sábado, 11 de octubre de 2014

El tapado era Juan Carlos Ruíz / Vera Mª Cubí

Vuelvo al análisis frecuente de la realidad murciana por exigencia de los tiempos y porque un fin de etapa tan abrupto debe ser observado en todos sus detalles para que la Historia luego pueda hacer justicia en base a los datos, poco a poco destilados por el filtro intelectual de la reflexión cuasi permanente. 

Me instalo aquí por la generosidad y la petición de quien profesionalmente intuye que inauguramos un ciclo más que interesante y decisivo para los derroteros de la Región y cree que puedo ser útil por mis relaciones de cierto privilegio con el mundo político-administrativo de la Comunidad Autónoma y mi formación en Ciencias Políticas.

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Todo estaba atado. El tapado desde hace tiempo era Juan Carlos Ruíz y no Pedro Antonio Sánchez.  Por eso formó parte de una terna-test anunciada por Valcárcel, donde Juan Bernal no podía ser por falta de compromiso y conexión con el aparato del PP regional (jugó finalmente a la contra con Corvera) y el alcalde de Puerto Lumbreras era una especie de exoplaneta utilizado de tapadera para que nadie adivinara la verdadera operación puesto que estaba tocado por lo de su duplex y pronto eso se utilizaría para invalidarlo en el último minuto, tal como estaba previsto. Lo de Bernabé, alcalde de La Unión, nunca tuvo la más mínima virtualidad mientras lo de Garre formaba parte del guión para supuestas emergencias, dentro de una muy bien calculada transición para que nadie desde dentro levantara el pico de la alfombra antes de cuatro años a partir de abril de 2014.

Pero todo se alteró en base a las expectativas electorales antes de las elecciones europeas. Quien podía saberlo, como Ramón Luis Valcárcel, observó de cerca la súbita cristalización política del 25-M y la rapidez en la evolución del proceso. De ahí el no quemar del todo a Ruíz, que sí a Sánchez lógicamente, y la aparición del cortafuegos de Garre en espera de una reacción interna ante el cambio que, según las encuestas del CIS, no se ha producido y no se va a producir. De llegar a mayo de esta guisa, Valcárcel hará una lista encabezada por el telonero de Garre y dejará a Ruíz para una hipotética mejoría electoral más adelante, en espera de la incierta digestión bolivariana. Lo de Martínez-Pujalte de ofrecerse como candidato en un momento de cuasi arrebato de Garre, no pasó de ser una anécdota para reforzar a quien él maneja en temas económicos por ser lego.

Garre, el pobre, administra así como puede el desastre de la herencia valcarceliana, corrupción incluida. Y para muestra ahí tenemos el botón del AVE y el del aeropuerto de Corvera. El primero apenas cuesta dinero a los murcianos, lo paga el Estado y llegará, cuando llegue, no desde luego en 2015 ni soterrado, mientras el capricho de Valcárcel-Cámara para que Sánchez Carrillo se ponga las botas (está comprando todos los terrenos que puede alrededor de esta infraestructura todavía muerta) no es de factura porque terminará arruinando a la Comunidad Autónoma, algo que desde Madrid no se quiere.

Lo que viene demostrando además el ministro de Defensa, Morenés, es que el Ejército del Aire, con casi un siglo de arraigo en la Región (Los Alcázares, Alcantarilla, San Javier y Sierra Espuña, por ese orden), no está dispuesto a ponerlo fácil y el socialista Almunia desde Bruselas, ahora que se marcha de comisario de la Competencia, tampoco. Queda esperar a la nueva Comisión Europea y a los buenos oficios que pueda tener el eurodiputado por Murcia con Juncker y Cañete (a lo que diga Rajoy), amén de que el sustituto de Almunia lo vea claro tras leer los informes políticos al respecto que algún espontáneo le remita desde aquí para que no tenga la única versión de San Esteban.

Si llega el AVE será una forma de compensar la no apertura de Corvera en espera de ver como se le puede dar salida a una infraestructura de esa naturaleza (quizás la base de algun 'courrier' internacional de cara al Magreb y norte de África o un nodo de transporte aéreo de mercancías en la Península Ibérica ante el auge y crecimiento exponencial del e-commerce). Mientras tanto, la ministra Pastor, especie de secretaria de despacho de Rajoy, se afana casi sin presupuesto en ir licitando a toda prisa los tramos ferroviarios entre Monforte del Cid y Murcia para así tener algo que ofrecer en las secuencias electorales que se avecinan aunque sea sin soterrar las vías ni construir una nueva estación. 

Finalmente queda el tema de la corrupción. Ahí decide Valcárcel y Garre no debe entrar (aunque cabreado opinó sobre lo de Bascuñana) ni un ápice. La corrupción en el Gobierno regional es un todo que alcanzará a Valcárcel, y Cerdá, Marqués y Bascuñana son capataces del clan de Patiño a parte porcentual de lo que eventualmente se consiga o con regalías particulares en sus respectivas parcelas. Lo de Viudes en el puerto de Cartagena no tenía nada que ver con ésto porque actuaba por libre y así le ha ido (¿manos que no dais, qué esperais?), hasta ser sustituido por un nuevo capataz a las órdenes de Charo Cruz, nuestra particular Cristina Fernández de Kirchner, con la que parece suele aparecer ante proveedores de la Autoridad Portuaria. Hasta Gómez Fayrén se apartó de su amigo Adrián en el último minuto ante tal egoismo crematístico.

Sabedor de que poco futuro le queda al consejero-fiscal, Campos trata ahora de enmendarle la plana a Garre para ver si se sitúa mejor de cara a la elaboración de las listas, escuchando a quien presumiblente las confeccionará y ahora le necesita de puente con el fiscal superior para no terminar imputado ante el tino de ese abogado amigo de Campos, del que dice le odia (como la Oposición y algún que otro periodista no domesticado), para justificarse ante los suyos aunque alguien muy bien dirigido desde dentro del PP haya mordido en magro y no esté dispuesto a soltar la presa hasta levantarla para siempre del hemiciclo de Bruselas-Estrasburgo con un suplicatorio del Tribunal Supremo de España.

Si el expresidente fuese listo, que no lo parece, ya habría adivinado que la Judicatura y la Fiscalía verían mucho mejor a Campos en el cartel electoral frente a los de Podemos y de ahí lo radical de planteamientos del actual consejero de Fomento y su ir por libre respecto a Garre y los demás mientras Juan Carlos Ruíz toma distancia para no quemarse con los temas candentes a la par que destila aparentemente cierta eficacia con el Info, el Comercio y el Turismo en espera de que llegue su momento. Es hombre del largo plazo y de saber aguardar en silencio su turno desde su experiencia parlamentaria en Madrid y Cartagena. Aunque el fiscal-consejero no se lo va a poner fácil. Por primera vez, y ahora que se va, el presidente del TSJ, Martínez Moya, habla de acabar con la corrupción. ¿No será que el tercer poder está viendo su oportunidad de optar a los otros dos para salvaguardar el sistema de 1978? Tiempo no queda mucho, creo.

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