalidad.
El Juzgado de Instrucción nº 4de Cartagena que investiga la muerte violenta de Diego considera que, "lo más probable", es que fuese golpeado por alguno de los seis policías encarcelados el pasado miércoles por estos hechos, y que ése fuera el motivo del fallecimiento.
Esa consideración se contiene en el auto emitido el pasado miércoles, cuando se decretó prisión para los seis agentes detenidos por su implicación en el caso, y sobre el que se ha levantado ya el secreto de las actuaciones.
En el auto se indica que una vez que se produjo la muerte, "lo más probable es que se deshiciesen del cuerpo arrojándolo en la zona de Cala Cortina", una playa próxima a Cartagena.

La resolución judicial comenta que dicha conclusión apunta la totalidad del resultado de las diligencias instructoras realizadas hasta el momento, "de tal forma, que en el informe de autopsia se refleja que las lesiones faciales y craneales que presentaba la víctima son anteriores al momento de la muerte".
Y añade que los forenses han descartado que esas lesiones fueran producidas de manera accidental, como sostienen los policías, sino que tienen una raíz homicida, con lo que se concluye que "la víctima era ya cadáver cuando fue arrojada al mar".
El auto señala, así mismo, que aunque hay coincidencias en la versión facilitada por los seis policías sobre lo que ocurrió el día de la desaparición desde que acudieron a la vivienda del fallecido, llamados por éste, y en fechas posteriores, también han incurrido en contradicciones al prestar declaración.
Así, advierte que en un primer momento expusieron que al domicilio acudió una sola dotación policial, cuando un testigo protegido aseguró que fueron tres, los mismos que se supone que fueron vistos poco después en la zona en la que fue encontrado el cadáver.
La resolución del Juzgado se refiere también a una manifestación hecha por un testigo, que dijo haber visto aquella noche en las inmediaciones de la casa de Diego a los agentes y cómo uno de ellos le daba un golpe en la cara.
Igualmente, aseguró haber escuchado que un policía le preguntaba a otro si lo llevaban a la Comisaría, a lo que este le contestó que "no, lo llevamos a la guarida".
Para la magistrada que instruye las diligencias, con esa respuesta "pudiera hacer alusión a algún sitio apartado, sin trasiego de gente, y oculto, como pudiera ser en horario nocturno la playa de Cala Cortina".
El auto se refiere también al contenido de las grabaciones hechas por las cámaras de la Autoridad Portuaria de Cartagena y a las declaraciones hechas por funcionarios de ésta, que revelaron que aquella noche les extrañó la presencia de los tres coches policiales en la zona.

Diálogo para iniciados

Uno de los seis policías nacionales implicados presuntamente en la muerte de Diego, dijo a otro de los detenidos que no quería que le contaran que habían matado a alguien e igualmente que no quería detenidos.
Según una de las conversaciones, ocurrida meses después del crimen, cometido el 11 de marzo, uno de los implicados presuntamente dice a otro "no quiero detenidos", a lo que responde, "no quiero prisioneros, todos muertos".
Acto seguido le dice otro "hay un mar estupendo", a lo que contesta el segundo "el mar se lo bebe todo".
La conversación concluye diciéndole uno a otro: "No quiero que me contéis que habéis matado a alguien, es una cosa que no quiero saber", a lo que le contesta el otro policía: "no te preocupes, confía en el 'compi'".

Traslado a Cartagena

En otro orden de cosas, el inspector de la Unidad de Antidisturbios de la Policía Nacional conocida como Puma 10, cuyos agentes fueron agredidos en las Marchas de la Dignidad del pasado de 22 de marzo, ya no ejercerá estas funciones y será destinado a Cartagena, según han informado hoy fuentes sindicales.
   La Dirección de la Policía le ha explicado que ha sido relevado de sus funciones actuales porque no reúne las condiciones para ello, han indicado las mismas fuentes.
   Su última misión ha sido el dispositivo policial desplegado en el domicilio de la enferma contagiada de ébola y la concentración de animalistas para evitar el sacrificio del perro de la paciente. Allí, uno de los manifestantes se tiró al coche del furgón donde llevaban el cadáver del animal y resultó herido leve.
   Según ha publicado hoy el diario 'La Razón', el funcionario estaba molesto por el trato que se le ha proporcionado tras los incidentes de aquel día y estaría barajando la posibilidad de denunciar al departamento que dirige Ignacio Cosidó.
   Un portavoz del Sindicato Profesional de la Policía (SPP), al que pertenece este inspector, ha asegurado que están realicando gestiones con la Dirección de la Policía y probablemente el lunes mantendrán una reunión para acercar posturas. "La Administración parece que está dispuesta al diálogo y buscar solución ante esta situación", ha manifestado.

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