miércoles, 22 de octubre de 2014

La anomalía electoral murciana / Patricio Hernández *

Ahora que estamos haciendo cábalas sobre las próximas elecciones municipales y regionales de mayo del año próximo, y aprovechando un trabajo que estoy haciendo para el Foro Ciudadano, he revisado los resultados de todos los procesos electorales que se han celebrado en nuestro país desde que recuperamos la democracia. Y he vuelto a toparme con un hecho que no se valora adecuadamente por los analistas electorales y que se refiere a lo que llamo "anomalía electoral" de la Región de Murcia. 

Me refiero con ello a que es en nuestra región donde un partido -entre todos los que se presentan a elecciones en las diecisiete comunidades autónomas en España- ha obtenido el mayor porcentaje de voto y lo ha mantenido más tiempo, siendo tal la distancia con el segundo partido que en realidad podemos hablar de régimen monopartidista (o bipartidista muy imperfecto, asimétrico). Me refiero lógicamente al PP en la región. 

En todo tipo de elecciones, tomando por referencia los resultados en el ámbito de cada comunidad, y dejando fuera las plazas de Ceuta y Melilla, sólo se ha sobrepasado el listón del 60% de voto a un solo partido en cuatro ocasiones. Una fue el PSOE en Andalucía, en las Generales de 1982, una fecha emblemática, en las que obtuvo el 60,4% de los votos emitidos. Las otras tres han sido en la Región de Murcia: el mayor de todos los resultados de cualquier partido en cualquier comunidad lo obtuvo el PP en Murcia en las Generales de 2011, en las que llegó al 64,2% de los votos emitidos. Las otras fueron las Generales de 2008 (61,2%), y las Europeas de 2009 (61,5%), también por parte del PP. 

Estamos hablando de hace muy poco tiempo, de ayer mismo. Estos datos hay que colocarlos en el telón de fondo de una mayoría absoluta de 20 años en los gobiernos autonómicos sucesivos, que tampoco pasa en ningún otro sitio: en ninguna comunidad ha gobernado solo el PP u otro partido tan largo período de tiempo y continuadamente (o bien el período fue más corto o se gobernó con la ayuda de otros).

Por eso para cualquier análisis hay que tener en cuenta este hecho, el formidable rival que representa el PP en Murcia, no por su gestión (equivalente a una calamidad pública) sino por su arraigo electoral a través de una red clientelar tupida y una cierta predisposición histórica del electorado a "obedecer al amo", "amo" que además ha sabido colocar un discurso victimista de la misma matriz que cualquier nacionalismo para cohesionar un vasto sector de voto interclasista. 

Si a esto le añadimos que tenemos la peor ley electoral autonómica de todas las regiones, la que más artificiosamente y de forma más injusta y desequilibrada produce distorsión de la voluntad de los votantes, pues ya me contaréis si podemos seguir con el debate sobre cuantas candidaturas de la izquierda transformadora o, si se prefiere, del nuevo movimiento político de base ciudadanista hay que presentar a las elecciones regionales del año próximo. 

Si el objetivo es arrebatar al PP la mayoría absoluta, la respuesta solo puede ser una (es decir una sóla candidatura unitaria de confluencia ciudadana). Ahora bien, si lo que se quiere es mantenerse en la oposición y hacer un digno trabajo frente a cuatro años más de PP con mayoría absoluta, pues ya entonces podemos presentar dos o tres. Pero entonces la anomalía ya seremos nosotros mismos, que no nos enteramos de nada.

(*) Presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia

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